martes, 26 de agosto de 2014

LEÓN

19. LEON

El río Bernesga. La estación de autobuses. Visita a la ciudad. El jardín de San Francisco. La "Rua de los francos". La Plaza del Grano. Ayunta­miento. Historia de la ciudad. Exposición del Camino de Santiago. La casa de los "Boti­nes" y el palacio de los "Guzmanes". La Cate­dral. La plaza Mayor. Murallas romanas. Colegia­ta de San Isido­ro. Hospital de San Marcos. El Ensanche. Vuelta al albergue.


El río Bernesga discurre de norte a sur, por la parte oeste del centro de la ciudad. En otro tiempo estuvo alejado del recinto amurallado medieval y hoy separa algu­nos ba­rrios de esta zona central. El viajero se dirige hacia el río desde el albergue municipal y pasa cerca de la Plaza de Toros, que se encuentra en el cruce de la avenida de Fernández Ladre­da, hoy inicio de la salida hacia Astorga, y el Paseo de Papalaguinda, en la ribera del Bernesga. 




Río Bernesga

El viajero va hacia la estación de autobuses a espe­rar a Tere­sa, que viene desde Madrid para hacer algunas etapas del Camino de Santiago. Cruza el río por uno de los puentes y llega al Paseo del Ingeniero Sáenz de Miera, donde está la estación de auto­buses. Aún tiene que esperar un poco la llega­da del autobús de Madrid. Cuando llega vuelven al alber­gue para dejar la mochila y se disponen a comer una fuerte comida leonesa, picadillo de cerdo, en un restaurante de la próxima avenida de Fernández Ladre­da.


El albergue organiza una visita guiada por la ciudad para todos los peregrinos que lo deseen a partir de las cinco de la tarde. Un grupo de unas veinte personas nos dirigimos desde el albergue hacia los jardines de San Francisco por la antigua calle de la Corredera. En esta zona estuvo uno de los viejos arrabales de la ciudad medieval, San Miguel de la Corredera, que se asomaba a los dos ríos, Bernesga y Torío, desde la zona sur de la ciudad.


Desde los jardines de San Francisco, donde se ha construido un gran edificio para Correos, nos acercamos a la parte sur de las murallas medievales, que rodeamos por la calle de las Cercas. Al este de las murallas se encuentra el barrio de Santa Ana, por el que entraban habitualmente los peregrinos del Camino de Santiago. La iglesia de Santa Ana fue sede de los caballeros del Santo Sepulcro y de los de San Juan de Jerusalén.


Por las actuales calles de Barahona y Puertamoneda los peregrinos entraban en el recinto amurallado de la ciudad y tomaban la "Rua de los francos", llamada así por el gran número de artesanos y comerciantes franceses que se habían quedado a vivir allí, después de la peregrinación a Composte­la. Junto a la "Rua de los francos" está la Plaza de Santa María del Camino, que en la época medieval fue la Plaza del Grano, donde se celebraban los mercados de pienso para los animales domésticos. Todavía conserva este ambiente medieval en los soportales de sus vetustas casas y en el crucero de la igle­sia. Una fuente más moderna, en el medio de la plaza, simboli­za la ciudad de León por una columna con un capitel, y sus dos ríos, por dos ángeles niños abrazados a la columna.

Plaza del Grano

Siguiendo la "Rua de los francos", que es peatonal en su parte última, se llega a la Plaza de San Marcelo, donde está el Ayuntamiento. Frente a su fachada uno de los guías va comentando la historia de la ciudad: la fundación romana, como campamento de la "Legión VII Gemina", creada por el futuro emperador Galba en el año 68. Leovigildo se apoderó de la ciudad de León en el año 585 y los árabes la conquistaron en el 711, después de largo asedio. Hubo una primera muralla romana, que se amplió por los godos y por los árabes. Ordoño I, García I y Ordoño II reestructuraron la ciudad y Almanzor la destruyó de nuevo en el año 988. Más tarde fue la capital del reino con Fernando I, Alfonso VI y Alfonso VII. La ciudad alcanzó entonces su máximo esplendor político y económico y crecieron nuevos barrios extramuros del recinto amurallado. Miles de peregrinos europeos pasaron por León, camino de Compostela, duran­te los siglos XI y XII.


Hacemos un alto en el devenir histórico para ver una exposición sobre el Camino de Santiago en tierras de León, "200 kilómetros de Ruta Jacobea", en el interior del Ayunta­miento: San Tirso de Sahagún, la iglesia de Bercianos del Camino, las murallas de Mansilla de las Mulas, y la Catedral de León, destacan entre los monumentos de la ruta que ya hemos recorrido, en las vistosas fotografías que observamos. Un video sobre la historia del Camino de Santiago y sus principa­les hitos artísti­cos, geográficos e históricos completa la exposición fotográfica. Entre los lugares que han de pasar más allá de la ciudad de León, conmueven al viajero la visión del Santuario de Santa María del Camino, el largo puente del río Orbigo, el modernista palacio arzobispal de Astorga, Castrillo de los Polvazares y Rabanal del Camino, las casas abandonadas de Foncebadón, la "Cruz de Ferro", el puente y el crucero de Molinaseca, el castillo de los templarios de Ponferrada, la calle del agua de Villafranca del Bierzo, y el valle del Valcarce en el inicio de la subida a "O'Cebreiro".


Al salir del Ayuntamiento, al fondo de la plaza, están el palacio de los "Botines", diseñado por Gaudí, con su carac­terística fachada modernista, y el palacio de los "Guzma­nes", que actualmente es la Diputación Provincial. Los "Guzma­nes" y los "Quiñones" fueron las familias más poderosas de la nobleza leonesa durante los siglos XVI y XVII, y se disputaron la una a la otra el predominio en las diversas facetas de la vida de la ciudad.

Palacio de los Botines

Por la antigua calle Ancha, que fue una de las principales arterias de la ciudad romana y medieval subimos hacia la Catedral de Santa María de la Regla, la "Pulchra leonina", que está situa­da en la cota más alta de la ciudad. La catedral gótica se empezó a construir a finales del siglo XII sobre la planta de una iglesia más antigua, que estuvo en el solar de unas termas romanas. Reinaban en la ciudad Alfonso IX y Doña Beren­guela y era obispo Don Manrique de Lara, miembro de la nobleza leone­sa. La construc­ción duró más de cien años y en 1302 fue abier­ta al culto.


El peregrino contempla las altas torres de la Cate­dral, el rosetón  y las puertas ojivales de la fachada princi­pal, que le recuerdan a Chartres. Sin duda esta catedral es la que más se asemeja en España a las grandes catedrales france­sas, más que Burgos y Toledo. La fachada sur, dedicada a San Froilán, patrono de la diócesis, deja ver el conjunto de arbotantes y contrafuer­tes, algunos de construcción posterior, en varias de las numerosas restauraciones, y los ventanales de las capillas laterales.

Catedral

El interior de la Catedral tiene planta de cruz latina, con una nave central, de mayor elevación que las dos naves laterales, más anchas que la central. Estas naves late­rales rodean al ábside, en el que hay siete capillas, una de ellas dedicada al Apóstol Santiago. La luz es una de las principales características de la catedral leonesa, por sus 737 vidrieras policromadas, que ocupan 1800 metros cuadrados de sus paredes, y producen zonas de iluminación y penumbra sobre todo el inte­rior de la Catedral y sobre cada una de las nume­rosas tallas escultó­ricas existentes. El Altar Mayor y el Coro son también dignos de consideración especial.


Cerca de la Catedral está la Plaza Mayor, que tuvo una gran importancia comercial durante toda la Edad Moderna. Actualmente se celebra en ella un pintoresco mercado al aire libre. En esta zona está la Torre de los Ponce, entre casas de nueva construcción, junto a la calle Caño Badillo. Fue llamada también la Torre del Obispo, por su proximidad a las dependen­cias del Obispado. Es de las pocas torres que quedan en la ciudad, y debió ser parte de la muralla medieval. Aquí estuvo la "Puerta de la harina" muy cerca de la calle de los Panade­ros.


La muralla continúa, en buen estado, desde el ábside y el claustro de la Catedral, hacia el norte. Por la Carretera de los Cubos pueden observarse las torres amuralladas, que sobresalen entre las casas. Rodeando la vieja muralla se llega a la Plaza del Espolón y a la Puerta del Castillo, la única que queda en la muralla. Tiene una estatua de Don Pelayo y fue restaurada en el siglo XVII. Por la Plaza de la Puerta del Castillo se llega a la parte de atrás de la Colegiata de San Isidoro, otra de las joyas arquitectónicas de la ciudad.

San Isidoro

San Isidoro es una basílica de estructura románica, que se construyó para contener las reliquias del santo, que se habían traído de Sevilla en la época del rey Fernando I. Aymeric Picaud considera San Isidoro de León como uno de los cuatro puntos fundamentales del Camino de Santiago en lo referente a la veneración de reliquias de santos. La Colegiata de San Isidoro es una iglesia de planta de cruz latina, con tres naves y tres ábsides. Destacan entre sus elementos artís­ticos los capiteles del pórtico y del interior de la iglesia y la decoración pictórica del Panteón real, que ha hecho que se conozca a San Isidoro como la "Capilla Sixtina del Románico español". 
                        

La visita guiada termina en la Plaza de San Isidoro, junto a la fachada sur del templo. El grupo de peregrinos, muy cansado ya por la larga visita, que ha sumado varias horas andando a las habituales de cada día, descansa un poco al lado de las cadenas que hay entre la Colegiata y la Plaza de San Isidoro. Nos separamos del grupo mayoritario de peregrinos, que vuelven al albergue, y nos dirigimos a ver el Hospital de San Marcos.


Por la avenida de Ramón y Cajal, rodeando la fachada oeste de San Isidoro, llegamos a la calle Renueva, que otrora se llamó "Rua Nueva", y que fue la ruta de salida de la ciudad de los peregrinos del Camino de Santiago. Después de la calle Renueva, cruzando la avenida del Padre Isla, por la avenida de Suero de Quiñones, se llega a la plaza de San Marcos, donde está el antiguo Hospital de peregrinos del siglo XII, que hoy es un lujoso Hotel y la sede del Museo de León.


La tarde de domingo está muy avanzada y en los bancos y paseos de la plaza se aglomera mucha gente. La igle­sia está abierta, lo que no es habitual. En la puerta hay varios invitados a una boda. Poco después salen los novios y algo más tarde llegan los invitados a otra boda. En el inter­medio pasamos a ver la iglesia. Es de estilo gótico tardío, con bóvedas de cruce­ría estrelladas. Tiene una sola nave orientada al norte, lo que no era tradicional en los templos cristianos, que lo estaban según el eje este-oeste. Está dividida en cinco tra­mos, con capillas entre los contra­fuer­tes, y un crucero ali­neado con ellas. Por la tercera capilla y por el crucero se puede pasar al recoleto claustro, que tiene una gran belleza arquitectónica.

San Marcos

La fachada es de estilo plateresco, con algunos elementos barrocos. Se empezó su construcción en 1531, se paró en 1550 y se continuó en 1707. Está decorada con medallones que representan figuras históricas antiguas como Alejandro Magno o Julio César y personajes de ficción como Paris o Hércu­les. La portada actual es la realizada en el siglo XVIII, con estilo barroco sobre la estructura inicial renacentista.


El monasterio original se construyó en 1151 en un solar que la reina Doña Sancha donó para hacer un hospital para los peregrinos del Camino de Santiago. La ciudad de León llegó a tener diecisiete hospitales para peregrinos en la época de apogeo de los siglos XI y XII. El hospital de San Marcos está junto al río Bernesga, en la salida de la ciudad hacia Astor­ga. El actual monasterio se empezó a construir en el siglo XVI para albergar a la sede central de la Orden de Santiago y contó con el apoyo de Fernando el Católico.


Al salir del Monasterio las sombras de la noche han cubierto la ciudad de León. Desde el puente del río Bernesga puede verse la zona iluminada del Ensanche y del paseo de Papalaguinda. Por el paseo de la Condesa de Sagasta y por la calle de Colón entramos en el corazón del Ensanche. Esta zona de la ciudad surge cuando el ferrocarril llega a León en 1863. Se va cons­truyendo en torno a la carretera de la Estación, que poste­riormente sería la avenida de Ordoño II.

Calle de Ordoño II 

El Ensanche era necesario para ampliar la ciudad fuera del antiguo recinto amurallado, ya que se había quedado muy pequeña para las clases acomodadas del comercio especiali­zado, la incipiente industria y los profesionales administrativos y de servicios. El Ensanche de León intentó ser una copia del de Bilbao, con una Gran Vía, diseñada entre la plaza de Santo Domingo y la de San Marcos, y ocupada actualmente por las calles de General Sanjurjo y José Antonio. Posteriormente la zona centro de la ciudad se ha ido desplazando hacia la avenida de Ordoño II, donde se encuentran los mejores edifi­cios, los comercios más elegantes y los bancos y las institu­ciones financieras.


Desde la glorieta de Guzman el Bueno y el monumento a los Reyes de León, al final de Ordoño II, volvemos al alber­gue por el paseo de Papalaguinda. A estas primeras horas de la noche hay todavía muchos viandantes junto al parque infantil y el pequeño circuito deportivo. Pasamos por la antigua Facul­tad de Veterinaria, que fue uno de los referentes académicos de la ciudad, y por la iglesia de San Claudio, antes de rodear la Plaza de Toros y llegar al albergue. Antes de dormir aún tuvimos ocasión de entablar relación con Cristina y con algu­nos o­tros peregrinos, que continuaríamos viendo en etapas sucesi­vas del Camino.


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