3. DE COLMENAR VIEJO A CERCEDILLA
Salida de Colmenar. Carretera de
Cerceda. El río Manzanares. Hacia Manzanares el Real. Historia de Manzanares.
El Castillo. Manzanares hoy. La Pedriza. Cerce da. Matalpino y la Maliciosa. Camino
de Navacerrada. Navacerrada. Hacia el Puerto de Navacerrada. Desvío a
Guadarrama. Hacia Cercedilla. Por las calles de Cercedilla.
El viajero
sale de Colmenar Viejo por los barrios del norte de la villa. Pasa por delante
de la Plaza de
Toros, en la parte más alta de la población, y continúa dejando a la izquierda
una zona de nuevas urbanizaciones de chalets adosados, y a la derecha bloques
de edificios. Toma un café en un bar llamado "Los Arcos" y se dirige
hacia las instalaciones militares de la Brigada San Pedro. Algunos soldados hacen guardia
a estas horas de la mañana, y otros van de un lado para otro por el patio de
entrada al cuartel.
Brigada San Pedro(Colmenar)
Al final del
conjunto urbano una carretera se desvía hacia Cerceda y otra pasa por encima
del final de la autovía y lleva a Soto del Real y Manzanares. El caminante
sigue hacia el norte, frente a las cumbres de la Sierra de Guadarrama, que
se recortan en este día luminoso sobre el azul del cielo. Hay una explotación
ganadera cercana, en la que se ven numerosas vacas pastando. El camino en el
que se van siguiendo las indicaciones amarillas llega a la vía del
ferrocarril, que se cruza por un paso inferior.
Un poco más
adelante se encuentra el río Manzanares, que cruza por el puente de de la
carretera de Colmenar a Cerceda. Cerca de la carretera está el puente del
Batán, con un sólo arco sobre la roca, que es de origen romano. Más allá hay
unas instalaciones del Canal de Isabel II y nuevas ganaderías. Se continúa
por una vía pecuaria, que permite el tránsito del ganado. Un kilómetro más
adelante se divisa el embalse de Santillana y el pueblo de Manzanares el Real.
El río
Manzanares nace en el Ventisquero de la
Con desa, junto a la
Bola del Mundo, en la ladera sur de la Cuerda Larga.
Atraviesa el Parque Regional de la
Pedriza , y junto a Manzanares el Real forma el embalse de
Santillana. En la cuenca alta del río Manzanares se han instalado desde hace
mucho tiempo molinos y batanes, que han utilizado la fuerza motriz del agua
para moler el grano o para ayudar en los procesos mecánicos del cardado de la
lana o del enfurtido de los paños. Molinos y batanes han tenido una enorme
importancia en la economía de la región colmenareña.
La ruta
continúa hasta Manzanares el Real a través de un puente sobre el embalse de
Santillana. Se cruza la carretera de Soto del Real a Cerceda y se encuentran
las ruinas del antiguo Castillo de Doña Leonor de Guzmán. Desde aquí comienzan
a aparecer las señales blancas y rojas del célebre GR-10, indicaciones del
sendero que atraviesa la Sierra
de Guadarrama, y que puede seguirse hasta Cercedilla.
En Manzanares
el Real se han encontrado restos arqueológicos de un poblado visigodo. Se
supone que durante la conquista de la Península por los árabes se construyeron castillos
y fortalezas de las que no ha quedado nada manifiesto hasta el momento actual.
La zona fue repoblada por los segovianos en el siglo XIII, durante el reinado
de Fernando III el Santo. La región se llamó el Real de Manzanares porque
Alfonso X el Sabio hizo el territorio de "realengo", o de dependencia
directa del monarca, para evitar los conflictos territoriales entre segovianos
y madrileños por su control.
Durante el
reinado de Alfonso XI el lugar perteneció a Leonor de Guzmán, amante del rey.
Juan I y Juan II lo cedieron a la familia de los Mendoza, mayordomos reales.
En 1435 Iñigo de Mendoza, marqués de Santillana, inició las obras del actual
Castillo de Manzanares, uno de los mejor conservados de la Comunidad de Madrid.
El Castillo de
Manzanares el Real mezcla las características de fortaleza medieval con las de
palacio renacentista. Tiene planta cuadrada con adarves almenados, que se
curvan en dos de los ángulos. En el lado sur destaca la torre del homenaje, de
estructura hexagonal. Los torreones del lado oeste están coronados por
barbacanas circulares y almenas, que permiten dominar el acceso al Castillo. El
hijo del Marqués de Santillana, Don Diego, en la época de los Reyes Católicos
construyó los amplios salones de su interior que le han dado en sucesivas
restauraciones el aspecto palaciego actual.
Manzanares el
Real es actualmente un pueblo con nuevas urbanizaciones, como "Los
Palacios", "Cuatro Peñas" o "Cornocal", en contraste
con sus casas más antiguas del centro de la localidad. El viajero da una vuelta
por la Plaza Mayor ,
la calle Real, la calle de los Panaderos,... y entra en la iglesia dedicada a
Nuestra Señora de las Nieves. En una de las nuevas cafeterías cercanas a la Plaza Mayor toma su
habitual café y piensa en la adaptación paulatina entre la sociedad rural
tradicional y la incipiente dedicación al turismo y a los servicios de este
pueblo. En algunos casos la construcción de chalets adosados y de bloques de
pisos está rompiendo el entorno natural.
Al salir de
Manzanares hacia Cerceda, el caminante divisa los macizos rocosos de la Pedriza , dos kilómetros
al norte del pueblo y a unos cuarenta kilómetros de Madrid. La Pedriza es la primera
estribación de la Sierra
de Guadarrama y forma un hemiciclo de granito y gneis apoyado contra la cara
sur de la Cuerda Larga.
Un primer macizo llamado "el Alcornocal", de 1110 metros de altura y
un segundo conjunto rocoso conocido como "Conchas del Manzanares"
forman la Pedriza
anterior. En esta parte están "el Yelmo", "el Rompeolas"
o "el Risco del Pájaro", curiosos nombres de agrupaciones rocosas con
caprichosas formas. En el centro de la Pedriza está el refugio Giner, en honor a
Francisco Giner de los Ríos, que tantas excursiones a este lugar realizó con
sus alumnos de la
Institución Libre de Enseñanza.
La Pedriza
El viajero
llega a Cerceda y pasa a visitar el pueblo. Hace calor en las primeras horas
de la tarde. Tiene que acondicionarse los pies que empiezan a recalentarse por
los últimos kilómetros recorridos sobre el asfalto de la carretera. Entra en
un bar para tomar alguna bebida fresca y llama a un amigo que está en Los
Molinos para ver si le puede ver cuando llegue a Navacerrada, pero está muy
ocupado y no es posible. Al salir del bar sigue con la vista la torre de la
iglesia entre las casas y se dirige hacia ella. Fue construida a instancias
del poderoso arzobispo Pedro de Mendoza, en la época de los Reyes Católicos.
En el cruce de
la carretera de Moralzarzal y Matalpino recuerda las veces que siendo
adolescente ha venido a este último pueblo serrano, a los campamentos de
verano que organizaba el colegio de curas donde estudiaba. Como ahora, con
una mochila a la espalda, hacían excursiones por la ladera de la Mali ciosa. Le sigue
impresionando esta mole montañosa de aspecto alpino. Cerca de la Maliciosa pueden observarse
otras cumbres de la Sierra
de Guadarrama: La Peño ta,
Siete Picos o la Bola
del Mundo.
Embalse de Navacerrada
Continúa
camino de Navacerrada en una ascensión suave pero constante. Pasa un desvío a
la izquierda, hacia Collado Mediano y más adelante otro cruce hacia Becerril
de la Sie rra. El
sol está cada vez más bajo y algunas nubes le ocultan parcialmente. Desde la
carretera se ve el embalse de Navacerrada, formado por el río Guadarrama,
ligeramente al sur del pueblo. El viajero entra en Navacerrada por las
urbanizaciones de chalets del norte de la localidad, y se dirige hacia la zona
antigua del pueblo, a la Plaza
de los Angeles, donde está el Ayuntamiento. El rey Felipe IV dió a la localidad
el título de villa en el siglo XVII. La iglesia parroquial está dedicada a Nuestra
Señora de la Natividad ,
y fue construida en el siglo XVI. Navacerrada tiene un gran ambiente, muy
populoso, en estos días de verano.
El caminante
sale de Navacerrada por un largo paseo en dirección a Madrid, desde el que se
ve, de nuevo, el embalse sobre el río Guadarrama. Al llegar a la carretera de
Madrid, frente a un hotel cuya terraza está muy concurrida de gente, gira
hacia la derecha y encara las primeras rampas de la subida al Puerto de
Navacerrada, célebre estación de esquí, muy frecuentada en invierno por los
madrileños. El sol está ocultandose detrás de las cumbres situadas al oeste de la Sie rra de Guadarrama. El
desvío hacia el pueblo del mismo nombre y hacia Cercedilla está un poco más
arriba, en las inmediaciones de "La Fonda Real ". La carretera del Puerto está muy frecuentada de automóviles
a esta hora. Resulta un alivio cuando al entrar en la carretera de Guadarrama
el número de coches disminuye a dos o tres cada cinco minutos.
La carretera
de Guadarrama inicia un suave descenso. Un kilómetro más adelante el viajero se
desvía hacia Cercedilla. La carretera continúa perdiendo altura por la ladera
de la montaña, formando un amplio arco. De cuando en cuando se cruza con algún
coche que sale de Cercedilla. Al llegar a las primeras casas recibe una llamada
telefónica de un amigo de Madrid, que no sabe de sus andanzas por la Sierra , ni de sus
pretensiones de continuar hasta Santiago de Compostela.
Cercedilla es
el municipio de mayor altitud de la zona. Esta situado a los pies de Siete
Picos. Tiene un clima extremado, con grandes nevadas en invierno y muchos días
grises en verano. Ello no impidió que fuera una de las primeras zonas de vacaciones estivales de la burguesía
madrileña durante los primeros años del siglo XX. Su magnífico entorno
natural fue la causa de este hecho. Todavía quedan muchas casas en el núcleo
urbano con las características de las construcciones de principios de siglo,
con varios pisos y un extenso jardín, algo destartaladas para los gustos
actuales. El viajero recuerda unas vacaciones en Cercedilla, cuando una de sus
hijas era muy pequeña, y los pocos días que pudo bañarse por la frialdad de las
aguas de la Sierra.
Ayuntamiento de Cercedilla
Cercedilla era
el paso obligado a Segovia por el Puerto de la Fuenfría. Todavía
quedan restos de la calzada romana, que unía Titulcia con Segovia dentro de su
término municipal. El viajero recorre las calles principales de la localidad, y
se decide a pedir que le sellen la credencial de peregrino a Compostela en el Ayuntamiento,
porque la iglesia parroquial de San Sebastián está cerrada a estas horas. En
una terraza en la calle principal oye comentar que está próxima la semana
cultural, que se celebra todos los veranos desde hace más de veinticinco años.
El alma de la semana cultural, celebre entre los pueblos de la Sierra , fue el poeta Luis
Rosales, que vivió desde el principio de estas actividades culturales en
Cercedilla.
El viajero con
las primeras horas de la noche decide volver a dormir a Madrid en el último
autobús y continuar al día siguiente el camino hasta Segovia. Las terrazas de
los bares están llenas de gentes, que como él, son naturales o vecinos de la
gran urbe madrileña. El autobús recorre las estrechas calles de Cercedilla y
por las urbanizaciones de chalets de Los Molinos se dirige a Guadarrama y
después a Madrid.
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