martes, 30 de diciembre de 2014

EL CAMINO DE SANTIAGO EN LEÓN

El Camino de Santiago es una piedra angular en la memoria colectiva de la provincia de León. A lo largo de los siglos el territorio leonés, ha presenciado el movimiento jacobeo protagonizado por unos peregrinos que, en opinión de Goethe:

“Construyeron Europa mientras se dirigían a la tumba del Apóstol en Compostela”.

y por ello la antigua ruta de las estrellas está llena de mitos y de sentimientos difíciles de describir.

El Camino de Santiago tiene una especial significación para la provincia de León, ya que más de 200 kilómetros de la Ruta Jacobea transcurren por estas tierras.

A su paso por León el Camino de Santiago presenta un relevante registro de usos y costumbres. La aventura cultural y espiritual protagonizada por los peregrinos es una experiencia abierta al paso de los tiempos, y evidencia que se hace patente en el conjunto de preferencias y devociones jacobeas.

Cada año, los caminos vuelven a llenarse de caminantes inmersos en un fenómeno religioso, turístico y social que ha constituido la columna vertebral del progreso en Europa.


Provincia de León

Desde Sahagún a la ciudad de León andamos paralelos a la nueva autovía del Camino de Santiago, que une Burgos con León. El “Codex Calixtino” ya cita a la ciudad de San Facundo y San Primitivo y la famosa abadía benedictina. Mansilla de las Mulas, la villa de la “Pícara Justina” y el río Esla han de pasarse camino de León.

Esta ciudad, corte de Ordoño II, era un lugar según  Aymeric Picaud:

"lleno de todas las felicidades".

Los peregrinos recorrían el "Barrio de los Francos", la Plaza del Grano y los alrededores de la Catedral:

" La catedral de León es un perfecto modelo de arte ojival en el apogeo de su desarrollo", y en artificio y sutileza sin duda tiene ventaja a todas las demás”.

Desde León a través del páramo se llega a Villadangos, al río Orbigo y posteriormente a Astorga y la Maragatería, todo un mundo diferente, plagado de tradiciones camineras y de historias antiguas.

Astorga fue un cruce de caminos desde el principio de la historia. La huella romana persiste aún en la ciudad. Se siguen encontrando restos arqueológicos de esta época en las excavaciones  realizadas cada año. El historiador romano Plinio, llegó a “Asturica Augusta”, para administrar las minas de oro de Las Médulas, y encontró una ciudad "bella, pujante y magnífica".

Y  Víctor de la Serna la llamaría:

"ciudad joven con más de dos mil primaveras".

Por Castrillo de los Polvazares y Rabanal del Camino seguimos la ruta de la Maragatería y de  los Montes de León. Desde Rabanal subimos al puerto de Foncebadón:

Puerto de Foncebadon

"El Camino se vuelve áspero, empinado; a lo lejos y a la izquierda del caminante se divisa el legendario monte Teleno, aún con nieve avanzada la primavera…se inicia después el ascenso hacia el Monte Irago y aparece la célebre Cruz de Hierro, el hito jacobeo más evocador de todo el Camino francés”.

Después El Acebo y la bajada hasta Molinaseca. Allí hay que pasar el antiguo puente de peregrinos sobre el río Meruelo que conduce a la calle Real, con casas blasonadas y corredores de madera. Molinaseca es una de las localidades más entrañables, agradables y hospitalarias de todo el Camino de Santiago. Hemos llegado al Bierzo, paraíso natural cultural y gastronómico de la provincia.
Ponferrada es hoy la capital industrial del Bierzo. En el siglo XI el obispo Osmundo facilitó el paso de los peregrinos jacobitas mediante la construcción de un puente de hierro (Pons-ferrata) sobre el río Sil. Del nombre latino del puente derivó el de la ciudad.
Doménico Laffi, en el siglo XVII, había dejado escrito:
“Ponferrada es bastante hermosa y rica en todo, que tiene una plaza muy grande y hermosa, muchos conventos y hermosos edificios”
El célebre castillo templario de Ponferrada es la fortaleza más sugestiva y misteriosa de todo el Camino francés. Los caballeros de esta Orden comenzaron su edificación en 1178 y lo habitaron hasta el año 1312 en que fue disuelta la Orden que había protegido a los peregrinos desde Astorga a Castro de Sarracín, ya cerca de O’ Cebreiro.

Codice Calixtino

Desde Ponferrada se llega a Camponaraya y Cacabelos entre los viñedos del Bierzo. Poco más adelante está Villafranca, la ciudad de los francos. El “Codex Calixtinus” ya la cita como el final de la décima jornada del Camino. Millán Bravo, conocido historiador del Camino de Santiago dice de ella:
"Villa amable y riente".
Los francos, se habían asentado allí en tiempos de Alfonso VI, que reconoció su presencia y facilitó la llegada de los monjes cluniacenses a la ciudad.
Por Pereje y Trabadelo se llega al valle del río Valcarce, y desde Herrerías, también citada por Doménico Laffi, se inicia la subida a O’ Cebreiro y los primeros montes de Galicia, concluyendo el Camino de Santiago en la provincia de León.



sábado, 27 de diciembre de 2014

LOS JESUITAS EN VILLAFRANCA DEL BIERZO


La idea de fundar un Colegio de Primeras Letras con Estudios de Educación Secundaria en la villa de Villafranca del Bierzo, se inició en Roma, entre el General de los Jesuitas y D. Pedro Álvarez de Toledo, Marqués de Villafranca, en  1.546.

D. Pedro Álvarez de Toledo

En el año de 1.601, D. Pedro Álvarez de Toledo, llegó a donar hasta 30.000 ducados, que resultaban insuficientes para este proyecto. En 1.613, D. Gabriel de Robles habitante de la villa, que había sido Tallador en la  Fábrica de la Moneda de Potosí, dejó en su testamento un legado de 1.800 ducados para erigir el Colegio de Jesuitas en su localidad natal.

El Colegio de Villafranca, como todos los de los Jesuitas, pretendía una finalidad docente y otra religiosa. Los niños, desde la edad de seis años, aprendían a leer, escribir y contar, y la Doctrina religiosa de un cristiano instruido.

Colegio de los Jesuitas

Los Colegios de los Jesuitas estaban abiertos a los estudiantes de cualquier condición económica. La mayoría de estos Colegios eran gratuitos, si los padres, o tutores legales aceptaban el Reglamento de los mismos:

A partir de los 6 años, el niño ha de aprender a leer y escribir, así como las operaciones aritméticas más sencillas, como también a recitar el Catecismo, porque el Maestro de Primeras Letras ha de formar en la Moral y Doctrina Cristianas.

En los Estudios de Secundaria se cursaban las disciplinas denominadas Humanísticas: Geografía, Historia, Matemáticas, Retórica, Filosofía y Latín. Esta última materia era básica  y su aprendizaje no comenzaba hasta después de los 8 o 9 años, una vez que el niño hubiera aprendido los conocimientos gramaticales de la lengua vernácula. La formación adquirida en la Secundaria solía terminar a la edad de 17 años y permitía entrar en el Tercer Grado, después de superar un examen de Latín para acceder a estos estudios: Leyes-Derecho Civil o Canónico- o Medicina.

También podían seguirse Estudios Eclesiásticos (Teología en sus diversas ramas), para los que quisieran ser religiosos.

Interior de la Iglesia

Las obras de construcción del centro comienzan en 1.620,  aunque la Iglesia es un poco posterior (mitad del siglo XVII), siendo la fachada y el claustro lo más tardío, posiblemente de finales del siglo XVII o XVIII. La fachada posee dos cuerpos que se separan por una cornisa y están rematados por un frontón con el escudo de la Compañía de Jesús.

La Iglesia se sitúa en el centro y a ambos lados se iban a construir dos claustros, uno a cada lado, aunque solamente está construida el ala de la derecha. La Iglesia posee planta de cruz latina dividiéndose la nave en varios tramos.

Plano de la Iglesia

En el interior de la Iglesia se custodia la imagen del patrón de Villafranca el Santísimo Cristo de la Esperanza, talla situada en el primer cuerpo del tramo central del retablo, realizada en madera sin dorar con tallas como la de San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, San Francisco de Borja y un calvario. Existe otro retablo a la derecha dedicado a San Vicente de Paúl y otro a la izquierda dedicado a la Milagrosa.

El Claustro está decorado con escenas de la vida de San Vicente de Paúl y pintado al fresco, una de las técnicas más antiguas de la Historia del Arte donde el color conserva la viveza de lo recién pintado y lo hace resistente al paso de los años y aún de los siglos.

Claustro del Colegio

Los personajes históricos que aparecen en las ocho composiciones vivían realmente en las fechas en las cuales el edificio se construyó y están en consonancia con el estilo barroco del claustro. Es obra de Vicente Román, pintor de larga trayectoria docente.

En el año 1.767 los Jesuítas son expulsados del pais por Carlos III, aunque se siguen impartiendo clases en el Colegio. Se traslada a la Iglesia la anterior Parroquia de San Nicolás, que se había  quemado en un incendio.

La Expulsión o Extrañamiento, de la Compañía de Jesús, que administraba la formación de la mayoría de los jóvenes del país, apremió al Gobierno de Carlos III, que acusó a la Orden de entrometerse en política por medio del Confesor Real, que actuaba como Secretario de Asuntos Eclesiásticos.

Expulsión de los Jesuitas

Se acusaba a los jesuitas de ejercer un comercio ilícito y anticanónico en América. Tratar de hacer independientes las Reducciones Guaraníes del Paraguay y de Bolivia, e imponer en esas provincias la Doctrina Teocrática del Poder, que sus profesores y predicadores fomentaban.

Se ponía en palabras del Rey. Dicen que:

“No son mis vasallos ni se someten a la Jurisdicción de los Ordinarios Diocesanos, sino sólo a la de su General y al Pontífice a cuya jurisdicción sí que obedecen, por lo que no son mis vasallos sino gentes desleales con la Corona".


Expulsar a los jesuitas significaba hacer triunfar la causa del Centralismo borbónico, cambiar de mano la enseñanza en la Universidad y Colegios, terminar con la influencia de la Orden en las clases altas de la sociedad, ya que controlaban los Colegios Mayores, la mayor parte de las Cátedras Universitarias, Magistraturas, Audiencias, Beneficios Eclesiásticos,…

lunes, 22 de diciembre de 2014

LA PROVINCIA DE "EL BIERZO"

Entre 1821 y 1822 se aprobó una división provincial de España que, concedió personalidad jurídica a la comarca de El Bierzo, reconociéndola como provincia independiente del resto de León.

Fernando VII había abolido la Constitución de Cádiz, de 1812, cuando volvió a España en 1814. Estableció un gobierno absolutista que duró hasta 1820. El 1 de enero de ese año el teniente coronel Riego, que estaba al mando de una fuerza expedicionaria destinada a sofocar los levantamientos independentistas en Latinoamérica, realizó un pronunciamiento militar que forzó al rey a reinstaurar la Constitución de 1812.

Fernando VII

Surgió así el “Trienio Liberal” (1820-1823), en el que Fernando VII era el Jefe del Estado con grandes poderes, aunque compartidos con las Cortes. Estas en su primer periodo ordinario, de marzo a mayo de 1820,  plantearon con carácter de urgencia la necesidad de una división provincial de todo el Estado. En estas primeras sesiones se comenzó a hablar de la conveniencia de crear una provincia berciana, usando como precedente la división fiscal de León en tres “provincias” (Asturias, León y Ponferrada) que había funcionado durante casi toda la Edad Moderna.

El 17 de octubre de 1820 las Cortes pidieron a Felipe Bauzá y a Agustín de Larramendi la confección de una nueva “carta geográfica de España” para tener una base cartográfica para la realización de la división provincial. A la vez incluyeron la descripción de su propuesta de división provincial.  Reapareció la provincia de Zamora, por lo que la provincia leonesa perdía ese territorio al norte del Duero, si bien mantenía lo perteneciente ahora a Palencia, que seguía sin existir. El proyecto se presentó a las Cortes el 4 de marzo de 1821.

Mapa provincial de 1821

Hubo una fuerte controversia entre Ponferrada y Villafranca del Bierzo por la capitalidad de la nueva provincia. Ponferrada había sido la capital durante el Antiguo Régimen (siglos XVI al XVIII). Villafranca contaba con el apoyo de los diputados religiosos de la ciudad y otros diputados leoneses que se mostraron favorables a ello por la posibilidad de que esta ciudad fuera a erigirse en seda episcopal según las bases presentadas por la comisión eclesiástica. Las dos poblaciones bercianas, candidatas a la capitalidad provincial, elaboraron sus respectivas estrategias políticas que defendieron ante las Cortes a principios del siglo XIX.

La villa de Ponferrada nombró una comisión, formada por su alcalde Antonio Marcías Florez y un abogado constitucionalista: José Fernández Carús. Como no podía ser de otro modo, el debate político sobre la nueva capitalidad se extendió a todos los ayuntamientos que formaban parte de la provincia. En la sesión de las Cortes, de 30 de septiembre, Ponferrada presentó un escrito:

“solicitando que no se apruebe el dictamen de la comisión en la parte que designa a Villafranca para capital de aquella provincia, por carecer de todas las ventajas que reúne Ponferrada”.

Vista panorámica del Bierzo

La provincia de Villafranca del Bierzo fue aprobada por Decreto de las Cortes de 27 de enero de 1822. En esta misma normativa se nombraba capital a Villafranca. El 30 de noviembre de 1833 se asigna una nueva división territorial creada por Javier de Burgos, en la que no existe ya ninguna provincia berciana. La antigua provincia del Bierzo, es dividida en tres: la mayor parte forma parte de la provincia de León mientras 11 pueblos pertenecientes al Bierzo Oeste se otorgan a la provincia de Lugo y gran parte de lo que hoy es la comarca de Valdeorras  pasa a formar parte de la provincia de Orense.




viernes, 19 de diciembre de 2014

VILLAFRANCA Y VALLE VALCARCE

27. VILLAFRANCA DEL BIERZO Y EL VALLE DEL VALCARCE

Visita a la ciudad: Iglesia de Santiago. Castillo de los Marqueses de Villafranca. La calle del agua. Historia de Villafranca. Otras igle­sias y conventos de Villafran­ca. Salida de Villafranca del Bierzo. Unas chicas de Segovia. El valle del río Valcarce: Pereje. Trabadelo. Ambas­mes­tas. Vega de Valcar­ce. Ultimos pueblos del valle. Una comida especial. Subida a O'Cebrei­ro. ­


El viajero se dispone a visitar la ciudad de Villa­franca del Bierzo, la antigua ciudad de los "francos". Una ciudad que ha sido definida por Domenico Laffi como:

"un hermosísimo lugar situado en un valle, entre cuatro altísimas montañas, donde confluyen dos grandes ríos, donde hay muchos conventos, una gran plaza y hermosos edificios,..."

Domenico Laffi recorrió España, y especialmente el Camino de Santiago en el año 1670. Villa­franca del Bierzo sigue siendo hoy, tal como indicó Laffi, un hermoso lugar.

El viajero se acerca a la iglesia de Santiago desde el albergue municipal. En la iglesia de Santiago de Villafran­ca del Bierzo se permitía finalizar el camino a los peregrinos enfermos, por un privilegio del Papa español Calixto III, ins­ti­tuido en el siglo XV. Se les evitaba así todas las pena­lidades del acceso a Galicia por las montañas de O'Cebreiro, ganando el jubileo con las mismas indulgencias que los que llegaban a Compostela.

Iglesia de Santiago

La iglesia de Santiago está situada a la entrada de la ciudad por el antiguo Camino de Santiago. Es un templo senci­llo, de estilo románico, con una sola nave en su interior y una cu­bierta interna de madera. Tiene un crucifijo del siglo XIV y una capilla dedicada a la Virgen de las Angustias, adosada a la nave principal en el siglo XVIII, con un retablo de estilo barroco. En el exterior destaca el ábside semi­circu­lar con tres estrechas ventanas que iluminan el presbite­rio, y la "Puerta del Perdón", formada por un arco abocinado con archivoltas.

Desde la iglesia de Santiago se llega al Castillo de los marqueses de Villafranca, construido en el año 1490. Es un edificio de planta cuadrangular, con cuatro torreones redon­dos, uno en cada esquina. Es el castillo más moderno del Bierzo, y uno de los que está habitado. Es propiedad de la familia de los Alvárez de Toledo y en él pasa grandes tempora­das el célebre compositor musical Cristobal Halfter. El casti­llo ha pertenecido a otras familias ilustres de la nobleza castellano-leonesa como los Pimentel, Valcarce, Enríquez, Alvárez Osorio y Mendoza.


Castillo de Villafranca

Por la calle Salinas, a la que da una de las facha­das del Castillo, se baja a la "calle del Agua", vía principal de la ciudad, por la que pasaban los peregrinos de Santiago. Es una "rua" alargada, con edificios palaciegos, dignos ejem­plares de la arquitectura civil de los siglos XVI y XVII, como los de los marqueses de Villafranca y los de los Torquemada, uno frente al otro, como desafiándose entre si. También hay otras casonas de próceres locales, casas hidalgas y viviendas burguesas y de trabajadores gremiales de la Baja Edad Media. En la "calle del Agua" está el convento de clausura de San José y la casa de Enrique Gil y Carrasco. El convento de San José, de las Madres Agustinas Recoletas fue fundado en 1612. Tiene una iglesia con una única nave en el interior, con un retablo mayor barroco formando un gran arco, y una fachada de estilo neoclásico en el exterior.

Villafranca del Bierzo está relacionada con el Camino de Santiago desde el principio de su constitución como ciudad. En el año 1070, durante el reinado de Alfonso VI, se construyó el Monasterio de Santa María de Cluniaco, por los monjes franceses de Cluny. El Monasterio tenía como función prestar ayuda a los peregrinos franceses que se dirigían a Compostela. Junto al Monasterio se fue asentando una población de artesanos y mercaderes francos. Por ello su primer nombre fue "Vico-francorum", que posteriormente pasó a Villafranca, villa de los francos. Cerca del Monasterio surgieron los hospitales de San Lázaro y de Santiago, en el siglo XI. La población consiguió gran relieve durante el reinado de Doña Urraca, hija de Alfonso VI, y de Alfonso VII y Fernando II. Alfonso XI le otorgó fueros en 1196 y 1230. En el siglo XII se construyó la iglesia de Santiago. Villafranca del Bierzo se constituyó en "Señorío de los marqueses de Villafranca" en 1486, durante el reinado de los Reyes Católicos.

Durante los siglos XVI y XVII se produjo el apogeo de Villafranca del Bierzo. En el siglo XVIII el Catastro del Marqués de la Ensenada atribuye 412 casas a la villa, y en el siglo XIX Madoz menciona 488 casas. La economía de la ciudad durante el Antiguo Régimen fue fundamentalmente artesanal y comercial, con mercados semanales y ferias anuales. La Guerra de la Independen­cia afectó mucho a Villafranca, que fue un punto logístico de todo el Noroeste y el Cuartel General de Galicia del ejército inglés. En el año 1815 nació aquí Enrique Gil y Carrasco y en el año 1822, durante el trienio liberal, Villafranca fue la capital de la provincia del Bierzo. Durante todo el siglo XIX fue la capital eclesiástica de la comarca, con un gran número de iglesias y de personas dedicadas a funciones eclesiales.


Antiguo Colegio de los Jesuitas  

                
Villafranca destacó también en aspectos culturales. Gaspar de Robles donó todos sus bienes a los jesuitas para que enseñaran a la población a leer y a escribir gramática y retórica latina. En 1858 visitó la ciudad la reina Isabel II. Anteriormen­te habían pernoctado en la ciudad Carlos V y Felipe II, en camino a Santiago. Durante el siglo XX se han realiza­do algunas remodelaciones urbanísticas de importancia, como el Jardín de la Alameda, y la llegada del ferrocarril a la ciu­dad, en un ramal que la une a la línea Madrid-Galicia a través de la localidad de Toral de los Vados. El alumbrado eléctri­co, el suministro de agua a las casas, el alcantarillado y la cons­trucción de un moderno teatro, también mejoraron la vida de los habitantes de Villafran­ca.

Además de la Iglesia de Santiago y el convento de San José hay otras muestras de arquitectura eclesial de gran valor artístico. Conviene citar las iglesias de San Francisco y de San Nicolás el Real, y varios conventos. La iglesia de San Francisco se encuentra cerca de la Plaza Mayor, en un altozano situado frente a la iglesia de Santiago. Se atribuye su fundación a San Francisco de Asís, que pasó por Villafran­ca, camino de Composte­la, en el siglo XIV. La iglesia tiene un estilo de transición entre el románico y el gótico. Las torres fueron construidas en el siglo XVII. La iglesia formó parte del convento de San Francisco, destruido por el fuego en el siglo XIX. Tiene un magnífico artesonado con armadura mudéjar del siglo XV y un retablo churrigueresco de la escuela de Juan de Flandes. En esta iglesia yacen los restos de Gil y Carras­co, traídos desde Berlín, donde murió.

Iglesia de San Francisco

La iglesia de San Nicolás el Real fue un antiguo colegio de los jesuitas, fundado en el siglo XVII. Tiene una fachada elegante y compensada estructuralmente, que imita a la iglesia llamada "Gesú", de Roma. En su interior destaca el Cristo de la Esperanza, patrón de Villafranca, y el retablo barroco churrigueresco. El colegio tenía un buen museo de Ciencias Naturales, que todavía puede visitarse. Junto a la iglesia han aprovechado los pasillos, salones y el claustro del antiguo convento para la instalación de un elegante hotel-restaurante con alguna de las especialidades de la gastronomía del Bierzo en su carta.
        
La Colegiata de Santa María está construida sobre el antiguo convento de los monjes de Cluny. Se encuentra situada al final de la ciudad, junto al parque de la Alameda, y muy cerca del río Burbia. Tiene el interior de la iglesia planta de cruz con tres naves, bóvedas con nervios y florones, y una hermosa cúpula. También son dignos de considerar el coro, el órgano, el retablo mayor y algunos de los retablos laterales.

El convento de "La Anunciata" está situado en la Rua Nueva. Es del siglo XVII, y tiene una bella portada de estilo renacentista. Fue construido por el marqués de la villa, Pedro Alvárez de Toledo, para su hija María, que quería profesar en religión. La iglesia tiene una nave rectangular y un hermoso retablo principal. En este convento descansan los marqueses de Villafranca y también están los restos de San Lorenzo de Brindisi, traídos desde Lisboa.

Monumento al Peregrino

El convento de clausura de la Concepción se encuen­tra entre los ríos Burbia y Valcarce, en la salida de la carretera a Galicia, y fue fundado en 1535. Durante la Guerra de la Independencia fue saqueado por los franceses. Tiene una larga fachada, con dos puertas y muy pocas ventanas para favorecer la clausura. El templo tiene una espadaña en la parte exterior y una sola nave con un retablo neogótico en su interior.
                  
El convento de la Divina Pastora se construyó en el siglo XVII en el solar del antiguo hospital de Santiago. Está situa­do enfrente del parque de la Alameda, muy cerca de la Colegia­ta. Es un sencillo edificio de dos pisos con fachada de aspecto horizontal, en la que destaca una campana y una horna­cina con la imagen de la Virgen.

Al día siguiente salimos de Villafranca del Bierzo. Dejamos las mochilas en el albergue privado, que nos las transportaba en automóvil hasta O'Cebreiro por la módica canti­dad de 300 pesetas, y nos dispusimos a hacer la etapa más dura de todo el Camino de Santiago. Más ligeros de equipaje que otros días tomamos el camino de los peregrinos por la "calle del Agua". En la bajada de la calle Salinas encontramos a dos chicas de Segovia, Esther y Beatriz, que tenían dudas sobre la salida de Villafranca. Habían empezado a andar el día anterior en Cacabelos y aún estaban en proceso de aclimata­ción. Diseña­ban etapas cortas en los primeros días y pensaban quedarse en Vega de Valcarce, en un pequeño albergue munici­pal, antes de abordar la subida a O'Cebreiro.

Cruzamos el puente del río Burbia acompañados de Esther y Beatriz, sin seguir las flechas amarillas, que desde el barrio de Tejedores orientaban a los peregrinos hacia el alto de Pradela, para evitar el intenso tráfico de la carrete­ra general a Galicia. Habíamos oído que era una subida de tres kilómetros muy fatigosa. Por el convento de La Concepción seguimos el curso del río Valcarce. Al salir de la ciudad la antigua carretera y el río penetran en un encajonado desfila­dero que seguimos hasta el túnel de Anguía, por el que pasa la montaña la nueva carretera desde Villafranca. La carretera y el río se entrecruzan varias veces discurriendo paralelamente por el angosto valle.

El primer pueblo por el que pasamos es Pereje, que aún conserva su aspecto medieval en las casas de la calle Mayor. Pereje tiene una iglesia con una espadaña exenta y un retablo de estilo barroco con las imágenes de Santa Lucía y Santa Agueda. Pereje fue objeto de litigio entre el Monasterio cluniacense de Villafranca y los monjes de O'Cebreiro por la regencia del hospital de peregrinos de la localidad. En este litigio hubo de intervenir Doña Urraca, Alfonso IX y el Papa Urbano II.

Trabadelo

Un poco más allá de Pereje un camino conduce a Trabadelo. Pasa por una zona de grandes castañares que produ­cen mucha sombra, aunque a estas horas de la mañana aún hace un poco de frio y el sol no llega a todo el valle. En Trabade­lo hubo otro hospital de peregrinos, donde está la capilla de San Lázaro. La iglesia parroquial, dedicada a San Nicolás de Bari, tiene una imagen barroca del santo, que se puede contem­plar en el retablo del siglo XVII. En la iglesia hay otra imagen de la Virgen, de la época medieval. La iglesia tiene un arco adintelado con dovelas y una torre con espadaña. En el pueblo también hay dos fuentes en franco deterioro, llamadas del Peregrino y de Pereje.

Cerca de Trabadelo, en el cerro de Aldares, está el castillo de Auctares, donde se cobraba el derecho de portazgo por el paso por el valle de Valcarce a todos los transeuntes. Alfonso VI acabó con este derecho de paso para promover el aumento de peregrinos por el Camino de Santiago, que debían pasar por estos valles. Por aquí entraban a Galicia las vías romanas Asturica Augusta y Lucus Augusti, que unían Astorga y Lugo, según el "Itinerarium Antonini", descrito en el siglo IV. A la salida de Trabadelo tomamos un café en un bar de la carretera y descansamos un poco. El sol va calentando algo más cuando salimos del bar. Por toda la zona hay numerosos hosta­les y restau­rantes. Un poco más adelante pasa­mos por Portela, pequeño pueblo que hace referencia en lengua gallega a un "paso estre­cho" por el angosto valle del Valcar­ce. La ruta discurre entre las obras de construc­ción de los viaductos de la nueva autovía de Galicia.

Al llegar a Ambasmestas, donde se juntan el río Balboa y el Valcarce, nos desviamos de la carretera general, que sube a Piedrafita del Cebrero. En Ambasmestas descansamos un poco junto a la antigua carretera. Pasan muchos peregrinos camino de O'Cebreiro, en la hora más álgida del mediodía. En Ambasmestas quedan restos de la antigua calzada romana y hasta hace poco tiempo había un puente de la misma época. También hay una iglesia dedicada a San Pedro y una fuente que usaban los caminantes a Santiago.

Junto a Ambasmestas está el pequeño poblado de Ambascasas, que es administrativamente un barrio de Vega de Valcarce, capital del valle. Sobre un monte rocoso pueden verse las ruinas del castillo de Sarracín, del siglo XIV, construido sobre la antigua fortaleza del conde Sarracino, señor del Bierzo durante el siglo X. Enfrente estaba el casti­llo del Castro de Veiga. Ambos castillos pertenecieron a los templarios que los utilizaron para defender los accesos al puerto de Piedrafita y a O'Cebreiro.

Vega de Valcarce perteneció al Monasterio de Samos en 1198, y después al conde de Lemos. Pasó más tarde al mar­quesa­do de Villafranca. Todo el municipio tiene actualmente 1200 habitantes, de los que 300 corresponden al núcleo urbano que lleva el nombre específico de Vega de Valcarce. En el centro de la localidad, en una plaza ajardinada está el Ayun­tamiento, y cerca de él la iglesia de Santa María Magdalena, advocación muy habitual en el Camino de Santiago.

Cerca de Vega de Valcarce está Ruitelán, donde probablemente estuvo situada la ciudad romana de "Utaris". Ruitelán tiene una pequeña iglesia románica del siglo XI, con un ábside rectangular. También tiene la iglesia parroquial dedicada a San Juan Bautista y la capilla de San Esteban. En la zona vivió el eremita San Froilán en el siglo IX, antes de ser obispo de Lugo. Quedan los restos de una pequeña ermita en la ladera del monte en memoria de San Froilán.  

Junto a Reitelan está Herrerías. Son los últimos pueblos del valle del Valcarce. El nombre de esta población está relacionado con la extracción y tratamiento de mineral de hierro realizado cuando menos desde el siglo XVII. Aymeric Picaud la llama "Villaus" y Domenico Laffi "Sal­vatie­rra". A la salida del pueblo hubo un hospital inglés, desde la época de Enrique II Plantagenet. Todavía quedan restos arquitectónicos de la iglesia y del cementerio de peregrinos.

Herrerías

En Herrerías nos despedimos de Esther y Beatriz, que se quedaban en Vega de Valcarce. Para celebrar el encuentro y la despedida comimos abundantemente en un elegante Albergue Rural. Desde la mesa se contemplaba todo el valle, los prados, las vacas pastando, y al fondo, en la montaña el castillo de Sarracín. La magnífica gastronomía del Bierzo y las especiales características hosteleras del lugar nos lo recordarán siempre que pasemos por allí.

Después de comer iniciamos la subida a O'Cebreiro a las cinco de la tarde. No seguimos la senda que sale de Herre­rías hacia el valle y sube por la ladera sur de la montaña, sino la antigua carretera que bordea la ladera norte. La pendiente en ambos caminos es muy alta y cuesta mucho ascen­der. Dos kilómetros más arriba, que tardamos en recorrer casi una hora, se divisa el pueblo de La Faba. En La Faba hay una iglesia dedicada a San Andrés, que es la última de la diócesis de Astorga. La carretera da un rodeo por la ladera del monte para acercarse a La Faba. Tomamos un camino a la derecha hacia Laguna de Castilla, que es el último caserío de León, al que se llega después de otros dos kilómetros, con una pendien­te ligeramente menor que la anterior, entre grandes brezos que crecen en la ladera de la montaña. Después de pasar por Laguna de Castilla, en que casi no se ve ningún habitante del lugar, continuamos adelante hasta un mojón, que indica el paso a la provincia de Lugo y la distancia de 152 kilómetros hasta Santiago de Compostela. Otro kilómetro más allá se llega a O'Cebreiro algo antes de las ocho de la tarde.
        







martes, 16 de diciembre de 2014

BIBLIOGRAFÍA DE PONFERRADA Y RESTO DEL BIERZO

PONFERRADA.

- Guía de Ponferrada y su municipio. José María Voces Jolías y J.A. Iglesias Arias. Editorial Lancia. León. 1986.

- El castillo de Ponferrada y los templarios. José María Luengo Martínez. Ayuntamiento de Ponferrada. Ponferrada.  1998.

- Ponferrada. Carlos de Francisco Fernández del Castillo y Lázaro Vijande Fernández. Editorial Lancia. León. 1999.

- Ponferrada. David Gustavo López. Editorial Edilesa. León. 2000.


Vista de Ponferrada


EL BIERZO.

- El Bierzo: descripción geográfica, histórica, artística y economica de la región, con un especial estudio de Ponferrada. Julián Alvarez Villar. Gráficas Torres. Pontevedra. 1952.

- El Bierzo. Luis Pastrana. Editorial Everest. León. 1994.

- El Bierzo: todos los pueblos, rutas y caminos: arte, historia y turismo. Hernán Alonso. Ponferrada. 1999. 

- Historia del municipio de Camponaraya. José A. Balboa de Paz. Ayuntamiento de Camponaraya. Camponaraya. 1997.

- Carracedo: monasterio y palacio. David Gustavo López. Editorial Edilesa. León. 1991.

- El monasterio de Carracedo. José A. Balboa de Paz. Instituto  leones de Cultura. León. 1997.

- Villafranca del Bierzo. Hernán Alonso. Editorial Everest.  Madrid. 1984.

- Villafranca del Bierzo. J.A. Iglesias Arias. Editorial  Lancia. León. 1998.


Viñedos del Bierzo

sábado, 13 de diciembre de 2014

EL BOTILLO DEL BIERZO



El botillo es el manjar más sabroso y emblemático de la gastronomía berciana.

El término "botillo", deriva del latín "botellus", traducido por salchicha, morcilla o chorizo. En realidad se trata de las tripas gruesas del cerdo en las que se embuten diversos tipos de carne de ese animal.

Los orígenes históricos del botillo son discutidos. Algunos historiadores afirman que su origen es romano, sugiriendo la posibilidad de que este plato fuera consumido durante su estancia en El Bierzo; de éstos pasaría al mundo medieval, convirtiéndose en un manjar de abades, obispos y reyes.

Otros afirman, que fueron los monjes de Carracedo, o algún otro eremita, los inventores del botillo. Ambos se basan en la mención de términos similares a "botillo", en diversos documentos de estas épocas

Los ingredientes básicos del botillo son:

          Costilla de cerdo (MAYOR PROPORCIÓN) 
          Rabo de cerdo (menor proporción).


Proceso de elaboración del botillo


También se podrá añadir, a criterio de los fabricantes, otros componentes como lengua, carrillera, paleta y espinazo, en un máximo del 20% del total, no pudiendo superar ningún componente de este resto la mitad de este 20%.

A todos los componentes se les añade posteriormente sal y pimentón, aditivos autorizados y otras especias naturales.

El proceso de elaboración se lleva a cabo en distintas etapas que se deben realizar en un mínimo de cinco días.

  • Selección de materias primas y troceado: costillas, rabo, espinazo, paleta, carrillera y lengua que se escogen para ser troceados en porciones regulares. Se usa siempre carne fresca en la elaboración.
  • Adobado y embutido: se procede al adobo añadiendo a las partes troceadas sal, pimentón y especias. Después se embute en la tripa, que a su vez se ha sazonado y adobado previamente.
  
  • Ahumado: este es un punto fundamental que le confiere el sabor particular a todos los embutidos de El Bierzo. Se realiza con el humo producido al quemar leña de roble o encina durante al menos un día.
  • Secado: este proceso se realiza durante cinco o nueve días en secaderos preparados al efecto para eliminar el agua y que el botillo adquiera una mayor consistencia.

Plato de botillo tradicional


Receta


Ingredientes (4 personas):

Un botillo del Bierzo

4 chorizos frescos
1 repollo mediano
4 patatas

El Botillo del Bierzo se pone a cocer en una olla, a fuego lento. Un botillo que pese un kilo deberá cocer unas dos horas. Cuarenta y cinco minutos antes de su plena cocción incorporamos la verdura. Y por último, treinta minutos antes de la cocción, se añadirán las patatas y el chorizo fresco del Bierzo.

Su salsa roja será el complemento ideal que dará color, aroma y sabor a las verduras y las patatas. Se sirve en una fuente honda, con los aditamentos rodeando al botillo.




Algunas Frases y Citas al respecto del Botillo:

Botillo agrietao, botillo lavao."                             Refrán popular.

"Si te entristece tu parva cena doméstica, oh Toranio, puedes venir a ayunar conmigo. Fuerza será que chamusques tus dedos al servirte en la ennegrecida fuente el verde repollo de col, despreciado nada más dejar el huerto, y "botellus" desbordado en blanca sopa.

Marcial, escritor romano, hacia el año 40 d.C., en su epigrama a Toranio.

"El botillo es algo propio, genuinamente berciano: una originalidad de la tierra, que comenzó -como todas las cosas buenas- siendo un producto casero."                                

Valentín Carrera, escritor.

"Manjar sublime de ancestral misterio, que da al paladar sutil delicia,  es en la mesa la primicia con efluvios gozosos de sahumerio."

Héctor Blanco Terán,                       Versos del poema "El Botillo"