Esta localidad leonesa está vinculada al Camino de
Santiago, que la atraviesa por su actual calle Mayor, núcleo originario del
municipio. La primera referencia documental es de 1126, cuando aparece como "burgo de Sahagún".
En este lugar se establecieron algunos burgueses -comerciantes y artesanos- que
prosperaron gracias al Camino de Santiago. Esta prosperidad se puso de manifiesto en la
magnífica talla románica de la
Virgen que se custodiaba en la iglesia
parroquial de San Pedro -ahora en el Museo
Catedralicio de León-.
Otra muestra de su importancia en época medieval la encontramos en que el Burgo
es cuna de hombres ilustres, como Pedro del Burgo, abad de Sahagún durante 20
años en el siglo XV. El municipio fue declarado Conjunto Histórico en 1962,
delimitándose la zona afectada por esta declaración en un decreto publicado por
la Junta de
Castilla y León en 1999.
El origen del nombre Burgo Ranero podemos considerarlo por razonamientos históricos, lingüísticos y gramaticales. Burgo Ranero quiere decir
poblado surgido al lado de charcas o lagunillas, donde croan, cantan o toman el
sol las ranas de color más o menos verde o amarronado. Es lástima que con
frecuencia las charcas o lagunillas duren menos que lo que cantan las ranas,
porque ellas son como el tablado donde ensayan y ejecutan sus conciertos éstas.
Unas y otras -lagunillas y ranas- existieron en el contorno de Sahagún. En
francés, en alemán y en inglés el complemento nominal se
antepone al sustantivo Burgo. La traducción literal española de la construcción
francesa o alemana nos habría dado el nombre de “Rhanerburgo” o Burgo de
Rhaner. Pero la historia y la tradición nos dieron El Burgo Ranero con el
complemento pospuesto y adjetivado
En los parajes cercanos a El Burgo Ranero se produjo un curioso
episodio narrado por el peregrino Domenico Laffi en el siglo XVII, relacionado
con la muerte de un peregrino que fue devorado por los lobos. Poco
a poco el camino Real nos llevó ante el albergue municipal, que lleva el nombre
de Domenico Laffi, el que en el siglo XVII escribiera su personal diario
“Viaggio in Ponente a San Giacomo di Galitia a Finistearre”. Eran unos tiempos
en que la peregrinación ofrecía peligros constantes, andando solitarios entre
bosques muy poblados.
Pero
ahora corren otros tiempos y en el albergue, un edificio construido con barro
de la zona, nos atienden dos amables hospitaleras voluntarias. Al atardecer
llevan a los peregrinos a dar una vuelta por el pueblo y junto a la laguna a
las afueras del lugar, les obsequian con la siguiente leyenda jacobea:
Se
dice que hace muchos años un peregrino llegó pidiendo un lugar donde dormir,
era una época en que todavía no existían los albergues municipales. Unos niños que jugaban junto a la laguna le ofrecieron su casa no
sin antes recomendarle que mejor siguiera su camino hasta otro pueblo pues
allí con el ruido de los animales del terreno pantanoso era difícil conciliar
el sueño.
El
peregrino decidió quedarse y pasó la noche en la casa de la familia del niño. Al
amanecer, como es costumbre el peregrino se levantó pronto y el niño madrugó
también para ofrecerle el desayuno. El peregrino a cambio le ofreció una
manzana pero le advirtió que cuando la comiera tirara el corazón de la misma al
lodazal de la laguna. Dicho esto se marchó, después de agradecerle su generosa hospitalidad.
Horas
más tarde el niño comió la manzana y aunque no entendía el motivo de tirar los
restos al agua, así lo hizo, y entonces… ¡se obró un milagro! Las aguas se
volvieron limpias y los bichos que emponzoñaban el lugar llenándolo de
desapacibles sonidos desaparecieron. Sólo quedaron unas ranas que con su croar
nocturno deleitaban a los vecinos del lugar.
El
niño aunque ya no podía alcanzar al peregrino para darle las gracias se dirigió
a la iglesia para hacerlo, pues el romero no era otro que nuestro patrón
Santiago y desde entonces la laguna se llama: Manzanas.
También
se puede visitar la Iglesia ,
bajo al advocación de San Pedro, y admirar en ella un magnífico retablo del Siglo XVI, de estilo renacentista,
una cruz procesional de plata y una custodia del siglo XIX.
Si
tenéis ocasión, dad un paseo por las calles del Burgo Ranero, acordaos de la
leyenda y recordad un poco de historia. Sabréis que en el año 1126 ya
aparece este pueblo documentado bajo el nombre de "Burgo de Sahagún", porque aquí
vinieron a establecerse algunos comerciantes procedentes de esa localidad
aprovechando el empuje del Camino.
En este municipio y en el de Bercianos
se rodó parte de la película “El
camino”. Martín Sen, hijo de un emigrante gallego, hizo el Camino de Santiago con un amigo y su nieto en 2003 y 2004 y quedó tan impresionado que al volver a
EEUU le propuso a su hijo realizar una película sobre sus vivencias. Así surgió
este film donde pueden verse nuestros paisajes en todas las pantallas del
mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario