sábado, 17 de enero de 2015

EL CANTO GREGORIANO EN SAMOS

El nombre de canto gregoriano proviene de la época del Papa Gregorio I, que al final del siglo VI introdujo importantes modificaciones en la música eclesiástica utilizada hasta ese momento para la liturgia del rito romano.

El Papa Gregorio I

La música en la liturgia cristiana existente hasta entonces tenía su origen en las sinagogas judías, por lo que fue, al principio, exclusivamente vocal, sin la utilización de instrumentos musicales, y para ello un cantor solista, generalmente el sacerdote, dirigía los rezos, que eran contestados por los asistentes a la celebración.

Poco a poco, en Occidente fue evolucionando, y se produjeron tres cambios importantes:
  • Apareció a finales del siglo VII un pequeño grupo de cantores elegidos que asumió el papel del solista, la "schola"
  • La utilización del latín como lengua principal obligó a traducir los salmos utilizados hasta entonces a prosa latina
  • La Iglesia Romana empezó a considerar las funciones litúrgicas un carácter improvisado de los cánticos, de forma que fuesen más la expresión libre de los sentimientos de los celebrantes.
En este marco es donde encaja el Canto Gregoriano, como fuente de inspiración para la música eclesiástica occidental, sobre todo en ciertas partes de la celebración eucarística, como el Introito, el Ofertorio y la Comunión.

Entre los primeros años del siglo VIII, con los primeros carolingios, se produjo la refundición del repertorio romano existente en lo que desde entonces se conoce como Canto Gregoriano, que tuvo muy rápida divulgación por el norte de Europa. Los ritos anteriores enfrentados al rito romano tradicional, fueron desapareciendo paulatinamente tras la aparición de la liturgia Gregoriana, aceptada definitivamente a finales del siglo X.

Desde ese momento, Roma empezó a formar a los clérigos en la reforma de la liturgia en las escuelas francesas de Rouen y Metz que se convirtieron en centros fundamentales de enseñanza del Canto Gregoriano. 

Este esquema iba a experimentar importantes modificaciones en los siglos posteriores en las modalidades de ejecución y la generalización del canto a varias voces, con la aparición de la polifonía.

La polifonía marcó un hito importante. Hasta el siglo IX, el canto tenía exclusivamente una sola melodía. Mediante la polifonía, se combinaron sonidos y melodías distintas y simultáneas para cada nota musical. Un sencillo ejemplo es el canto conjunto de hombres y mujeres, que combina voces agudas con graves. El compás permitió mantener un equilibrio entre distintas voces superpuestas.

En las abadías, los monjes se identifican con la vida monástica a través de la oración, recitada siempre según el Canto Gregoriano, siete veces al día.

Interior de la Iglesia de Samos

Cuando pasé por Samos pude oír en esta abadía el Canto Gregoriano. A las 12 horas asistimos a la Misa cantada por la totalidad de los monjes, menos los ancianos. En la inmensa iglesia, con acústica excelente y con el órgano, acompañándoles, merecía la pena quedarse un día en el Camino para oírlo.


Asistimos a Visperas a las siete y media de la tarde y se repitió el canto gregoriano, que nos impresionó con el salmo que dice:


“Oh Señor! Envía tu espíritu y renueva la faz de la tierra”.

El Prior de Samos

En los últimos años han vivido en Samos 15 monjes benedictinos. El padre José Luis era el prior, de aspecto físico  un tanto medieval,  redondo y bajito, pero su cercanía y locuacidad lo aproximan a un ser humano entrañable que evita los temas farragosos pero que te invita a su casa y pone la mejor disposición para que los huéspedes del Monasterio se sientan cómodos.


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