22. HACIA RABANAL DEL CAMINO. LA MARAGATERÍA
Salida de Astorga. Valdeviejas. Ermita del
"Ecce Homo". Murias de Rechivaldo. La Maragatería. Castrillo
de los Polvazares. Gastronomía maragata. "La Esfinge maragata".
Hacia Santa Colomba de Somoza. Santa Catalina de Somoza. Kristen Jacqueline.
El Ganso. Hacia Rabanal del Camino. Puente de Pañote. Entrada en Rabanal. Albergues. Tarde y noche en
Rabanal del Camino.
Desde la estación de autobuses, el viajero cruza de nuevo Astorga casi
al mediodía. Por el parque de Melgar y por la Puerta Romana sube a
la plaza de Eduardo de Castro. Contempla otra vez la Catedral y el Palacio
Episcopal, y por la calle de Leopoldo Panero se dirige hacia el paseo Blanco de
Cela, en la otra parte de las murallas, en la zona sudoeste de la ciudad. Desde
allí se divisa toda la campiña astorgana, la autovía Madrid-Galicia y la
carretera provincial que va a Santa Colomba de Somoza y a Rabanal del
Camino.
Por la Puerta
del Obispo y por la calle de los Mártires se baja desde la muralla hasta la
carretera de Madrid. Se cruza y se continúa hacia la salida de la ciudad,
cerca de la "Fuente Encalada", donde se aprovisionaba de agua el
vecindario antes de su conducción hasta las viviendas. Por la carretera de
Santa Colomba el caminante sale de Astorga camino de la Maragatería. Un
kilómetro más adelante pasa por el pueblo de Valdeviejas, que queda a la
derecha de la carretera. Valdeviejas tiene una iglesia dedicada a San
Verísimo, que en otro tiempo dió nombre al pueblo. En 1481 hubo aquí un
hospital de peregrinos llamado de los Mártires.
Ermita del "Ecce Homo"
Un poco más adelante hay una pequeña ermita, llamada del "Ecce
Homo", a la izquierda de la carretera. El peregrino descansa un poco en la
sombra, porque ya hace demasiado calor en las primeras horas de la tarde del
verano astorgano. La ermita está cerrada, aunque puede verse su interior por
unos ventanales practicados en las puertas. Es de construcción medieval, pero
ha sido reconstruida en los siglos XVIII y XIX.
Después de la ermita de "Ecce Homo" se cruza la autovía de
Galicia y el río Jerga. A poco más de otro kilómetro se llega a Murias de
Rechivaldo, primer pueblo de la Maragatería. El camino se desvía de la carretera,
que va a Castrillo de los Polvazares, y entra en el pueblo. Tiene restos de
empedrado, que da idea de su importancia antigua como vía de paso de los
peregrinos. Murias de Rechivaldo fue en otro tiempo un pueblo de arrieros
maragatos. Tiene una iglesia en honor de San Esteban, del siglo XVIII, con un
relieve de la Virgen
del Pilar y una estatua de San Roque Peregrino. El viajero descansa un rato en
un bar de la localidad, tomando un café, antes de continuar por la carretera
hasta Castrillo de los Polvazares.
El viajero va pensando en las peculiaridades de la Maragatería , y en las
diversas versiones que han circulado sobre este enigmático pueblo. Algunos de
sus estudiosos más preclaros han mantenido que el término "maragato"
procede de "merigator", y éste de las características comerciales de
sus gentes, que desde la
Edad Media se dedicaron a la arriería y al comercio, para
paliar las dificultades agrícolas de la región. El territorio siempre fue
conocido como la "Somoza", y este es el sobrenombre de casi todas
las localidades de la zona. "Somoza" está relacionado con "bajo
el monte", al pie del monte Irago y otros montes de León. Después de la
conquista árabe se produjo una despoblación del territorio hasta la nueva
repoblación por Alfonso I y Ordoño II con astures del norte y mozárabes del
sur. Las formas y costumbres de los maragatos las fue forjando la geografía, el
clima y las necesidades vitales de sus moradores.
Castrillo de los Polvazares es la localidad maragata más genuína. Se
encuentra en perfecto estado de conservación, con las puertas y ventanas de sus
casas pintadas de color verde, en contraste con los tonos rojizos de las
piedras y argamasa de las paredes. Algunas casas tienen blasones adornando sus
fachadas, recuerdo de un pasado más señorial. En Castrillo de los Polvazares
hay un hermoso crucero en una de las pequeñas plazas del pueblo.
La localidad es objeto de un turismo gastronómico típico. Gentes de
los alrededores y turistas de paso por Astorga van a comer el célebre
"cocido maragato", que se empieza a tomar en orden inverso de platos
en relación a lo habitual en las tierras castellanas. Varios restaurantes ocupan
el pueblo, al que no se puede pasar prácticamente con coches, que han de
dejarse en los aparcamientos exteriores preparados al efecto. El viajero
prefiere dejar el "cocido maragato" para otra ocasión, y busca un bar
para tomar otro café, pero no lo encuentra, porque todos los locales públicos
están orientados al servicio de comidas y no atienden a esas horas otros menesteres.
En las cercanías de Castrillo de los Polvazares hay restos arqueológicos de un
castro de los antiguos pobladores de origen celta, en un cerro llamado "La Mesa ", por su forma
característica.
Castrillo de los Polvazares
Concha Espina, en "La Esfinge Maragata ", ha descrito el sistema de
vida de la Maragatería
y ha centrado la acción en Castrillo de los Polvazares, aunque no lo indica
expresamente. "La
Esfinge Maragata " describe la vida de las mujeres de
esta tierra, que durante muchos siglos han vivido practicamente solas en sus
pueblos, mientras los hombres se dedicaban a la arriería, por los caminos de
Castilla y de Galicia, lejos de sus casas.
El viajero sale de Castrillo de los Polvazares y toma la carretera de
Santa Colomba de Somoza. Santa Colomba es el pueblo más importante de la zona,
después de Astorga, y uno de los más antiguos. Se conservan documentos en su
archivo parroquial de 1444, y actas de bautismo desde 1605. Hoy Santa Colomba
de Somoza es un pueblo agrícola y ganadero, con cierta riqueza forestal. Tiene
una fábrica de curtidos y alguna producción artesanal de embutidos típicos de
la región. Varias tiendas y algunos bares constituyen su actividad comercial.
Santa Catalina de Somoza
El peregrino retorna al Camino de Santiago, que va paralelo al tendido
eléctrico, y al llegar a él se desvía de la carretera hacia Santa Catalina de
Somoza. Durante todo el recorrido va encontrando una vegetación típica de monte
bajo, con algunos olmos y robles aislados. Las tierras cultivadas disminuyen
y el terreno ligeramente va en ascenso. Nos aproximamos al célebre "Monte
Irago". Santa Catalina es otro pueblo maragato característico en el que
hubo un hospital de peregrinos bajo la advocación de la Virgen de las Candelas. En
la iglesia parroquial de Santa María se conserva una reliquia de San Blas,
santo patrón del lugar.
El Camino de Santiago discurre por la calle Mayor de Santa Catalina de
Somoza. El caminante descansa en un pequeño bar y toma contacto con Kristen
Jacqueline, peregrina belga, que viene caminando desde Saint Jean Pied de Port,
en los Pirineos franceses, cerca de Roncesvalles. Kristen sale del bar un poco
antes que el viajero. Tiene prisa. El día anterior pernoctó en Hospital de
Órbigo, y quiere llegar más allá de Rabanal del Camino, si es posible, aunque
ya es un poco tarde.
Desde Santa Catalina hasta El Ganso la carretera se estrecha y
continúa en suave ascenso. Empiezan a verse casas con cubiertas de paja de
centeno, similares a las "pallozas" gallegas. Se supone que son
restos antiguos de la forma de construcción celta, que ha quedado en esta zona
del Bierzo y de Galicia. En El Ganso también hubo un hospital de peregrinos y un
monasterio regido por monjas cluniacenses. La iglesia parroquial está dedicada
a Santiago. En ella hay una talla del santo, del siglo XVI, con hábito de
peregrino. La iglesia está al final del pueblo junto a la carretera. Al pasar
por allí veo de nuevo a Kristen Jacqueline, que está sentada al lado de la
iglesia comiendo unos frutos secos y bebiendo un poco de agua. Me ofrece un
poco de su comida y continuamos andando hacia Rabanal del Camino.
El camino sigue ascendiendo y resulta dificil seguir el ritmo de
Kristen Jacqueline, que anda cada vez más deprisa. Me voy quedando rezagado y
finalmente la dejo seguir y continuo andando más despacio. A dos kilómetros de
El Ganso aparece un bosquecillo de pinos al borde de la carretera. En lontonanza,
hacia la izquierda, se ve la cumbre nevada del monte Teleno, de más de dos mil
metros de altura. Un poco más adelante hay un desvío de la carretera hacia
Rabanal el Viejo. En esta zona se encuentra una mina de oro romana abandonada,
llamada "La Fucarona ".
Esta explotación minera permitía la extracción del precioso metal por lavados
sucesivos del mineral de hierro al que va asociado.
Cerca del desvío a Rabanal el Viejo hay un arroyo y un puente para
poderlo pasar, que se llama Puente de Pañote. Después del puente la subida es
más pronunciada, entre bosques de
encinas y robles. A la izquierda de la carretera hay un magnífico ejemplar de
roble llamado "el Roble del Peregrino", sin duda centenario. Un poco
más allá se llega a la ermita del Cristo de la Vera Cruz , junto a las
primeras casas de Rabanal del Camino, en donde entra la carretera de Santa
Colomba de Somoza.
El viajero entra en Rabanal por la carretera, dejando a la derecha la
"sirga de los peregrinos", y continua hasta la plaza, en la que hay
un albergue privado, que ofrece alojamiento por el módico precio de quinientas
pesetas. El viajero decide quedarse dado lo avanzado de la hora, y después de
acondicionarse un poco se dispone a pasear y conocer el pueblo. Busca una
tienda para comprar provisiones para la etapa del día siguiente por los Montes
de León.
Monte Teleno
Rabanal del Camino era el final de la novena etapa del "Codex
Calistinus" de Aymeric Picaud. Fue una importante avanzada de los caballeros
templarios, que desde su castillo de Ponferrada protegían a los caminantes a
Santiago, en esta inhóspita zona, próxima al monte Irago. En Rabanal hizo estancia
Felipe II en la famosa "Casa de las Cuatro Esquinas" cuando peregrinó
a Compostela. Casi todo el pueblo se articula alrededor de la su calle Mayor,
que fue el camino de los peregrinos. En ella está la ermita de San José, del
siglo XVIII con imágenes de Santa Bárbara, San José y Santiago, y el hospital
de San Gregorio. El albergue "Gaucelmo" y la iglesia parroquial de
Santa María están en la parte alta del pueblo, en una plaza recoleta. La
iglesia de Santa María, de estilo románico leonés, del siglo XII, es una de las
pocas que se conserva en tan buen estado. La basílica de los templarios debió
estar adosada a esta iglesia.
Rabanal del Camino
El peregrino va cenar a un bar llamado del "Camino de Santiago,
donde se puede tomar la típica "sopa del peregrino", de gran remedio
para la fatiga y los fríos de la zona. Es preciso alimentarse bien para
soportar la dura etapa del día siguiente. Al salir del bar ya es de noche en
Rabanal del Camino. El caminante se acerca de nuevo a la carretera y a la plaza
del pueblo, donde está su albergue. Conversa un poco con algunos otros
peregrinos y se acuesta hacia la medianoche.
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