Ayuntamiento
de Coca. El Castillo. Visita al interior. Salida de Coca. Senda Ecológica.
Cruce del río Voltoya. El río Eresma. Camino de Villeguillo. El último pueblo
de Segovia. Llano de Olmedo. Aguasal. Olmedo. Visita de la ciudad. Un café en
Olmedo. Camino de Alcazarén.
El viajero llega a Coca,
y vuelve a la Plaza Mayor
buscando la iglesia parroquial. Pretende encontrar al cura párroco para que le
selle la credencial del Camino de Santiago. La iglesia está cerrada y también
la casa del párroco. Decide pasar al Ayuntamiento y buscar al Secretario. Sube
al primer piso y pregunta por él. Cuando se lo presentan, le comenta su deseo
de la certificación de paso por la localidad de Coca, por parte de la autoridad
municipal, ya que no ha podido encontrar al párroco. El Secretario le sella la
credencial y le comenta algunas anécdotas de otros peregrinos anteriores y de
ciudadanos de Coca que han hecho el Camino de Santiago.
Desde el Ayuntamiento se
dirige al Castillo. Antes de salir de Coca quiere ver su interior, que no pudo
visitar la vez anterior por lo avanzado de la hora. La puerta de acceso tiene
dos bloques prismáticos rodeándola. Era la forma típica de acceso de las
fortalezas del siglo XV. Dentro del primer recinto amurallado gira hacia la
derecha, doblando la alta Torre del Homenaje, y busca el recinto interior. Era
habitual en estos castillos que las puertas
de ambos recintos no coincidieran para una mejor defensa. Si algún
atacante lograba penetrar en el primer recinto estaba expuesto a un fuego cruzado
mientras llegaba a la segunda puerta.
Castillo de Coca
El viajero recorre las
almenas del primer recinto amurallado antes de entrar en el Patio de Armas.
Desde las diversas esquinas observa el paisaje que rodea al Castillo, y las
casas de la ciudad desde la atalaya del nordeste. Entra en el restaurado Patio
de Armas, que alberga en sus habitaciones y salas contiguas la Escuela de Capacitación
Agrícola de la zona. En pequeños grupos se recorren las diversas dependencias
interiores que pueden visitarse. La Capilla tiene algunas tallas policromadas de la Virgen y el Niño, y dos
tablas pictóricas del siglo XVI sobre la Crucifixión y la Anunciación. Des de
la Capilla se
sube por una escalera de caracol a la
Sala de Armas, donde hay distintas armaduras rodeadas de una
decoración geométrica, en mosaicos de colores rojo azul y blanco.
Continuando por la escalera de caracol, dentro dela To rre del Homenaje, se llega a
la Sala-Museo ,
que tiene restos arqueológicos celtibéricos y romanos, alrededor del escudo de
los Fonseca. Desde lo alto de la
Torre del Homenaje puede verse todo el paisaje urbano y el
conjunto arbóreo que rodea la ciudad. Rodeando por la muralla el Patio de
Armas se pasa a la Torre
de la Muralla
y la Torre de
los Peces, en la que se encuentra la sala del mismo nombre, con paredes
recubiertas de estuco decoradas con peces geométricos en colores rojo y azul.
Enla To rre
de Pedro Mata, de altura intermedia, puede verse la Sala de los Jarros, con pinturas
florales. El Castillo de Coca tiene un conjunto de pinturas mudéjares de los
mejores de España. Por la
Galería norte se baja de nuevo al Patio de Armas. El
Castillo de los Fonseca pasó a la
Casa de Alba y en 1928 se declaró Monumento Artístico Nacional.
En 1954 se restauró, a la vez que se cedía al Ministerio de Agricultura para Escuela de Capacitación Agrícola.
Continuando por la escalera de caracol, dentro de
En
Vista aerea de Coca
El viajero después de
salir del Castillo, se dirige hacia el norte de la ciudad por la avenida de la Constitución , dejando
a la derecha la torre mudéjar de San Nicolás y el cementerio. Por una suave
bajada se llega hasta el río Voltoya, que se cruza por un puente en el camino.
Aparecen las primeras flechas amarillas coincidentes con las indicaciones de la
"Senda de la
Naturaleza ", con carteles descriptivos de las distintas
especies arbóreas de la zona. Junto a la "Senda de la Naturaleza " está
el yacimiento arqueológico de "Los Cinco Caños" y la necrópolis
romana de "El Cantosal".
Desde "El
Cantosal" se puede observar la ultima vista de la ciudad, en el mismo
lugar en que la divisaron los ejércitos franceses, en 1808, antes de entrar en
ella. Se continúa caminando por un sendero que va paralelo al cañón del río
Eresma, sin bajar a las proximidades del río, dejándolo continuamente a la
derecha. El camino discurre por el pinar, con indicaciones amarillas, de cuando
en cuando, y se dirige a Villeguillo, el último pueblo de la provincia de
Segovia en el Camino de Santiago.
Villeguillo es un pueblo pequeño, de casas bajas, casi siempre de un solo piso. El viajero busca un bar, que encuentra cerca de la plaza del Ayuntamiento. Unos hombres están sentados y juegan una partida de cartas. Al salir del bar, siguiendo las flechas amarillas, se pasa junto a la iglesia parroquial, dedicada a San Pedro, con una portada renacentista, y por el antiguo "posito" o almacén de grano, construido en 1790. el viajero pregunta por la carretera de Olmedo, que sale hacia la izquierda unos cien metros más adelante. Ya tiene decidido no seguir hasta Alcazarén por la "Cañada de los Gallegos", que utilizaban los segadores de Galicia, que venían en verano a Castilla para las labores del campo. Seguirá por la carretera hasta la ciudad vallisoletana del "Caballero", inmortalizada por Lope de Vega.
El caminante sale de
Villeguillo siguiendo las flechas, en la carretera de Llano de Olmedo. Un
kilómetro más adelante aparecen las indicaciones de que se pasa a la provincia
de Valladolid y se deja atrás la provincia de Segovia. Se entra en el antiguo
"Alfoz" de Olmedo, un conjunto de pequeños núcleos urbanos, rodeados
de terrenos agrícolas, que formaron una unidad económica y religiosa en el
momento de la repoblación cristiana de la zona en la Edad Media : Aguasal,
Almenara de Adaja, Bocigas, Fuente Olmedo, Llano de Olmedo y La Zarza. La carretera que
va a Olmedo pasa por Llano de Olmedo y Aguasal.
Llano de Olmedo es una
pequeña localidad con una iglesia parroquial dedicada a San Pedro, como la de
Villeguillo. Es una construcción del siglo XVIII con una sola nave cubierta
con una bóveda de cañón. Tiene un retablo barroco en su interior y una torre en
la parte trasera del templo. Aguasal es otra pequeña aldea casi abandonada, en
el lugar donde estaba una antigua laguna formada por las aguas que descienden
de los cerros que rodean la zona. Desde Aguasal se ve, a lo lejos, el
"Cerro de la Cuesta ",
por donde pasa la "Cañada de los Gallegos", que era el camino directo
a Alcazarén. La iglesia de Aguasal, también dedicada a San Pedro, fue
construida en el siglo XVI. Tiene una nave con cubierta plana y una cúpula
sobre la capilla mayor. La torre está situada junto a la cabecera de la
iglesia, y la entrada al templo, junto a la torre, tiene un pórtico con tres
arcos.
El viajero, después de
un breve descanso para comer un pequeño bocadillo, se dirige hacia Olmedo, la
capital de la zona. Según se aproxima a la ciudad observa las torres del
"silo", de la fábrica de harinas y de la azucarera. Estas dos últimas,
con una fábrica de disolventes químicos extraídos de la resina de los pinares,
y la explotación de la madera constituyen los elementos más significativos del
sector industrial de la localidad. El sector agrícola, con cultivos de
cereales, remolacha y hortalizas, sigue ocupando a la mayor parte de la
población activa, junto a un incipiente sector servicios formado por el
comercio minorista y mayorista, el transporte, y las entidades de seguros,
financieras y de turismo.
Vista panorámica de Olmedo
Desde el segundo milenio
antes de nuestra era ha estado poblada la zona. Fue tierra de arévacos y
vacceos. En las proximidades de la actual Olmedo existió una villa romana
durante el siglo III. La repoblación cristiana durante la época de Alfonso VI
estructuró la ciudad medieval en 1085. En sus cercanías tuvieron lugar dos
batallas con el nombre de la localidad. La primera fue en tiempos de Juan II,
en 1445. Don Alvaro de Luna luchó contra los Infantes de Aragón, que cita Jorge
Manrique en las "Coplas a la muerte de su padre", y contra buena
parte de la nobleza castellana que no aprobaba su excesivo poder. La segunda
ocurrió en 1467, durante el reinado de Enrique IV, entre los partidarios del
Rey y los de su hermano Alfonso, que aspiraba a ser su sucesor.
La villa tuvo su apogeo
en la época de los Reyes Católicos y los monarcas de la Casa de Austria, durante los
siglos XV y XVI. En esa doble centuria se construyeron la mayoría de sus
iglesias, conventos y casas nobiliarias. Lope de Vega inmortalizó la ciudad
con su obra "El Caballero de Olmedo", sobre un hecho luctuoso
ocurrido en tiempos del rey Juan II. El argumento del célebre drama es el
siguiente: Don Alonso noble caballero natural de Olmedo va a las fiestas de
Medina del Campo y allí se enamora de Inés y la corteja. El padre, adinerado
labrador de Medina quiere casar a Inés y a su hermana con Rodrigo y Fernando
caballeros de Medina. Después de las fiestas en las que Don Alonso alancea a
unos toros delante del Rey y del Condestable Don Alvaro de Luna, el padre accede
a que pueda casarse Inés con Don Alonso, pero Rodrigo y Fernando matan a Don
Alonso en el camino de Olmedo. Con el conocido drama se hizo famosa la copla:
"Que de noche le mataron
al
caballero,
la gala de Medina,
la flor de Olmedo."
la gala de Medina,
la flor de Olmedo."
El declive de la ciudad
se produce en el siglo XVII. Durante el siglo XVIII las reformas en la
agricultura, la industria y el comercio que se inician en todo el pais, no
aciertan a enderezar la decadencia de Olmedo. En la Guerra de la Inde pendencia el ejército
francés ocupó la ciudad. José Bonaparte estuvo en Olmedo en abril de 1811. Los
guerrilleros operaron en la zona durante todo el tiempo de la ocupación francesa
con mayor o menor fortuna. En la primera Guerra Carlista contingentes del pretendiente
Carlos VII entraron en Olmedo. La desamortización y la llegada del tren a la
ciudad fueron los acontecimientos más relevantes del resto del siglo XIX.
Arco e Iglesia de San Miguel
El viajero entra en
Olmedo por la carretera de Aguasal y recorre algunas de las calles de la
ciudad, después de cruzar la carretera de Adanero a Gijón, por la que tendrá
que salir más tarde camino de Alcazarén. Pasa por la calle del Arco de San
Martín, por el Arco de San Miguel, en la antigua muralla, y llega al barrio
contiguo al ferrocarril a Medina del Campo. Vuelve sobre sus pasos por la calle
de San Salvador, por la calle de Buena Vista, y por la plaza de San Andrés.
Camina por el centro de la ciudad, que recorre despacio, viendo algunas
iglesias, como las de Santa María la
Mayor , San Miguel, San Andrés y San Juan Bautista, y casas
nobiliarias, como la de los Condes de Bornos, los Dávilas o los Olmedillas.
Antes de salir de Olmedo
toma un café en una terraza junto a la carretera. Es media tarde y numerosos
hombres sentados en la puerta del bar miran pasar a los transeuntes como
entretenimiento. Llegan autobuses que vienen de Valladolid y de León, y bajan
de ellos personas que viven en Olmedo y que vuelven de hacer gestiones en la
capital. A pesar de lo cómodo que se está en la terraza decide continuar hacia
Alcazarén. Junto a las últimas casas de Olmedo una gran pancarta anuncia una
exposición de los monumentos más importantes de Castilla y León en tamaño
reducido. Es un poco tarde y tendrá que dejar la visita para otro viaje por estas
tierras castellanas.
En la carretera de
Valladolid hay un polígono industrial con diversas fábricas entre las que
destacan la azucarera y una empresa de congelados hortícolas. Olmedo tiene más
de tres mil habitantes y está en un proceso
de resurgimiento económico liderando el despegue industrial de la zona
sur de la provincia de Valladolid.
Alcazarén
Hay más de seis
kilómetros de Olmedo a Alcazarén, que van pesando sobre las piernas del
caminante. La carretera discurre por la llanura castellana hasta cruzar el
cañón del río Eresma, que la abandona por la izquierda. El viajero va cruzando
algunos desvíos de la carretera hacia pequeños pueblos antes de llegar a
hostal donde la Asociación
de Amigos del Camino de Santiago ha concertado alojamiento y cena para los
peregrinos. Cuando llega y le asignan una habitación decide esperar la hora de
la cena en una tranquila terraza viendo pasar los coches que van hacia
Valladolid, o vienen de allí por la próxima carretera.
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