viernes, 2 de enero de 2015

O CEBREIRO

DE O CEBREIRO AL ALTO DE O POIO

Montañas de León y de Galicia. El Albergue. El nombre de "O Cebreiro". Santuario de Santa María la Real. El Santo Grial Gallego. Elías Valiña. la Hospedería "Géraud d'Au­rillac". El clima de "O Cebreiro". Las "pallo­zas". El Museo Etnográfico. Desayuno y salida de O Cebreiro. Dos chicas segovia­nas. Alrededores de "O Ce­breiro". Hacia el alto de "O Poio": Liñares, Hospital de la Condesa. Pador­nelo. Alto de "O Poio".


El viajero y Teresa llegan a "O Cebreiro" con la tarde muy avanzada, y van a recoger sus mochilas, que las han subido en coche desde Villafranca del Bierzo. Después observan las cumbres leonesas y gallegas desde la carretera de Piedra­fita: el Monte Irago y el Teleno, y las sierras de los Anca­res, del Piornal y de Rañadoiro. "O Cebreiro" está a 1300 metros de alti­tud, y el viento sopla incluso en las tardes del vera­no. El panorama desde "O Cebreiro" ha sido calificado por algún viajero extranjero como "paisaje aterrador". En la primera visión de las montañas gallegas, silenciosas y áspe­ras, casi despobla­das, el viajero tiene la sensación de un paisaje lunar con tonalidades cromáticas pardas y verduscas.

Se dirigen al nuevo albergue que ha construido la Xunta de Galicia, pero no hay ninguna cama. Han llegado muy tarde. Alguno de sus compañeros de camino, que vinieron antes si encontraron unas cómodas literas. Se puede dormir en el suelo, en el tercer piso, que está vacío, en los pasillos y en el "hall" de entrada. Aunque llevan sacos de dormir, no tienen colchonetas y el suelo está muy duro después de la fatigosa subida. Buscan un pequeño hostal, que encuentran, con una ventana desde la que se ven las "pallozas" y la entrada de un bar, muy concurrido a esta hora crepuscular. Después de un aseo y un cambio de ropa salen a pasear por las callejas de "O Cebreiro" y compran algunas provisiones para el día siguiente.

"O Cebreiro" debe su nombre según unos al "acibro", una planta de hoja espinosa, verde oscura y perenne, resisten­te y dura como las cumbres de estas tierras. Según otros Cebreiro es el "monte de las cebras", un lugar áspero y que­brado muy idóneo para las cabras montesas. Admiran la sencilla estructura de las "pallo­zas", que dan testimonio de su ascen­dencia celta. Por aquí pasaron los romanos y los suevos para entrar en Galicia. Se han encontrado restos de una calzada romana cerca de Laguna. Desde el siglo XI los peregrinos a Santiago de Compostela también han pasado por aquí.

Iglesia de O' Cebreiro

El Santuario de Santa María la Real de "O Cebreiro" fue construido sobre una iglesia prerrománica. Aunque ha sido restaurado en los últimos años conserva la estructura original del que fundó "Géraud d'Aurillac", conde francés que decidió dedi­car el resto de su vida a socorrer a los peregrinos que iban a Compostela. Los monjes de Aurillac mantuvieron un mesón y un hospital durante toda la Edad Media. El Santuario tiene refe­rencias documentales desde el año 1166, por privilegio del rey Fernando II. Es un templo de estilo prerrománico, con una sola nave, un ábside y dos capillas laterales. A la entrada hay un porche y una pila bautismal con casi metro y medio de diáme­tro.      

En el Santuario de Santa María se encuentra el "Santo Grial Gallego", relacionado con las leyendas medievales breto­nas, que lo consideran el cáliz de la "Última Cena", recogido por José de Arimatea, escondido durante siglos, y buscado por los "Caballeros de la Tabla Redonda" y por el mítico rey "Arturo". La obra de Wagner "Parsifal" está inspi­rada en estas leyendas, y las asocia con un lugar oculto en las tie­rras de Galicia, las más occidentales de Europa. En el escudo de Galicia ha figurado la imagen del Grial, rodeado de siete cruces, desde el siglo XV. 

En el Monasterio de "O Cebreiro" se produjo el mila­gro eucarístico más conocido. Su historia recorrió toda Euro­pa, transmitida por los peregrinos de Compostela cuando vol­vían a sus tierras centroeuropeas. En el siglo XIV, un sacer­dote con dudas de fe, estaba celebrando la misa en un día del frío invierno, y vio entrar en la iglesia a un campesino, que iba habitualmente. Era vecino de Barxamaior, localidad situada a más de tres kilómetros del cenobio.

La nieve ocultaba los caminos y los hacía prácticamente intransitables. Se cuenta que el sacerdote comentó en voz baja la improcedencia de la llegada del campesino para ver únicamente un poco de pan y de vino con esas condiciones climáticas. En ese momento el pan que tenía en las manos se convirtió en carne, y el vino del cáliz en sangre, y estuvieron más de trescientos años sin corrom­perse. El relicario que contenía la carne y la sangre de Cristo se conserva en el Santuario. Es una joya románica donada a "O Cebreiro" por los Reyes Católicos.

Varios incendios han asolado "O Cebreiro" a lo largo de los años. En 1641 se produjeron grandes destrozos en el templo y en el mesón-hospital. En 1809 los soldados franceses quemaron los archivos del Monasterio. La desamortización de Mendizábal y la disminución de peregrinos quebró definitiva­mente la precariedad del cenobio de "O Cebreiro", y lo llevó a un abandono y destrucción casi totales. En la década de 1950 el resurgimiento de las peregrinaciones a Santiago y la llega­da a "O Cebreiro" del párroco Elías Valiña hizo renacer la vida de la localidad. De nuevo el Santuario de Santa María la Real se ha convertido en uno de los hitos más relevantes del Camino de Santiago.

Hospedería

La Hospedería llamada de "Géraud d'Aurillac", en honor al caballero francés, es un caserón construído con gran­des piedras planas y techos de pizarra. El bar de la Hospede­ría está muy lleno de gente a la hora de la cena. La barra la atiende una chica rubia, aparentemente extranjera, y la fami­lia del sacerdote Elías Valiña, que regenta toda la Hospedería desde que el célebre párroco murió hace unos años. Elías Valiña fue el máximo impulsor de las peregrinaciones a Santia­go en los últimos años. Él fue quien potenció la restauración del poblado de "O Cebreiro" por parte de la Dirección General de Arquitectura en 1962.

"O Cebreiro" tiene un clima extremado, con fuertes vientos, nieblas y nevadas en invierno, que lo dejaban incomu­ni­cado durante casi ocho meses al año, desde septiembre a mar­zo. En la época medieval "O Cebreiro" tenía ocho o nueve veci­nos, y en la época de mayor población no ha contado con más de cincuenta personas empadronadas. Aparte de las instalaciones hoteleras las casas habituales de la localidad siguen siendo las "pallozas", construcciones elípticas, con base de piedra y techo de paja. El suelo del interior es de tierra apelmazada. Está dividida en una zona que hace las veces de cocina y comedor, con un fogón, una campana y su chimenea para la salida de humos, y una mesa colocada cerca del "hogar", para mantener el calor. En la otra zona está el dormitorio, con un camastro, y modernamente con alguna litera.

En una de las "pallozas" está el Museo Etnográfico, que se ha reformado en los últimos años, después del traspaso de competencias a la Xunta de Galicia. Tiene unas caracterís­ticas originales. Hay dos telares rústicos, recogidos en diversos lugares de la comarca, varias colchas, y algunos útiles para la elaboración de lino, que tuvo mucha importancia en la época romana. Junto a la Hospedería puede verse una piedra de la Edad del Bronce, con un bajorrelieve que repre­senta una escena de caza. Fue encontrada en el año 1952.

Pallozas

El viajero y Teresa se levantan temprano y desayunan en un bar muy concurrido de peregrinos. Esperan a Beatriz y Esther, dos chicas segovianas que conocieron en Villafranca del Bierzo. Ellas han dormido en Vega de Valcarce y han subido a "O Cebreiro" en las primeras horas del día. Llegan cuando están terminando de desayunar, se toman un vaso de leche y se preparan para salir hacia el alto de "O Poio".

En los alrededores de "O Cebreiro" están las sierras del Piornal y de Rañadoiro, al norte y al oeste respectivamen­te, de esta localidad. Más al nordeste esta la sierra de los Ancares, con una de las mejores reservas de caza de las monta­ñas galaico-leonesas. En la sierra de los Ancares hay bosques de roble y espectaculares abedules. Cerca de "O Cebreiro" está Pedrafita, el pueblo más grande de esta zona, en la carretera que va hacia Becerrea y Lugo.

"Pedrafita do Cebreiro" es la localidad de mayor población de las proximidades. En ella se asienta el Ayunta­miento de toda la zona de Cebreiro. En Galicia hay grandes municipios con diversas agrupa­ciones poblacionales, que los gallegos llaman parro­quias, quizá por reminiscencias eclesia­les. En "Pedrafita do Cebreiro" hay casas moder­nas y rectas calles. Ya no quedan vesti­gios de de las antiguas "pallozas", ni de los hórreos con aspecto asturiano o montañés, propios de su pasado más rural. Una empresa de recursos mineros y algunos edificios escolares completan el conjunto urbano de Pedrafita. Su iglesia parroquial está dedicada a San Antonio, es de re­ciente construcción, con planta rectangular y una torre cua­drada. En el interior hay una imagen de la Inmaculada, del siglo XVI.

Muchos peregrinos pasan esa mañana por "O Cebreiro". Esta todavía nuboso y no ha salido el sol. Un típico "crucei­ro" nos despide al salir de esta localidad siguiendo la carre­tera que baja hacia Triacastela, por las estribaciones de las sierras del Piornal y de Rañadoiro, entre fértiles terrenos calizos. A tres kilómetros de "O Cebreiro" se llega a Liñares, "Linar de Rege", citada por Aymeric Picaud en el "Codice Calix­tinus". Su nombre procede del cultivo del lino, de gran impor­tancia en la economía medieval de esta localidad. Es una pequeña aldea con una iglesia parro­quial de estructu­ra muy parecida a la iglesia de "O Cebreiro", dedica­da a San Esteban. Fue construIda posi­blemente antes del siglo X, y ha sido restaura­da en los últi­mos años. Cerca de Liñares están las minas de plomo y cinc de Rubiais.

Alto de san Roque

Desde Liñares se sube al Alto de San Roque, de 1264 metros de altitud, que permite ver una buena panorámica sobre las sierras del Piornal y de Rañadoiro, cubiertas de brezo y de retama. En el alto de San Roque hubo una ermita dedicada a este santo. Desde Liñares había una vía auxiliar del "Camino Francés", que discurría por el valle de "Veiga de Forcas", donde estaba el pazo de Armesto. Evitaba este camino el alto de San Roque en los meses más duros del invierno, disminuyendo nieves y vientos. Ha desaparecido esta ruta después de la construcción de la carretera de Samos a "Pedrafita do Cebreiro".

Un poco más adelante se pasa por Hospital, que se llamó de la Condesa, porque tuvo un albergue de peregrinos fundado por Doña Egilo, esposa del conde Gatón, uno de los nobles que repoblaron el Bierzo en el siglo X. La iglesia de Hospital está dedicada a San Juan. Tiene una torre maciza con mampostería de pizarra, y una planta rectangular. En el inte­rior hay una imagen barroca de San Antonio. Fue construida en la época medieval, antes del siglo XII. En los alrededores de Hospital hay una laguna glaciar, en la que posiblemente nace el río Navia.

El camino se desvía de la carretera en las proximi­dades de "O Temple", lugar que recuerda a los Templarios, y vuelve a a acercarse en Padornelo, que fue un antiguo priorato de los Caballeros Hospitalarios de San Juan. Una capilla a santa María Magdalena, original de los siglos XV y XVI, está convertida en cementerio cubierto, cosa todavía habitual en la Galicia rural, alejada de las modernas ciudades y de las grandes rutas de comunicación. La iglesia parroquial de Pador­nelo es de construcción primitiva, de planta rectangular, con una espadaña de tres huecos, para dos campanas. Tiene una casa rectoral aneja. En el interior de la iglesia hay un retablo barroco, del siglo XVII, con un Cristo de formas desproporcio­nadas.

Hacia el Alto de Poio 

Desde Padornelo se suben las últimas rampas del alto de "O Poio", de 1337 metros de altitud, la zona más alta de todo el Camino de Santiago.  Ha salido el sol, lo que dulcifica un poco el ambiente frío de la mañana, y por ello el viajero y sus acom­pañantes se sientan un rato en la terraza de uno de los bares del alto de "O Poio". Un ciclista con una magnífica bicicleta se para junto a ellos y comenta su viaje desde León a Compostela. Va recorriendo más de cien kilómetros cada día, por estas dificiles carreteras.

Da tiempo en las largas tardes de verano a llegar a Triacastela, pero Esther y Beatriz, después de comer un típico cocido gallego, están algo cansadas, ya que en su segundo día de camino han subido toda la cuesta de "O Cebreiro" desde los valles leoneses. Teresa y el viajero también prefieren aprovechar una tarde de descanso en su ya largo peregrinar. Se quedan todos en el albergue privado de "O Poio", que está poco concu­rrido.

En el alto de "O Poio" hubo una capilla dedicada a Santa María, que ya ha desaparecido. Los bares de "O Poio", hoy modernizados, fueron antiguas posadas, que ya atendieron a los peregrinos a Santiago, desde la época medieval. Pueden verse en uno de ellos los libros de los peregrinos, con firmas y comentarios interesantes sobre sus viajes.

Pasean por los alrededores de "O Poio", miran dete­nidamente las ondulantes laderas de la sierra del Piornal, y suben a la parte más alta del monte, unos dos kilómetros más arriba del bar, por un camino rodeado de brezos y retamas. Desde un repetidor de televisión se divisa un pequeño pueblo en el valle de Louzarela, el río Navia que se desvía hacia el norte después de su nacimiento en las proximidades de Padorne­lo, y otros montes de menor altura de la sierra de Rañadoiro. 
                    



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