jueves, 16 de abril de 2015

EL PAZO DE BRANDESO Y VALLE INCLÁN

El Pazo de Brandeso es por las vinculaciones genealógicas de sus sucesivos propietarios y por sus referencias literarias e históricas uno de los más conocidos de Galicia, aunque sus restos arquitectónicos no corresponden con la altura de su fama. El fundador del vínculo fue Fernando Montero de Mella, procurador de la Real Audiencia de Galicia, en 1635.

De estos Montero de Brandeso descienden, tanto Rosalía de Castro como Emilia Pardo Bazán, enlazada a su vez, con Concepción Arenal. Ramón Mª del Valle Inclán lo convirtió en el escenario de los amores del marqués de Bradomin y la melancólica Concha, en la “Sonata de Otoño”.

La carretera de Arzúa a Pontecarreira atraviesa la extensa parroquia de Calvos de Socamiño, en la que se conservan varias casas palaciegas. El pazo de Brandeso es sin duda el que mejor se ha conservado. Se compone de un robusto edificio de planta rectangular, levantado en el año 1554, según una inscripción que aparece en la capilla.


En la “Sonata de Otoño” Valle Inclán describe el noble pazo de Brandeso con sus fachadas heráldicas entre la bruma del clima y las sombras de los viejos jardines. El pazo de Brandeso se yergue en la obra literaria dentro de una pura nostalgia de Galicia, muy cercana a la sensibilidad del autor. Los paisajes son suaves, con molinos, castaños, y las nubes son plomizas, dormidas sobre la tierra celta.

Valle-Inclán fue novelista, poeta y autor dramático, además de cuentista, ensayista y periodista. Destacó en todos los géneros que cultivó y fue un modernista de primera hora que satirizó amargamente la sociedad española de su época. Nació en Villanueva de Arosa, Pontevedra, en 1866, y estudió Derecho en Santiago de Compostela, pero interrumpió sus estudios para viajar a México, donde trabajó de periodista en El Correo Español y El Universal.

A su regreso a Madrid llevó una vida literaria, adoptando una imagen que parecía encarnar a algunos de sus personajes. Llevó una vida bohemia, de la que contaron muchas anécdotas: perdió un brazo durante una pelea. En 1922 volvió a viajar a México, y al proclamarse la República, en 1931, desempeñó varios cargos oficiales, entre ellos el de Director de la Escuela de Bellas Artes de Roma. Posteriormente regresó a Santiago de Compostela, donde murió en 1936.

Sus obras literarias tienen generalmente inspiración gallega. En ellas destaca la estilización lírica del ambiente campesino y popular, como en “Flor de santidad” (1904), la poesía de “Aromas de leyenda” (1907), o el arte erótico refinado, evocador y musical de las cuatro Sonatas (otoño, invierno, primavera y estío), aparecidas entre 1902 y 1905, y que constituyen la biografía galante del marqués de Bradomín, y suponen la culminación del modernismo español.


En 1907 publicó la primera de sus llamadas comedias bárbaras: “Aguila de blasón”, a la que siguió “Romance de lobos” (1908), obras de gran estilización dramática en un ambiente violento de resonancias medievales. En “Cara de plata” (1922), tercer volumen de esta trilogía teatral, vuelve a observarse el giro hacia las consideraciones de crítica social.

Su segundo viaje a México le inspiró la escritura de Tirano Banderas (1926), considerada su mejor novela, síntesis del mundo americano, de muchos personajes y caudillos, que antecede a las novelas de Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier y García Márquez. Su obra teatral Luces de bohemia (1920), estableció una estética de la deformación, por medio de la que estiliza lo bajo, lo feo, con una especie de expresionismo gestual y caricaturesco que él mismo llama “esperpento” y que tiene antecedentes en Quevedo y Goya.

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