7. CAMINO DE MANSILLA DE LAS MULAS
Salida
de Sahagún. Calzada del Coto. La
Vía Trajana y el Real Camino Francés. El Páramo leonés.
Bercianos del Camino. La autopista del Camino1 de Santiago. El Burgo Ranero.
Descanso en el albergue. Camino de Villamarco. Reliegos. Una legua castellana.
Llegada a Mansilla de las Mulas.
A
las cinco de la mañana se despierta el albergue del Camino de Santiago. Poco a
poco se van levantando los peregrinos y salen despacio con la mochila al
hombro. Hay que aprovechar las primeras horas de la mañana y evitar el intenso
calor del mediodía. Este año hay tantos caminantes que los albergues se llenan
demasiado pronto. Se produce una verdadera competición por llegar lo antes
posible al siguiente albergue y para ello se sale cada vez más temprano.
En
la oscuridad de la zona de literas no logro ver nada en mi reloj. Solamente hay
luz en los aseos y cocinas. Pregunto a mi vecino de cama la hora que es. Son
las cinco y media. -me dice- Decido esperar descansando un poco tiempo más,
aunque es difícil seguir durmiendo por los inevitables ruidos que se hacen al
colocar todos los utensilios en las mochilas. Cuando me levanto ya está casi
vacío el albergue.
Salgo de
Arco de San Benito
Desde
la plaza Mayor, por las calles de Flora Flórez y de San Tirso, se vuelve a
pasar por el arco de San Benito. Está empezando a clarear por la parte de atrás
de la ciudad cuando el peregrino cruza el río Cea por el "Puente de
Canto". Muy cerca queda el antiguo puente romano y el "Prado de las
Lanzas de Carlomagno", convertido en una hermosa chopera. Más adelante se
pasa por el campo de futbol y por un "camping" especialmente
acondicionado para ciclistas, donde ondean las banderas de la Comunidad de
Castilla-León.
El
Monasterio de la Peregrina
es la última vista de Sahagún antes de llegar a la carretera de circunvalación
de la ciudad, que hay que pasar a través de un túnel por debajo de ella. Por el
arcén de la carretera se llega en una hora a Calzada del Coto, localidad que
dependió desde el siglo X del Monasterio de Sahagún, y que en documentos
primitivos se llamó "Villa Zacharias".
Calzada del Coto
Antes de llegar a Calzada del Coto el caminante se vuelve a encontrar a los dos peregrinos franceses que habían salido de Sahagún antes que él, porque no se habían parado a tomar café. Están tomando un ligero refrigerio sentados en un banco del "andadero arbolado". Desde Calzada del Coto se puede seguir la calzada romana (Vía Trajana), que se inicia en la calle Mayor del pueblo, pasando por Valdelocajos y Calzadilla de los Hermanos, o recorrer el Real Camino Francés, a través de Bercianos y de El Burgo Ranero. El caminante prefiere ir por esta segunda ruta, más transitada actualmente. No es necesario entrar en Calzada del Coto y puede seguirse el "andadero arbolado", que ha habilitado
El
sol está subiendo sobre el horizonte y empieza a mitigar el frío de la mañana.
Estamos en el Páramo leonés, una zona inhóspita, muy fría en invierno y muy
calurosa en verano. Cerca del "andadero" discurre la nueva Autopista
del Camino de Santiago. Antes de llegar a Bercianos se encuentra la ermita de
Nuestra Señora de Perales, de gran devoción por estas tierras, y la granja de
San Esteban. El caminante llega a Bercianos a las nueve de la mañana. No hay
ningún indicio de vida en la localidad, más que unos coches aparcados en la
calle principal, que curiosamente tienen casi todos matrícula de las provincias
catalanas. Es una prueba de la masiva emigración a Cataluña de los habitantes
del lugar y de su vuelta a la zona de origen durante los meses de verano para
pasar las vacaciones. Ninguna tienda ha abierto todavía. Bercianos parece un
pueblo del oeste americano con sus casas de "adobe y tapial".
Solamente la iglesia parroquial del Salvador destaca de las demás
construcciones en lo alto de una loma, a la salida de la localidad.
Según
avanza la mañana el caminante se dirige al Burgo Ranero. En esta zona, en el
paraje conocido como "pago del Cimajo", debió ocurrir el suceso de
los lobos que habían atacado a un indefenso peregrino, quizá muerto de frío,
citado por el viajero italiano Domenico Laffi. No es el caso en estos tiempos
en que casi está extinguida la especie en el territorio. Las torres del
tendido eléctrico y del silo del Burgo Ranero sirven de indicadores del camino.
Alrededor de las once de la mañana se vuelve a aproximar el
"andadero" a la
Autopis ta del Camino de Santiago. Las primeras casas del
Burgo Ranero aparecen después de cruzar la Autopista. Antes
de llegar a ellas se adelanta a dos peregrinos que avanzan muy lentamente. Son
el vecino de litera del albergue de Sahagún y su hija, que tienen los pies muy
doloridos y piensan quedarse en el Burgo Ranero, a pesar de lo temprano de la
hora.
Iglesia del Burgo Ranero
El viajero
recorre la calle principal del Burgo Ranero, hasta la plaza y la iglesia de San
Pedro. Esta localidad aparece mencionada en 1126 en la documentación del Monasterio
de Sahagún. En 1386 pasó a depender del Monasterio de Gradefes. Laffi ha
descrito la vida de los habitantes del Burgo Ranero, en su viaje por la zona en
1673, dedicados al pastoreo y viviendo en humildes "pallozas" con
techos de paja. En honor a este clérigo italiano el albergue de la localidad
lleva el nombre de "Domenico Laffi".
El
peregrino llega al albergue y no encuentra a nadie en su interior. Encima de un
pequeño mostrador está el sello y una indicación escrita de que pueden sellar
el "carnet de ruta" los propios peregrinos. Decide descansar un poco
y lavarse los pies. Pasado un pequeño rato llegan otros peregrinos: Toni, un
catalán, que viene desde Roncesvalles, y Arantxa y su padre, a los que ha
pasado al entrar en el Burgo Ranero. El padre de Arantxa ha recorrido,
anteriormente, en cuatro ocasiones el Camino de Santiago.
Son
las doce del mediodía. El caminante toma un café en un bar próximo al albergue
y se aprovisiona de comida para recorrer la distancia hasta el siguiente pueblo
que está a más de doce kilómetros. Arantxa y su padre se quedan a descansar en
el Burgo Ranero y el viajero, en compañía de Toni, continúa por el
"andadero", a buen ritmo, camino de Villamarco. Toni es joven,
deportista, y aunque va muy cargado es muy difícil seguirle. En esta ruta hay
muchos lugares de descanso para los peregrinos: bancos y mesas para comer
debajo de algunos árboles.
Jovellanos recorrió estos parajes en 1795, en sus numerosos viajes a Asturias, y describió el Páramo leonés de esta manera: "tierra fría, desolada, con cultivos de centeno, y con inmensas tongadas de guijo, obra lenta y prodigiosa de los rios". Hace ya un fuerte calor a estas horas. En los "hitos jacobeos", que indican la distancia a Compostela, aparecen mensajes escritos de autonomía para León frente a Castilla. "León sólo" indican algunos de estos escritos.
Jovellanos recorrió estos parajes en 1795, en sus numerosos viajes a Asturias, y describió el Páramo leonés de esta manera: "tierra fría, desolada, con cultivos de centeno, y con inmensas tongadas de guijo, obra lenta y prodigiosa de los rios". Hace ya un fuerte calor a estas horas. En los "hitos jacobeos", que indican la distancia a Compostela, aparecen mensajes escritos de autonomía para León frente a Castilla. "León sólo" indican algunos de estos escritos.
Después
de siete kilómetros hay un desvío a Villamarco. Al pasar por allí vemos unos
niños de poco más de diez años que se preparan para caminar, con unas pequeñas
mochilas, acompañados de dos monjas y de algunas otras personas. Van rezando el
rosario en voz alta. La vía del tren de Sahagún a León pasa por allí. De vez en
cuando se ven pasar trenes de viajeros y de mercancías. El terreno después del
ferrocarril se vuelve más agreste, con algunos barrancos y varias subidas y
bajadas antes de llegar a Reliegos.
Ruinas en Reliegos
Reliegos es un antiguo y pequeño pueblo con una iglesia dedicada a San Cornelio y San
Cipriano, santos de la Iglesia
cristiana del siglo III. Por esta zona pasaba la Vía Trajana , que
discurría desde Burdeos (Burdigala) hasta Astorga (Asturica Augusta). Al llegar
a Reliegos buscamos el nuevo albergue, que presenta un aspecto acogedor. Muchos
peregrinos deciden pasar la noche allí ante la perspectiva de que esté muy
lleno el de Mansilla de las Mulas. Toni prefiere continuar hasta Mansilla, sin
pararse en Reliegos, porque le espera allí su mujer.
Es
la hora de la comida y el viajero se queda tomando un café y un bocadillo en
la terraza de un bar, bajo los árboles. El descanso es grato y reparador
después de haber andado tantos kilómetros en el día de hoy. Queda por recorrer
"una legua de Castilla, de Reliegos a Mansilla", como indica una
antigua copla, que se oía por estas tierras del Páramo. Son poco más de seis
kilómetros. El caminante llama por teléfono a un amigo con el que quiere pasar
la tarde en Mansilla de las Mulas, y quedan una hora y media más tarde, que es
el tiempo que tardarán ambos en llegar.
Al
salir de Reliegos se vuelve a encontrar a los niños y a las monjas que rezaban
anteriormente el rosario. Ahora charlan amigablemente unos con otros. A pesar
del calor de estas primeras horas de la tarde llega un ligero viento fresco de
las montañas. El "andadero" se encuentra en buen estado y se va
aproximando a la carretera que viene de Valladolid. Está muy concurrida de
coches, cuya vista sirve de entretenimiento al viajero. Mansilla está cada vez
más cerca. Se divisan las torres de las iglesias de Santa María y de San
Martín.
Entrada a Mansilla de las Mulas
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