viernes, 20 de junio de 2014

ALMIRANTES DE CASTILLA

LOS ALMIRANTES DE CASTILLA

1. ORIGEN

Se remonta la institución a la conquista de Sevilla por Fernando III el Santo. La Corona de Castilla controlaba vastos territorios que se hanbían abierto a un mar nuevo desde la costa de Murcia. Al otro lado del Estrecho estaba el enemigo musulmán, y se hacía preciso contar con una Marina de Guerra propia.




Alfonso X, el Sabio materializó a través de diversas acciones legislativas la creación de la Marina Real y de la institución que habría de regirla, el Almirantazgo. En 1265 Alfonso X promulgó las "SIete Partidas", donde recogía, tras la estabilización del oficio de almirante, la regulación de sus funciones militares y jurisdiccionales.

2. EVOLUCIÓN

En los últimos años del siglo XIV, durante la minoría de edad de Enrique III, la institución inició un camino que la alejó cada vez más de los escenarios bélicos para centrarse en las intrigas políticas. Diego Hurtado de Mendoza accedió al cargo en unas circunstancias de luchas y desacuerdos en la Corte.

Muerto Hurtado de Mendoza en 1404, el cargo recae en otro linaje nobiliario, los Enríquez. Alonso Enríquez, es nombrado Almirante de Castilla por Enrique III en 1405. Este hecho marca el arranque de un periodo de tres siglos en los que la dignidad del Almirantazgo permanece en la familia de los Enríquez consumando de facto la patrimonialización del cargo.

A lo largo del siglo XV Castilla se debilita en luchas internas y el Almirantazgo languidece en un alejamiento de la actividad bélica a favor de la actividad habitual de los nobles. Los Enríquez son los señores de Medina de Rioseco desde 1453, y ello hace que esta ciudad vallisoletana sea considerada la “ciudad de los Almirantes”.





Tres miembros de la familia ocupan el cargo durante el periodo entre 1405 y 1490, Alonso Enríquez, su hijo Fadrique Enríquez y su nieto llamado también Alonso Enríquez. Durante este tiempo dos reyes gobiernan en Castilla: Juan II y Enrique IV. Los Enríquez son pieza fundamental en las luchas políticas por el control del Reino, mayoritariamente en apoyo de la monarquía.

Medina de Rioseco, la “ciudad de los Almirantes” asume una vocación comercial que se consolida con el paso del tiempo. En la época de Fadrique Enríquez se le concede, por Juan II, el privilegio de una feria anual. Enrique IV concede a la villa una segunda feria y en 1465 le otorga un jueves semanal franco de impuestos.

Fadrique toma partido  posteriormente por el infante Alfonso, hermano de la futura reina Isabel I de Castilla, y tras su muerte en Cardeñosa (Ávila) en 1468, por la propia Isabel con el Arzobispo de Toledo, Carrillo. En 1473 muere Fadrique en Simancas y deja el Almirantazgo y el mayorazgo de Medina de Rioseco a su hijo primogénito Alonso Enríquez II.

3. ULTIMOS ALMIRANTES

Alonso Enríquez II, tercer almirante de la familia, continuó con la celebración de las dos ferias anuales en Medina de Rioseco durante el reinado de los Reyes Católicos hasta 1477. Murió en 1485. 


Fadrique II Enríquez de Cabrera, cuarto almirante, inició la construcción del Palacio de los Almirantes y de la iglesia de San Francisco, fundó el convento de Santa Clara y durante su señorío se construyó la iglesia de Santa María de Mediavilla, en Medina de Rioseco.



Fernando Enríquez de Velasco (muerto en 1542) fue hijo de Alonso Enríquez II. y quinto almirante de Castilla, al morir su hermano Fadrique Enríquez de Velasco sin descendencia. Por los servicios prestados a la corona durante la Guerra de las Comunidades, el emperador Carlos le concedió el título de Duque de Medina de Rioseco.




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