viernes, 27 de febrero de 2015

HASTA PALAS DE REY



Despertar en Portomarín. Iglesia de San Nicolás. Salida de Portomarín. Hacia Gonzar. Castromaior. Ventas de Narón. Hacia Guntín. Por la carretera de Lugo a Santiago. Ligonde. Portos. Lestedo. Vilar de Donas. La Orden de Santiago. Alto del Rosario. Bajada a Palas de Rey. Iglesia de San Tirso.




Aunque la mañana esté gris es un espectáculo despertar en Portomarín, cerca del embalse. El viajero toma su mochila y se dirige al mesón donde cenó la noche anterior, y desayuna copiosamente. Son las nueve de la mañana. No conviene madrugar más con este tiempo tan inestable. Antes de salir de Portomarín vuelve a admirar la iglesia de San Nicolás, una de las más hermosas de Galicia.



San Nicolás fue un templo fortaleza, y por eso su aspecto externo con cuatro almenas y estructura compacta. El ábside es similar a los de otras iglesias de estilo románico en tierras gallegas. La fachada principal con un rosetón, y la puerta de entrada, con archivoltas y un tímpano con relieves humanos, tiene el estilo del maestro Mateo, célebre por el Pórtico de la Gloria de la Catedral compostelana. El interior tiene una sola nave dividida en cinco compartimentos con columnas adosadas y arcos transversales. En las fachadas laterales, orientadas al norte y al sur, hay una puerta de acceso en cada una de ellas.



Desde la plaza de los Condes de Fenosa, por la calle principal, se baja hasta el puente sobre el río Miño, donde está una gasolinera, en el principio de la carretera a Ventas de Narón. Portomarín despide al viajero por la escalinata de la Virgen de las Nieves. Unos metros más adelante el camino se separa de la carretera y atraviesa por una pasarela un pequeño brazo del embalse, por donde confluye el arroyo de Torres. La ruta bordea la ladera del monte de San Antonio. En el alto de Cortapezas, junto a una factoría de cerámica, se vuelve a unir el camino con la carretera de Ventas de Narón.





Se continúa por una zona llana, donde hay una pequeña granja y algunos talleres de automóviles hasta las casas de Toxibó. Hay un hórreo grande entre las casas con una "venera" esculpida en una de sus paredes. Después de Toxibó la carretera sube un ligero repecho hasta Gonzar, donde se llega después de una hora de haber salido de Portomarín. Desde aquí hay unos ochenta y cinco kilómetros a Compostela, según se indica en uno de los "miliarios" del Camino.



Empieza a llover poco a poco, aunque va aumentando cada vez más. Los peregrinos van protegidos bajo la lluvia con fuertes impermeables de diversos colores. Llevan un andar pausado y cansino, sin duda influenciado por el mal tiempo. El arcén de la estrecha carretera está muy encharcado.


Gonzar debió ser muy importante en el Camino de Santiago. Pertenecía a la Encomienda de los Caballeros de San Juan de Portomarín. Ahora hay un pequeño refugio, y no más de once vecinos, que viven en casas construidas con las tradicionales planchas de pizarra. Las "corredoiras" del interior del pueblo están cementadas. En Gonzar hay un una iglesia con una espadaña y una escuela en estado ruinoso.


En un desvío de la carretera aparece Castromaior, donde está la iglesia románica de Santa María, del siglo XII, en buen estado de conservación. Tiene un arco triunfal y un retablo del siglo XVI, con imágenes de la Virgen María, San Roque y San Antonio. A la izquierda de la carretera, a la salida del poblado, puede verse la silueta de un castro celta, de gran tamaño, que ha dado nombre al pueblo.


El terreno ha ido subiendo paulatinamente desde el cauce del río Miño, en Portomarín, hasta los seiscientos metros de altitud de esta zona. Un poco más adelante se llega a "Hospital da Cruz", donde no quedan restos de este albergue para peregrinos, que debió clausurarse en el siglo XVIII. Por aquí pasa la carretera de Lugo a Orense, que poco más al sur tiene un desvío hacia Pontevedra. Hay mucho tráfico en esta carretera. Junto a ella hay un bar y varias casas diseminadas en el cruce.



A un kilómetro, por una pista asfaltada, se llega a Ventas de Narón, que fue un importante centro comercial en la Edad Media. Aquí se reunieron los caballeros gallegos en armas contra el Conde de Lemos, tal como se cuenta en una novela histórica, "Los hidalgos de Monforte", de Benito Vicetto. Hoy Ventas de Narón es una pequeña aldea, que no tiene más de seis vecinos. Aquí termina el municipio de Portomarín, y se pasa al de Monterroso. En Ventas de Narón está la capilla de "La Magdalena", y en algunas casas se ven escudos heráldicos.

Sigue lloviendo, y está cada vez más oscuro por el lado oeste, hacia la sierra de Ligonde, por donde el Camino de Santiago sigue hacia Eirexe y Lestedo. El caminante decide volver a la carretera de Lugo a Orense, y continuar hasta Palas de Rey por Guntín de Pallarés, en la carretera de Lugo a Santiago de Compostela, que discurre por la provincia ligeramente más al norte.

El viajero consigue que le lleven en coche hasta Guntín y espera allí a que mejore un poco el tiempo. En el camino un accidente produce un amplio "atasco". Una enorme grúa arrastra un camión que se había salido de la carretera por lo resbaladizo de la calzada con las primeras lluvias.

Cuando las nubes negras se desplazan hacia el sur y deja de llover, el viajero continúa su camino por la carretera de Lugo a Santiago de Compostela. El arcén está más seco y puede andar cómodamente. Un ligero viento sopla por la llanura gallega que se abre ante sus ojos. Una hora después de salir de Guntín pasa por el pueblo de "O Marco", de donde sale una carretera comarcal a Monterroso, la capital municipal de la zona.


Los peregrinos que siguen el camino de Ligonde inician una subida a la sierra, desde Ventas de Narón, alcanzando una altitud de 756 metros en la zona más alta de los montes. La cumbre de San Simón, al norte del camino, muestra sus antenas de telecomunicación. Al bajar se llega a la aldea de Previsa y al antiguo pazo de Lameiros, donde todavía se conservan algunas piedras heráldicas y una capilla dedicada a San Marcos. Junto a la capilla hay un "cruceiro" con grabados de la pasión y muerte de Cristo, y una calavera. Fue construido en el año 1672.
                                            
Un kilómetro más adelante está Ligonde, un antiguo centro jacobeo, que conserva una iglesia dedicada a Santiago, de estilo neoclásico, aunque con una portada románica, procedente de una iglesia del siglo XIII construida en el mismo lugar. Se tiene noticia documental de esta localidad desde el siglo X. El conde Osorio Vestráriz y su esposa cedieron parte de sus bienes para la construcción de un hospital que acogiera a los peregrinos a Compostela. La iglesia y el hospital fueron gestionados por la Orden de Santiago. Del hospital no queda actualmente más que un pequeño cementerio anejo. Todavía aparecía en el catastro del Marqués de la Ensenada, a mediados del siglo XVIII. Por Ligonde pasaron y pernoctaron el emperador Carlos y su hijo Felipe II.

El camino después de pasar Ligonde discurre por el valle del arroyo del mismo nombre y llega a la localidad de Eirexe, que significa en gallego "ecclesia". Es una pequeña aldea con varias casas. Un poco más allá cruza la carretera de Marco a Monterroso, junto al poblado de "As Cruces". Un kilómetro después se llega a Portos, cuyo nombre procede de los "puestos fiscales" romanos que había en la zona, o de los "pasos de piedra" gallegos para pasar cualquier vía de agua.


Más adelante está Lestedo, localidad que tuvo un pasado con mayor esplendor que su situación actual. Sólo quedan algunos vecinos. También se llamó "Nabal da Rua", porque junto al camino brota una fuente de agua muy fresca. La iglesia de Lestedo tiene una imagen de Santiago peregrino en el altar mayor. Valos es la siguiente aldea. Tiene un singular cementerio con los nichos hacia el exterior del lugar. Por Brea y Lamelas el camino se acerca a la carretera que va a Palas de Rey poco antes de llegar al Alto del Rosario.

Desde el cruce de Portos hay un desvío a Vilar de Donas. El templo románico de San Salvador de Vilar de Donas está considerado Monumento Nacional. Se encuentra a unos dos kilómetros de la carretera de Lugo a Santiago de Compostela. Perteneció a un monasterio fundado en el siglo XII por dos "donas" de la familia Arias de Monterroso. La iglesia fue construida en el año 1230, en estilo románico tardío, con elementos ornamentales góticos. La portada tiene tres pares de columnas y sus correspondientes archivoltas. En el interior hay una sola nave con tres ábsides semicirculares unidos al crucero. Detrás del altar mayor hay un retablo que representa el milagro de "O Cebreiro".

La Orden de Santiago se fundó en el año 1170, durante el reinado de Fernando II. En Galicia residieron en Lugo, Portomarín, Chantada, Melide y Sobrado, y también en el antiguo Monasterio de Santa María de Loio y en Vilar de Donas. En 1184 aparece citado este último lugar en documentos relacionados con la Orden de Santiago. Fue Casa Capitular de la Orden y lugar de sepultura de los caballeros santiaguistas residentes en Galicia. Los caballeros de la Orden protegían a los peregrinos a Compostela y regían iglesias y hospitales. En Vilar de Donas estuvieron los caballeros de Santiago durante toda la Edad Media.

Desde Vilar de Donas se puede ir hasta el Alto del Rosario y la pequeña aldea del mismo nombre. En los días claros puede verse desde aquí el llamado Pico Sacro, muy ligado a la historia de las peregrinaciones a Compostela. El Pico Sacro está al sur de Santiago de Compostela. Desde allí los peregrinos meridionales veían las torres de la ciudad de Santiago, igual que desde el Monte del Gozo, en el "Camino Francés". En el Pico Sacro estuvo el Monasterio de San Sebastián, del que todavía se conserva su capilla.
 
En este día no puede verse el Pico Sacro desde el Alto del Rosario. Han vuelto a aparecer las nubes negras y ha llovido intermitentemente. En algunos casos el viajero ha tenido que guarecerse de la lluvia, en los momentos de mayor intensidad, en las paradas de los autobuses de la carretera. Los peregrinos salen del camino por Lamelas empapados en la humedad ambiental. En el Alto del Rosario hay un moderno mesón. El viajero decide secarse un poco y tomar un café caliente en el bar.

Por la bajada del Alto del Rosario a Palas de Rey vuelve a llover. Dos kilómetros más adelante aparecen las nuevas instalaciones deportivas de la localidad. En Palas de Rey concluía la etapa duodécima del itinerario de Aymeric Picaud, según el "Codice Calixtinus", antes de llegar a Compostela. Aymeric Picaud debía viajar a caballo para hacer en una jornada estos trayectos tan largos. En la Edad Media se concentraba en los alrededores de Palas de Rey toda el "hampa" que deambulaba en torno al peregrino: meretrices, vividores y simples ladrones, que algunas veces dejaban literalmente "en cueros" a los ingenuos romeros.


En la carretera, que hace de calle principal en Palas de Rey, está el albergue del Camino de Santiago. El viajero pasa por el albergue para sellar su credencial. No sabe todavía si se quedará allí o continuará un poco más camino de Melide. En la misma carretera está la Casa parroquial y cerca de ella la iglesia de San Tirso. De la construcción original solamente se conserva la portada románica. Junto a la iglesia se ha construido un "cruceiro", y cerca de allí está el monumento al peregrino, con su esclavina y sayal, sobre un pedestal en granito de las sierras lucenses, del que salen los caños de una fuente.

Tambien se conserva la fachada de una casa medieval, decorada con "vieiras", que debió ser un hospital de peregrinos. En una plaza circular próxima a la iglesia hay una estatua de San Tirso. La riqueza monumental del conjunto del municipio es mucho mayor que la de la localidad de Palas de Rey, con más de veinte iglesias románicas. A la salida de la ciudad está la indicación del castillo de Pambre, la fortaleza de los Ulloa, y un cartel que da ánimos a los caminantes. Ya sólo quedan sesenta y cinco kilómetros a Compostela.








lunes, 23 de febrero de 2015

IGLESIA DE SAN NICOLÁS EN PORTOMARÍN

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   
La localidad de Portomarín se situaba en pleno Camino de Santiago sobre las orillas del río Miño. El pueblo tenía dos burgos o barrios: El de San Pedro en la orilla izquierda y San Juan en la orilla derecha, donde se hallaba la iglesia de San Juan o San Nicolás.
 
El pueblo viejo y su puente de origen romano, rehecho por Pedro Peregrino en 1120, permitía cruzar el río Miño y  justificó la creación de la villa, la iglesia y el hospital bajo la tutela de caballeros sanjuanista. Tras la inauguración del pantano de Belesar quedaron sumergidos bajo las aguas.


La iglesia de San Juan o San Nicolás fue trasladada piedra a piedra a su nuevo emplazamiento en lo alto del monte do Cristo, y en medio del pueblo nuevo que se inauguró en el año 1966. En algunos de los sillares de la iglesia se pueden advertir todavía las cifras de color rojo con que fueron numerados para su posterior reubicación.

Además de este templo, se salvó de las aguas la portada occidental de la iglesia de San Pedro, que se recolocó en otra pequeña iglesia de nueva planta a unos 170 metros al norte de San Juan o San Nicolás.

La iglesia de San Juan o San Nicolás, es un magnífico edificio con claro aspecto de fortaleza militar, resaltada todavía más desde la lejanía por la ubicación del templo en el punto más alto del nuevo pueblo.


Tiene una nave de gran altura que se señala por medio de grandes arcos ciegos rehundidos en los cinco tramos existentes en el interior. Los sillares están muy bien labrados y muchos de ellos tienen marcas de cantería.

En lo alto de la nave pueden apreciarse unos castilletes añadidos en su traslado que reafirman la vocación militar de sus constructores. En la cabecera de la iglesia existe un profundo presbiterio. Los rosetones con sus vidrieras proveen la necesaria   luminosidad al interior del templo y están  señalando el inminente gótico posterior. La edificación se realizó entre el momento final del siglo XII y el primer tercio del XIII.

El templo tiene tres portadas con gran decoración escultórica. El tímpano muestra tres figuras: La escultura central es un obispo tocado con su mitra, quizá San Nicolás, y las figuras laterales tienen un bastón quebrado, el báculo del obispo y  un libro abierto.


Las esculturas de los capiteles tienen el estilo del maestro Mateo, de la Catedral de Santiago, con retorcidas figuras de arpías, y seres monstruosos que muestran un lenguaje escultórico  extendido por muchos otros lugares en el momento final del románico.

La portada del oeste es la de mayor envergadura. Está situada en lo alto de una escalinata que realza su porte. Cristo la preside con gran majestad sobre una mandorla mística en el centro del tímpano. Los capiteles tienen decoración con motivos vegetales.

La tercera de las portadas está situada sobre el muro norte. Su tímpano alberga una Anunciación. El Arcángel san Gabriel comunica a María su trascendental destino. Ella tiene las manos alzadas y las palmas vueltas dando su conformidad.


viernes, 20 de febrero de 2015

EL EMBALSE DE BELESAR Y PORTOMARIN

El embalse de Belesar es un pantano artificial creado en 1963 en el río Miño, Es el más grande de este río. Está situado entre los municipios de Taboada, Chantada, Saviñao, Paradela, Páramo, Guntin y Puertomarín. Tiene una capacidad de 655 hm³, ocupa una superficie de 1910 hectáreas y presenta una cola de 50 km.


La construcción del embalse supuso anegar casi 5000 hectáreas de terreno fertil, y la desaparición bajo las aguas del pueblo de Puertomarín, que se reedificó de nuevo cerca de su antigua ubicación.
El embalse pretendía dinamizar la pobre industria Gallega y regular el caudal del Miño, que en años lluviosos se desbordaba desde Orense hasta Tui.

La construcción del embalse terminó con tímidas protestas en 1963. Hoy seguramente no se hubiese construido por una mayor oposición popular. En el año 2011, con motivo de la construcción de una nueva central y dos turbinas, se hicieron obras de reparación en la presa y se redujo el caudal por debajo de la cota de explotación. Por ello se vieron estructuras, tierras y pueblos que no se veían desde hacía 48 años.

Portomarín, el pueblo que se tragó el Río Miño

Portomarin es uno de los lugares más recordados y fotografiados por los peregrinos del Camino de Santiago. El embalse de Belesar sepultó al pueblo primitivo en el año 1963. El nuevo municipio se construyó sobre el monte de O Cristo y los vecinos trasladaron parte de su patrimonio arquitectónico "piedra a piedra" hasta el nuevo emplazamiento.


La construcción del nuevo asentamiento

El pueblo en el que hoy viven los vecinos de Portomarín es relativamente nuevo, apenas alcanza los 50 años. El primitivo fue engullido por las aguas del Miño para posibilitar la construcción del embalse. En el año 1946 el municipio original fue declarado Conjunto Histórico-Artístico. La iglesia románica de San Juan, símbolo y seña de su identidad, había sido declarada Monumento Nacional en el 1931. La llegada del general Franco y el presidente de Fenosa, Pedro Barrié de la Maza, fijaron la fecha de muerte del histórico Portomarín en beneficio del negocio de la electricidad.

A los vecinos de Portomarín les dieron la opción de trasladarse a una casa en el nuevo pueblo, construido sobre el Monte de O Cristo o dinero para irse a otro lugar. Muchos vecinos no quisieron vivir con el recuerdo del trabajo de una vida que sepultaría el agua y se marcharon. La población descendió considerablemente en esos años.

El resurgir del pueblo antiguo

Los responsables de la construcción inauguraron el pantano y la nueva villa de Portomarín en 1963 dejando tras de sí viviendas, huertas, campos, viñas, canales y siglos y siglos de historia que quedaron anegados por el agua.

Portomarín resurge, a veces de las aguas coincidiendo con el final del verano y el descenso del caudal del río. Un descubrimiento para los peregrinos del Camino de Santiago que durante el otoño atraviesan el puente sobre embalse.


La construcción del segundo embalse hidroeléctrico más grande de Europa terminó con la vieja villa jacobea, aunque sus vecinos, ávidos por rescatar parte de su historia, trasladaron piedra a piedra parte de su patrimonio. "Numeraron cada una de las piedras de la iglesia románica de San Juan y volvieron a levantarla en el centro del nuevo pueblo, al lado del Ayuntamiento.

"Un trabajo durísimo", explican los vecinos de Portomarín. Al nuevo asentamiento trasladaron además la iglesia de San Pedro, un arco del puente romano que hoy preside la entrada de la villa y construcciones como el Pazo Conde da Maza o el de Berbeteros.

Portomarín es una etapa imprescindible en el Camino de Santiago Uno debe pararse para disfrutar de las vistas y la tranquilidad. Llegas cansado tras una subida interminable pero te quedas admirado cuando descubres la belleza del entorno.


sábado, 14 de febrero de 2015

CAMINO DE PORTOMARIN Y DEL RIO MIÑO


Sarria. Barrio de San Lázaro. Salida de Sarria. Hacia Barbadelo. La iglesia de Barbadelo. Más allá de Barbadelo. Ferreiros. Hacia Paradela. Paradela. Castro de Barán. Llueve en Galicia. Hacia el río Miño. El embalse de Belesar. Una zona de deportes náuticos. Miralles. Monasterio de Loio. Vilachá. El puente sobre el río Miño. Historia de Portomarín. Entrada a la villa. Por las calles de Portomarín.



El viajero vuelve a Sarria para continuar el Camino de Santiago. El clima amenaza lluvia desde hace varias horas. Hay negros nubarrones mientras camina por el paseo junto al río, por la arboleda llamada "Parque del Chato", una playa fluvial muy frecuentada en los días de verano, que ahora está desierta. Son las vacaciones de Semana Santa, y este año no acompaña el buen tiempo por las tierras de Galicia.




Por la "Rua de Toleiro", por donde en otro tiempo se entraba a la ciudad antigua, se ve la torre de la iglesia de Santa Marina, con su enhiesto pináculo. Por la escalinata de la calle Matías López vuelve a la "Rua Mayor", y a la parte más alta de la ciudad antigua. Desde donde estuvo el primigenio castro celta, divisa de nuevo la ciudad de Sarria. El peregrino va bajando hasta el barrio de San Lázaro, donde una capilla dedicada al santo le despide de la ciudad. Aquí estuvo el "lazareto", un hospital medieval de leprosos.



 
El "Camino Francés discurre por un sendero junto al río Celeiro, y lo atraviesa por el viejo Puente de Aspera, que se conserva en buen estado, a pesar de su antigua construcción, del siglo XIV. Tiene cuatro arcos desiguales, de medio punto. El camino sigue por una zona de gran frondosidad, alejada de la carretera de Paradela, cruza la vía ferrea cerca de la estación prehistórica de "Sancti Michaelis", y se aproxima al caserío de "As Paredes", y a la aldea de Vilei.


Poco después se llega a Barbadelo, entre un bosque de castaños, robles, hayas y nogales. Las nubes están cada vez más amenazadoras. El viajero se coloca un fuerte impermeable y espera pacientemente entre las casas de Barbadelo a que llueva o a que no llueva. En Barbadelo hay una iglesia dedicada a Santiago, que fue parte de un antiguo monasterio. El templo tiene partes románicas, del siglo XII, que han sido restauradas. En la fachada dos columnas sostienen unos capitales muy ornamentados. Destaca la torre cuadrada, de la época románica, y el tímpano con un bello "pantocrátor".


 
El camino continúa hasta Rente, a unos quinientos metros de Barbadelo, y después hasta Mercado de Serra y Marzán, alcanzando la carretera de Sarria a Paradela y Portomarín. En esta zona del territorio gallego las casas están diseminadas en el campo, agrupadas unas veces varias de ellas, y aisladas en otras ocasiones, aunque a muy pequeña distancia unas de otras. El paisaje es característico de la campiña galáica, con robles, castaños, y prados, donde pace el ganado vacuno.


 La ruta de los peregrinos a Compostela sigue por Peruscallo, Cortiñas, Brea, Morgade y Ferreiro, localidades unidas entre si por estrechas "corredoiras". Entre Brea y Morgade está la indicación de cien kilómetros a Santiago. En las proximidades de Peruscallo está la iglesia románica de Santa María de Belante. Todas estas localidades son pequeñas aldeas típicas de la Galicia rural. Ferreiros es un poco mayor. Su nombre se relaciona con los herreros medievales, que según Künig von Vach atendían a los peregrinos y a sus cabalgaduras. También aparece Ferreiros en el itinerario de Manier, y se cita que había una fábrica de armaduras, y de otros utensilios.


El suelo está demasiado resbaladizo por las últimas lluvias. El viajero decide continuar por la carretera hacia Paradela al llegar al cruce con el camino. Allí encuentra a una pareja de peregrinos holandeses, y camina con ellos durante algún tiempo. Tiene algunas dificultades para entenderles en su incipiente castellano, ya que él no habla holandés.


La carretera, entre subidas y bajadas del terreno se acerca a la localidad de Barreiros. El viajero observa el campo, ahora que ha aumentado la luminosidad, por la salida de algunos rayos de sol entre las nubes: vallas de piedra y setos separan entre si pequeñas extensiones de terreno, cubiertas con una hierba muy verde. Esta distribución del territorio se adecua al sistema de economía rural minifundista, con la propiedad de la tierra muy repartida. Las pequeñas casas, que cubren casi todo el terreno también se adaptan a esta economía agrícola y ganadera. El viajero pasa por Mouzós y Biville antes de llegar a una gasolinera junto a las primeras casas de Paradela.


Paradela está situada en la comarca de Ulloa. Es un pueblo que se alarga junto a la carretera con casas y bares, que están muy silenciosos al mediodía. El viajero toma café y descansa un rato. En Paradela hay una iglesia románica, dedicada a San Miguel, del siglo XII. Tiene un ábside rectangular y un arco triunfal. Las campanas de su torre tienen fama, que llega hasta las tierras de Orense, de que su tañido es un buen alivio para los partos difíciles. En una cuesta, a unos seiscientos metros de la carretera, está el "cruceiro de Paradela", uno de los más bellos y de los que despierta más interés en toda Galicia. 


 
Cerca de aquí está el castro de Barán, en el que se están realizando excavaciones arqueológicas para determinar su antigüedad. Se valora que puede ser de los siglos I a III antes de nuestra era. Las excavaciones de Barán, favorecidas por la "Xunta" de Galicia, se consideran determinantes para el conocimiento de la historia prerromana de la Comunidad Gallega.


Al salir de Paradela empieza a llover. El viajero continúa andando con el impermeable y un paraguas, que le mueve el racheado viento. Un poco más adelante la carretera empieza a descender hacia el valle del río Miño. El temporal amaina poco a poco. Se pasa cerca de Pacios y de Castro, dos pequeños pueblos antes de llegar al embalse de Belesar, que cubrió con sus aguas el antiguo pueblo de Portomarín, y un puente sobre el río Miño. La vista del embalse conmueve al viajero por su belleza, ahora que las negras nubes han dejado paso a una incipiente claridad.


Después de cruzar uno de los brazos del pantano se llega a una zona de aspecto veraniego, con varios hoteles al borde de la carretera, y acceso a las aguas del embalse, que se utilizan para realizar deportes náuticos. El mal tiempo de los últimos días ha tenido las barcas amarradas a los embarcaderos de los hoteles. El viajero sube un pequeño repecho y ve con toda su magnificencia el puente sobre el río Miño, y el nuevo pueblo de Portomarín, en lo alto de la ladera del embalse. El pantano de Belesar se construyó en 1956, y produjo esta gran extensión de agua.


Desde Ferreiros, el Camino a Compostela continúa por una "corredoira" entre robles, hasta llegar a Miralles. Allí está la iglesia de Santa María de Ferreiros, que se trasladó desde esta localidad, en 1790, piedra a piedra, reconstruyéndola de nuevo. Es de estilo románico, con una nave única y un ábside rectangular. También tiene una espadaña barroca, con dos campanas. En el interior hay un arco triunfal con robustas columnas, y una gran pila bautismal.


Por Pena, Rozas y Couto se sube hasta la "Pena do Cervo", desde donde puede verse la villa de Paradela. Después se desciende ligeramente hasta Moimentos, Mercadoiro y Moutras, en la vega del río Bocelo. Cerca de aquí están las ruinas del Monasterio de Santa María de Loio, donde nació en el año 1170 la Orden de Santiago. En este lugar se escribieron los estatutos de funcionamiento de la célebre Orden de Caballería. Había una capilla dedicada a la Virgen del Rosario. Aún quedan algunas de las primitivas piedras del cenobio fundado por el abad Quintila en el siglo IX, durante el reinado de Alfonso III y el señorío del conde Don Gutiérrez.


Un kilómetro más adelante está Parrocha y Vilachá. Desde un pequeño mirador sobre el embalse de Belesar puede verse el puente sobre el río Miño, y el nuevo pueblo de Portomarín. Si el nivel de las aguas lo permite, en los días de los veranos más secos se observan algunos restos del antiguo Portomarín, con sus dos barrios, de San Pedro, en la margen izquierda, y de San Juan y San Nicolás, en la margen derecha del río. Desde Vilachá se desciende por una pista asfaltada de pendiente pronunciada hasta el principio del nuevo puente.


El viajero pasa por el viaducto sobre el embalse de Belasar y observa el antiguo puente, que se había construido en 1933. En el mismo lugar hubo un puente romano, del siglo II, y otro puente medieval, que mandó destruir la reina Doña Urraca al Obispo Gelmírez para que no pudiesen pasar las tropas de su ex-marido Alfonso el Batallador, rey de Aragón. El puente medieval fue reconstruido por Pedro Peregrino diez años después para facilitar el paso del río Miño a los caminantes a Compostela.


Portomarín es el "Pons Minee" descrito por Aymeric Picaud en el "Codice Calixtinus". Tiene antecedentes romanos. En el siglo X el conde Don Gutiérrez y su esposa Ilduara fundaron diversos monasterios en sus proximidades. En el siglo XII se asentaron en la localidad la Encomienda de la Orden de San Juan, la Orden de Santiago y la Orden del Temple. Posteriormente llegaron los Caballeros de Malta y de Jerusalén. La importancia de la villa en esta época medieval estuvo relacionada con la existencia en la localidad de estas Ordenes militares para protección de los peregrinos a Santiago.


En la Edad Moderna el puente de Portomarín se fue deteriorando con el uso hasta el año 1658, en que el Consistorio de la ciudad de Lugo decidió repararlo. Para ello se asignaron dos mil quinientos ducados. En el antiguo barrio de San Pedro estaba la calle y la iglesia del mismo nombre, además de la Casa de la Marquesa de Bóveda y Limia. Al otro lado del río Miño estaba el templo-fortaleza de San Nicolás, el antiguo hospital de peregrinos y la Casa del General Paredes. La inundación de 1801 produjo la rotura del puente antiguo, y supuso la separación de los dos barrios durante un tiempo, las dificultades y las protestas de los vecinos de Portomarín, que tenían que pasar el río en barcas de una a otra orilla.

La iglesia de San Nicolás fue declarada monumento histórico artístico en el año 1931. Posteriormente todo el conjunto de Portomarín se consideró Monumento Nacional en 1946. Todo ello no pudo impedir que en 1956 las aguas del pantano de Belesar inundaran las calles y las casas del antiguo emplazamiento de Portomarín, pero si ayudó a que pudieran salvarse algunas de las iglesias y palacios. Todo ello se transportó piedra a piedra y se reconstruyó en el nuevo pueblo de Portomarín.


El caminante entra en Portomarín por la escalinata de la Virgen de las Nieves, que fue un arco del puente medieval. Desde el jardín de Manuel Blas y Blas, por la "Rua do Peregrino" va hacia el jardín de Agustín del Río, desde donde puede verse una nueva perspectiva del embalse, junto a un hermoso "cruceiro". Las nubes amenazan lluvia de nuevo. Por la calle principal de la villa, por las nuevas casas con soportales, el viajero llega a la plaza de los Condes de Fenosa, donde está el nuevo Ayuntamiento, y donde se ha reconstruido el palacio del General Paredes y el templo-fortaleza de San Nicolás, uno a cada lado de la plaza.


Al llegar a la plaza empieza a llover, ahora con más intensidad que a lo largo de la tarde. Desde los soportales, sin moverse, el viajero ve caer la lluvia durante un buen rato. Cuando pasan las negras nubes y escampa un poco, puede observarse uno de los arcos iris más bellos que ha visto nunca el caminante, en los cielos todavía grises del embalse de Belesar.


 
El caminante se aloja en un pequeño hostal, con vistas sobre el embalse. Después de una ducha caliente pasa por el albergue de peregrinos para que le sellen la credencial del Camino de Santiago. Unos "boy-scouts" organizan sus mochilas y pertrechos en la puerta del albergue, ahora que ha dejado de llover. Forman una algarabía grande y juvenil.


Después se dirige a otra zona de la villa donde está la nueva iglesia de San Pedro, el parque Antonio Sanz Valdés y el reconstruido palacio de Berbetoros, que fue de la Marquesa de Bóveda y Limia. Los tres forman un conjunto arquitectónico y arbóreo de gran belleza. Un poco más lejos del centro de la villa está la Hostería. El viajero pasa a ver sus dependencias y a tomar un caliente y reconfortante café, para contrarrestar la persistente humedad gallega. Por la calle de Lugo vuelve a la plaza principal para cenar en uno de los mesones, cerca de la chimenea, antes de recogerse a dormir.


miércoles, 11 de febrero de 2015

BIBLIOGRAFIA DE SARRIA Y LUGO



SARRIA.

- Apuntes acerca de la historia de la villa y comarca de Sarria, Galicia: ensayo histórico. Diego Pazos y García. Ediciones Alvarellos. Lugo. 1980.

- Sarrria, capitalidad del "camino francés" por tierras lucenses. Víctor L. Villarabid. Editorial Everest. Madrid. 1984.

- El convento de la Merced: Monasterio de la Magdalena de Sarria. Luis Jaime Solla Fontán. Ediciones Leonesas. León. 1996.

- Santa María Magdalena de Sarria. Xaime Félix López Arias. Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial de Lugo. Lugo. 1996.


LUGO.

- Guia monumental y artística de la provincia de Lugo. Narciso Peinado Gómez. La Voz de la Verdad. Lugo. 1971.

- Lugo. Alvaro Cunqueiro. Editorial Everest. León. 1979.

- La cerca lejana: episodios y crónicas de la muralla de Lugo. Ulises Sarry. Ediciones El progreso; Fundación Caixa Gali- cia. Lugo. 1994.

- Lugo, entre la historia y la leyenda. José Manuel Valín Barreiro. Lugo. 1995.

- Paseando por Lugo. Efrén Vázquez Vázquez y Xosé Luis Laredo Verdejo. Ediciones do Cumio. Vigo. 1997.

domingo, 8 de febrero de 2015

LA MURALLA ROMANA DE LUGO



La Muralla Romana de Lugo fue Declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. Una de las características más destacadas de esta Muralla romana es que se encuentra completa en todo su perímetro y que su paseo de ronda, llamado adarve, es íntegramente de uso público. Es la mejor conservada de la Península Ibérica, entre las de su época, y su aspecto actual responde casi en su totalidad a su configuración original.

ANTECEDENTES

La Muralla imperial de la ciudad de Lugo se construyó entre las últimas décadas del siglo III y las primeras del siglo IV d.C. La situación económica en el Imperio a mediados del siglo III estaba muy deteriorada. En el año 275 d.C. se sucedieron numerosas revueltas sociales que en muchos casos acabaron con el asesinato de terratenientes y gobernadores de ciudades a manos de los sublevados.

La clase dirigente de Lugo asustada por las historias que cada día llegaban desde todo el imperio decidieron protegerse ante una posible sublevación. Para ello decidieron construir una nueva muralla que les diera seguridad frente a las revueltas sociales.

TRAZADO

La Muralla protege las zonas principales de la ciudad. En el interior de su recinto permanecen el área foral, el teatro, las "domus principales", las termas urbanas, el "castellun aquae", el mercado y los templos principales así como la basílica cristiana. Queda también dentro de su recinto el área próxima al mercado donde se encontraban muchos de los talleres y artesanos que trabajan en el interior.


Se protege así los principales edificios y las viviendas de los grupos dirigentes. En el exterior quedan los barrios de viviendas más humildes y los templos que se encontraban en el exterior de la ciudad antigua. La nueva muralla divide en dos la ciudad existente.

El proyecto geométrico generador del bastión tiene un carácter específicamente defensivo, su implantación sobre la ciudad antigua se rige por una nueva geometría que se basa en la trama ortogonal de la ciudad y atiende a las nuevas necesidades del momento.

La Muralla tiene forma rectangular con los vértices redondeados y sobre el rectángulo base están situadas las doce puertas del proyecto original. Cuatro puertas en cada uno de los lados mayores y dos en los menores. La posición de las doce puertas fue seleccionada sobre una vía en uso de la ciudad, las doce estaban situadas en los extremos de seis de las vías principales.

ELEMENTOS

Hoy solo es visible una parte de la muralla original, el monumento actual no refleja la majestuosidad original del conjunto. Los dirigentes de Lugo realizaron una empresa que significó un gran esfuerzo económico y de recursos humanos para su tiempo. No solo se pensó como bastión defensivo de la ciudad, sino también como elemento propagandístico de la clase dirigente de la urbe frente a sus vecinos. El complejo defensivo estaba formado por tres elementos: foso, muralla e "intervallum".

FOSO

El foso recorría perimetralmente el exterior del recinto y gracias a los trabajos arqueológicos realizados en los últimos años se han podido documentar sus dimensiones. Está separado exteriormente de los cubos aproximadamente 5 m., y tiene de anchura y profundidad media 20 m. y de 4 m. respectivamente, con el firme natural del terreno.

MURALLA

La muralla de Lugo está construida en mampostería de lajas de pizarra y son utilizados bloques de granito en recercados de puertas y ventanas, materiales abundantes en las cercanías de la ciudad. El núcleo de la construcción está realizado con un hormigón hidráulico fabricado con piedras y guijarros cementados con agua y revestido en el exterior por la laja pizarra de acuerdo con la técnica constructiva del ladrillo romano.

La fortificación engloba 34,4 Ha y tiene un perímetro de 2.117 m. La anchura mínima del adarve es de 4,20 m. y puede ser recorrido en ambas direcciones en todo su perímetro. La altura oscila entre los 8 m. y los 12 m. por su parte exterior y la anchura de los lienzos entre los cubos oscila desde los 8,80 m. hasta los 16,40 m.

La muralla poseía 85 cubos defensivos coronados por torres de dos pisos con ventanales de medio punto. Si el firme del terreno lo permitía la muralla se ejecutaba en sus tramos rectilíneos con un módulo de cinco cubos o torres. Este módulo se repite hasta en diez ocasiones a lo largo de su trazado.

En los tramos curvos se utilizaron variaciones modulares con ángulos precisos. En el interior de cada cubo existía una escalera que en la mayoría de las veces comunicaba el espacio interior o intervallum con el adarve superior.

INTERVALLUM

A la manera de una ronda interior rodeaba la muralla y permitía la comunicación de las tropas en el interior de la ciudad para facilitar su defensa. Su anchura variaba en función de las calles próximas a la cerca pero en ningún caso era inferior a cuatro metros.

PUERTAS

La muralla mantuvo el número de puertas que la ciudad antigua tenía de acuerdo con lo establecido en el rito de Jano, pero las necesidades defensivas hicieron variar su emplazamiento y reducir su anchura para mejorar el control de los accesos desde el exterior a la zona protegida del interior urbano.

Las doce puertas eran de dos clases, cinco puertas principales que permitían el paso de un carruaje, y siete puertas pequeñas o poternas que solo permitían el paso de una persona. Una poterna es una puerta estrecha de pequeño tamaño, que se suele encontrar elevada y de difícil acceso, y que se utilizaba como puerta falsa para poder entrar o salir en caso de asedio.


Las doce puertas del proyecto de la muralla tienen una clara geometría común, están cada una relacionada de manera exacta con las demás puertas de la ciudad y forman entre todas ellas una estructura geométrica dentro del rectángulo matriz. La puerta de Santiago es la única que no está situada en el lugar geométrico que le corresponde.

Las cinco puertas principales fueron las que hoy reciben el nombre de Puerta Miñá, Puerta de la Rua Nueva, Puerta de San Pedro, Puerta del Castillo, y Puerta de Santiago. Las cinco puertas principales se encontraban protegidas por dos torres simétricamente colocadas a ambos lados, de mampostería de piezas de granito.

PUERTA DE SANCTI PETRI

La actual puerta de San Pedro, que ha sido modificada a lo largo de los siglos y que en el siglo III permitía el acceso desde los diferentes caminos que desde el sur y el este accedían a la ciudad. Esta puerta comunicaba también la ciudad intramuros con la plaza del barrio este de la ciudad antigua y que en su centro tenía un templo de planta toscana que fue modificado en la época cristiana y convertida en capilla de Sancti Petri. Por ello la puerta recibió el nombre del santo.

PUERTA DE MARTE

Esta puerta fue demolida en el siglo XIX y sustituida por la actual de la Rua Nueva. La original ocupó el lugar de la puerta de la ciudad antigua que comunicaba la ciudad con el campo de Marte y su templo. En el momento de su demolición, en el siglo XIX, se rescató un relieve en piedra que representaba al dios Marte y su templo. Se conservan fotografías de la original.

PUERTA MIÑA

Esta nueva puerta ocupó el lugar en donde se encontraba la puerta principal de la ciudad antigua. A ella llegaba la vía procedente desde Bracara Augusta (Braga) y se iniciaba el recorrido del "decumanus máximo" hasta alcanzar el foro. Se conserva en buen estado en la actualidad.

PUERTA DE SANTIAGO O DEL POSTIGO

Esta puerta es la única que no se emplaza en uno de los doce puntos que construyen el conjunto de la muralla. Sin embargo igual que todas las demás se sitúa sobre uno de los "decumani" de la ciudad antigua que comunicaba, por la actual "rua do Merlo", el templo de la Magdalena y el teatro, en la Plaza Mayor. Es fácil comprobar en el plano la modificación que en la ejecución de la muralla fue necesario ejecutar para habilitar un espacio entre la puerta del Postigo y la actual fachada de la basílica catedral.

PUERTA DEL CASTILLO

Se encontraba en el acceso desde el sur por el "cardo máximo". Es una de las seis puertas originales de la que menos información se posee. En este lugar existe ahora el reducto Cristina realizado en el siglo XIX y donde anteriormente se levantaba una fortificación o castillo que da nombre a la puerta nueva hoy existente en las proximidades. Los trabajos arqueológicos han podido comprobar el trazado del "cardo máximo" bajo la muralla y seguramente en el futuro se pueda comprobar la cimentación de esta puerta.  La importancia de la puerta es debido a la vía que en este siglo procedía desde Astúrica Augusta (Astorga).

LAS POTERNAS

Las siete poternas se encuentran siempre colocadas próximas a una torre, para facilitar su defensa.


PUERTA FALSA

Para el urbanismo romano una puerta falsa era la que se emplazaba a la manera de una poterna. Esta puerta por su situación, más parecida a las de las poternas de la muralla que a las de las puertas principales, recibió este nombre cuando por necesidades de comunicación fue ampliada en el siglo XVIII.

POTERNA de BARRAS (Situada enfrente de la actual Delegación de Fomento).

Esta poterna comunicaba lo que hoy se conoce como Camino de las Ortigas con los caminos exteriores de la ciudad que accedían al campo de Marte y su templo desde el oeste. En la actualidad esta habilitada y reformada en el lienzo exterior de la muralla y da entrada a un habitáculo abovedado que guarda un transformador de la compañía eléctrica. Es la mejor conservaba en la actualidad.

POTERNA del HOSPITAL (Situada enfrente del Hospital de Santa Maria).

Esta poterna comunicaba un "decumani" de la zona norte de la ciudad con uno de los caminos que accedían a la ribera del río Miño y la actual zona de San Lázaro. En la actualidad se encuentra tapiada en el lienzo exterior de la muralla pero todavía se observa fácilmente el arco de medio punto que forma.

POTERNA de RECATELO (Situada cercana a la calle Villalba, enfrente al barrio de Recatelo).

Esta poterna comunicaba un "cardo" de la ciudad y el barrio sur fuera de las murallas y que hoy recibe el nombre de barrio de Recatelo. En la actualidad se encuentra también tapiada en el lienzo exterior de la muralla En el siglo XIX aun debía de estar en uso ya que en los planos de esta época se representa la calle interior que desde la actual calle Clérigos accedía a la poterna.

POTERNA de la CHANCA (Situada enfrente del Convento de la Hermanitas en la Ronda).

Esta poterna comunicaba el camino que procedía desde el puente romano sobre el río Chanca con el "decumanus máximo" en el interior de la ciudad. En el siglo XIX se representa la calle interior desde la actual calle Progreso que accedía a la poterna y al camino hacía el río Chanca. Existe memoria histórica de su utilización hasta principios del siglo XX.

PORTERNA de la ESTACIÓN (Situada en la actual Puerta de la Estación).

Se accedía a ella por un "decumani" de la ciudad y permitía la salida a la zona este que no fue edificada. En el siglo XIX aun debía de estar en uso. En los planos de esta época se representaba la calle interior desde la actual Plaza de Santo Domingo a la poterna y al camino hacía el río Chanca. Fue sustituida por la original Puerta de la Estación en el año 1875.

POTERNA de la XUNTA (Situada enfrente de la actual Delegación de la Xunta de Galicia).

En el siglo XIX estaba en uso todavía. Se representaba en los planos de esta época desde el actual callejón del Palacio de San Marcos y accedía al camino hacía el exterior de la ciudad. De las seis poternas originales de la muralla es la única que aparece derrumbada, junto a la actual puerta falsa, también en mal estado, en el plano dibujado por Coello de Portugal en 1861.


jueves, 5 de febrero de 2015

LA REVUELTA DE LOS IRMANDIÑOS

La revuelta de los Irmandiños, fue una rebelión popular que tuvo lugar en Galicia entre 1467 y 1469.


Durante el siglo XV, los nobles gallegos sometían a la población a una serie de desmanes:robos, violaciones y cobro de impuestos desorbitados a su antojo.

Tenían a la gente atemorizada, los campesinos no podían salir de casa y tenían que dormir en las iglesias por seguridad. Los señores desde sus fortalezas organizaban robos y saqueos de bienes y cosechas, a la vez que despojaban a la Iglesia de tierras y tesoros.

Desde 1230, Galicia era un territorio dependiente del reino de Castilla. En 1464, el rey Enrique IV se vio obligado por la nobleza a desposeer a su hija Juana la Beltraneja del título de Princesa de Asturias y nombrar heredero en su lugar a su hermanastro Alfonso. Un año después los mismos nobles derrocaron a Enrique IV y proclamaron rey de Castilla a Alfonso, provocando el estallido de una guerra entre los partidarios de uno y otro. Los nobles se decantaron por el bando de Alfonso, mientras que el pueblo y los poderes eclesiásticos permanecieron fieles al rey Enrique IV.

Las clases populares solicitaron permiso al rey para organizarse en una hermandad, con el fin de acabar con las fechorías de los nobles. En 1467 Enrique IV aprobó la Hermandad del Reino de Galicia. Lo que en principio estaba pensado para restablecer el orden real y proteger los intereses de la Corona se convirtió en una revuelta popular. Se sumaron a esta justicia del pueblo los campesinos  y la gente de ciudad: hidalgos, caballeros y algunos clérigos.


La ira de los irmandiños los llevó a derribar todos los castillos y torres que había en Galicia. Según las crónicas fueron destruidos 130 castillos y fortalezas. La pretensión de los irmandiños era romper la relación de vasallaje, no pagar las rentas al señor y aprovechar el vacío de poder generado por la guerra civil en Castilla para levantar un nuevo poder popular.

Los irmandiños formaron ejércitos de ámbito regional uniendo localidades y comarcas, que se juntaban para realizar asedios  y  grandes batallas. La movilización fue general en las ciudades y en el campo. Todo el mundo tenía armas en las casas y cierta experiencia militar. La infantería y la caballería de los irmandiños usaban las mismas defensas personales que los ejércitos señoriales: lanzas, escudos, espadas, dagas, caballos y flechas, cascos, cotas de malla y algunas armaduras caballerescas.


En las villas había maestros armeros que hacían o  importaban armas blancas por mar. Los jefes militares irmandiños eran en su mayoría caballeros pero también había algún labrador, burgués o letrado. Sus ejércitos no tenían el mismo grado de jerarquía que los señoriales. Todos los capitanes irmandiños estaban subordinados a la ‘junta del reino’.

La nobleza se vio obligada a huir a Portugal o a Castilla, pero el fin de la guerra civil castellana animó a los nobles de ambos bandos a intentar acabar con la hermandad popular. En la primavera de 1469 tres ejércitos señoriales entraron en Galicia: Pedro Madruga desde Portugal, el arzobispo Fonseca y Juan Pimental desde Salamanca, y el conde de Lemos desde Ponferrada. Después de varias batallas vencieron a los irmandiños y mataron a sus líderes.


No hubo represalias contra todos los vasallos que osaron rebelarse contra sus señores Habría sido imposible, dado el carácter masivo de la revuelta. Aunque finalmente fueron vencidos, los irmandiños consiguieron que hubiese justicia en su reino entre 1467 y 1469.

domingo, 1 de febrero de 2015

FRAY MARTIN SARMIENTO


Fray Martín Sarmiento, nació en Villafranca del Bierzo en 1695, donde fue bautizado con el nombre de Pedro José García Balboa. Con cuatro meses se trasladó con su familia a Pontevedra, ciudad donde vivió hasta los quince años. En mayo de 1710 se desplazó a Madrid para ingresar en la Orden Benedictina y en 1714 fue a Salamanca a estudiar Teología. Es entonces cuando se cambió el nombre y se matriculó en la Universidad como Fray Martín Sarmiento. Ya desde joven compartíó los estudios teológicos con una amplia afición por la geografía, la cronología, la historia natural y las humanidades, en especial, los estudios lingüísticos.




Tras una breve estancia en Asturias regresó a Madrid, donde residió durante veinte años. La biblioteca del monasterio de San Martín de Madrid, donde pasó gran parte de su vida y donde murió en 1772, contribuyó a su formación. El año 1751 es decisivo en la trayectoria científica de Fray Martín Sarmiento ya que es entonces cuando comenzó a desarrollar su preocupación naturalista y botánica. El resultado final fueron sus "Pensamientos Crítico-Botánicos" (1753-1762). Después de la lingüística, su principal afición fue sin duda la historia natural, así lo demuestra el Real Jardín Botánico creado a instancias de Sarmiento. Su pasión por la botánica y la naturaleza le llevó a reclamar desde 1743 la creación de bibliotecas públicas y jardines botánicos en diversas ciudades al estilo de los que había entonces en Europa.


La constitución de la Academia de Agricultura y de las dotaciones de cátedras universitarias de Historia Natural, Agricultura y Botánica fue otra de sus grandes reivindicaciones. Sus continuas visitas a Galicia influenciaron notablemente a obras como "Coloquio de 24 gallegos rústicos", donde narra algunos hechos con fidelidad histórica y propiedad filológica, sirviendo esta obra de base, además, para el comentario lingüístico de las voces recogidas en su tierra.


A partir de 1755 empezó a aplicar todos sus conocimientos sobre botánica y clasificó los materiales recogidos en Galicia. Fruto de estos años de trabajo fueron los numerosos estudios sobre el tema que serían calificados como excelentes repertorios de materiales lingüísticos gallegos de una época en la que todavía era impensable la elaboración de un Diccionario Gallego. Fray Martín Sarmiento fue un hombre adelantado a su tiempo que luchó por su tierra en todo momento.