La casa familiar de Juan y Leopoldo Panero, en Astorga, ha sido convertida en un centro cultural de lectura de poesía, una "casa de la poesía" que recuerda lo que Gerardo Diego denominó la Escuela de Poesía de Astorga.
Casa de los Panero (Astorga)
La que fue la residencia durante varios meses al año de la familia Panero es un chalé del siglo XIX, junto a la catedral, con un jardín que da a tres calles. En un terreno de 1.800 metros cuadrados hay un inmueble de dos plantas de 500 metros cuadrados cada una.
Michi Panero, el hermano menor de los Panero, que vivió sus últimos años en Astorga, manifestó que sentía una gran ilusión por ver la casa familiar rehabilitada y relacionada institucionalmente con la Poesía.
Leopoldo Panero nació en Astorga en 1909. Fue un poeta miembro de la Generación del 36, en la corriente de la Poesía arraigada de posguerra. Su hermano Juan Panero y sus hijos Juan Luis Panero y Leopoldo María Panero también se dedicaron ala Poesía.
Leopoldo Panero nació en Astorga en 1909. Fue un poeta miembro de la Generación del 36, en la corriente de la Poesía arraigada de posguerra. Su hermano Juan Panero y sus hijos Juan Luis Panero y Leopoldo María Panero también se dedicaron a
Leopoldo Panero:
Luis Rosales ha definido la poesía de Leopoldo Panero:
«como un nuevo humanismo»
Los Panero en Astorga eran toda una institución. La confitería fundada por Juan Panero, abuelo del poeta, era algo así como el punto de cita y reunión de mucha gente en Astorga.
Leopoldo Panero se vio muy afectado al producirse la inesperada muerte de su hermano en un accidente de automóvil el 7 de agosto de 1937. Dedicó a su hermano un poema lleno de dolor donde recuerda en sus estrofas la infancia y adolescencia de los dos en las llanuras que circundan Astorga:
A ti, Juan Panero, mi hermano
mi compañero y mucho más;
a ti tan dulce y tan cercano;
a ti para siempre jamás.
A ti que fuiste reciamente
hecho de dolor como el roble;
siempre pura y alta la frente,
y la mirada limpia y noble;
a ti nacido en la costumbre
de ser bueno como la encina;
de ser como el agua en la cumbre,
que alegra el cauce y lo ilumina...
mi compañero y mucho más;
a ti tan dulce y tan cercano;
a ti para siempre jamás.
A ti que fuiste reciamente
hecho de dolor como el roble;
siempre pura y alta la frente,
y la mirada limpia y noble;
a ti nacido en la costumbre
de ser bueno como la encina;
de ser como el agua en la cumbre,
que alegra el cauce y lo ilumina...
La guerra civil produjo una situación difícil en la familia Panero, como en tantas otras. Leopoldo Panero en la época del segundo bienio republicano, había tenido refugiado en su casa a César Vallejo. Él, su padre y su hermano Juan eran republicanos y habían colaborado en la revista poética de Pablo Neruda.
Al final de la guerra estuvieron en la cárcel de San Marcos, en León. Se acusaba a Leopoldo de pertenecer al Socorro Rojo y de haber estado en Inglaterra al servicio de esta organización. Los sacó de la cárcel, a duras penas, la decisión de la madre, que acudió a Salamanca en busca de ayudas familiares, afines al gobierno nacional.
Años después parte de la familia se instaló durante largas temporadas en Madrid donde el poeta coincidiría en la tertulia del Café Lyon con Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Gerardo Diego,… tertulia que se fundiría más tarde con la de Manuel Machado.
Manuel Machado estableció una academia literaria. En ella Panero se reveló como poeta. Fue en 1940 en el Museo de Arte Moderno. Con voz grave, Leopoldo Panero leyó el romance a Joaquina Márquez, un amor del poeta que había conocido en el hospital de tuberculosos de Guadarrama y que fallecería poco después:
¡Dejad que llene mis manos
de nieve para tocarla!
¡Dejad que sienta la muerte
como la lluvia en la cara!
Dejad la muerte conmigo;
la muerte rota en el alma.
Dejad volar mi alegría.
Dejad que vuele. Dejadla.
de nieve para tocarla!
¡Dejad que sienta la muerte
como la lluvia en la cara!
Dejad la muerte conmigo;
la muerte rota en el alma.
Dejad volar mi alegría.
Dejad que vuele. Dejadla.
En el semanario El Español publicó en 1942 un artículo dedicado a Miguel de Unamuno, del que era gran admirador por su espíritu rebelde. Lo tituló “El paisaje salmantino en la poesía de Unamuno”. La soledad de la que nos habla Unamuno es la misma en la que se encuentra Panero:
Estoy solo, Señor, en la ribera
reverberante de dolor. Las nubes
se espacían, vastas, grises, mar adentro.
Entre el salado, vaho de los pinos
la luz en estupor de la distancia,
lo mismo que un barranco. Estoy yo solo.
Estoy solo, Señor. Respiro a ciegas
el olor virginal de tu palabra.
Y empiezo a comprender mi propia muerte
mi angustia original, mi dios salobre.
Crédulamente miro cada día
crecer la soledad tras las montañas.
reverberante de dolor. Las nubes
se espacían, vastas, grises, mar adentro.
Entre el salado, vaho de los pinos
la luz en estupor de la distancia,
lo mismo que un barranco. Estoy yo solo.
Estoy solo, Señor. Respiro a ciegas
el olor virginal de tu palabra.
Y empiezo a comprender mi propia muerte
mi angustia original, mi dios salobre.
Crédulamente miro cada día
crecer la soledad tras las montañas.
El concepto de poesía de Leopoldo Panero se parece mucho al de Miguel de Unamuno y Antonio Machado, poeta éste que más influyó en su obra, según palabras del propio Panero.
El “Canto personal” a Pablo Neruda, en contestación al Canto general del poeta chileno fue una obra discutida por unos y por otros, incluso objeto de las más malévolas descalificaciones.
Leopoldo Panero murió en su casa de Castrillo de las Piedras (Astorga) en 1962.
Bibliografía del autor
- La estancia vacía (fragmento), Escorial, 1945.
- Versos del Guadarrama. Poesía 1930–1939, M., Revista Fantasía, 1945.
- Escrito a cada instante, M., Cultura Hispánica, 1949 (Premio Nacional de Literatura).
- Canto personal. Carta perdida a Pablo Neruda, M., Cultura hispánica, 1953.
- Poesía. 1932–1960, M., Cultura Hispánica, 1963 (Prólogo de Dámaso Alonso).
- Obra completa, M., Edit. Nacional, 1973. ISBN 978-84-276-1119-1
No hay comentarios:
Publicar un comentario