El Camino de Santiago es una piedra angular en la memoria colectiva de la provincia de León. A lo largo de los siglos el territorio leonés, ha presenciado el movimiento jacobeo protagonizado por unos peregrinos que, en opinión de Goethe:
“Construyeron Europa mientras se dirigían a la tumba del Apóstol en Compostela”.
y por ello la antigua ruta de las estrellas está llena de mitos y de sentimientos difíciles de describir.
El Camino de Santiago tiene una especial significación para la provincia de León, ya que más de 200 kilómetros de la Ruta Jacobea transcurren por estas tierras.
A su paso por León el Camino de Santiago presenta un relevante registro de usos y costumbres. La aventura cultural y espiritual protagonizada por los peregrinos es una experiencia abierta al paso de los tiempos, y evidencia que se hace patente en el conjunto de preferencias y devociones jacobeas.
Cada año, los caminos vuelven a llenarse de caminantes inmersos en un fenómeno religioso, turístico y social que ha constituido la columna vertebral del progreso en Europa.
Desde Sahagún a la ciudad de León andamos paralelos a la nueva autovía del Camino de Santiago, que une Burgos con León. El “Codex Calixtino” ya cita a la ciudad de San Facundo y San Primitivo y la famosa abadía benedictina. Mansilla de las Mulas, la villa de la “Pícara Justina” y el río Esla han de pasarse camino de León.
Esta ciudad, corte de Ordoño II, era un lugar según Aymeric Picaud:
"lleno de todas las felicidades".
Los peregrinos recorrían el "Barrio de los Francos", la Plaza del Grano y los alrededores de la Catedral :
" La catedral de León es un perfecto modelo de arte ojival en el apogeo de su desarrollo", y en artificio y sutileza sin duda tiene ventaja a todas las demás”.
Desde León a través del páramo se llega a Villadangos, al río Orbigo y posteriormente a Astorga y la Maragatería , todo un mundo diferente, plagado de tradiciones camineras y de historias antiguas.
Astorga fue un cruce de caminos desde el principio de la historia. La huella romana persiste aún en la ciudad. Se siguen encontrando restos arqueológicos de esta época en las excavaciones realizadas cada año. El historiador romano Plinio, llegó a “Asturica Augusta”, para administrar las minas de oro de Las Médulas, y encontró una ciudad "bella, pujante y magnífica".
Y Víctor de la Serna la llamaría:
"ciudad joven con más de dos mil primaveras".
Por Castrillo de los Polvazares y Rabanal del Camino seguimos la ruta de la Maragatería y de los Montes de León. Desde Rabanal subimos al puerto de Foncebadón:
"El Camino se vuelve áspero, empinado; a lo lejos y a la izquierda del caminante se divisa el legendario monte Teleno, aún con nieve avanzada la primavera…se inicia después el ascenso hacia el Monte Irago y aparece la célebre Cruz de Hierro, el hito jacobeo más evocador de todo el Camino francés”.
Después El Acebo y la bajada hasta Molinaseca. Allí hay que pasar el antiguo puente de peregrinos sobre el río Meruelo que conduce a la calle Real, con casas blasonadas y corredores de madera. Molinaseca es una de las localidades más entrañables, agradables y hospitalarias de todo el Camino de Santiago. Hemos llegado al Bierzo, paraíso natural cultural y gastronómico de la provincia.
Ponferrada es hoy la capital industrial del Bierzo. En el siglo XI el obispo Osmundo facilitó el paso de los peregrinos jacobitas mediante la construcción de un puente de hierro (Pons-ferrata) sobre el río Sil. Del nombre latino del puente derivó el de la ciudad.
Doménico Laffi, en el siglo XVII, había dejado escrito:
“Ponferrada es bastante hermosa y rica en todo, que tiene una plaza muy grande y hermosa, muchos conventos y hermosos edificios”
El célebre castillo templario de Ponferrada es la fortaleza más sugestiva y misteriosa de todo el Camino francés. Los caballeros de esta Orden comenzaron su edificación en 1178 y lo habitaron hasta el año 1312 en que fue disuelta la Orden que había protegido a los peregrinos desde Astorga a Castro de Sarracín, ya cerca de O’ Cebreiro.
Codice Calixtino
"Villa amable y riente".
Los francos, se habían asentado allí en tiempos de Alfonso VI, que reconoció su presencia y facilitó la llegada de los monjes cluniacenses a la ciudad.
Por Pereje y Trabadelo se llega al valle del río Valcarce, y desde Herrerías, también citada por Doménico Laffi, se inicia la subida a O’ Cebreiro y los primeros montes de Galicia, concluyendo el Camino de Santiago en la provincia de León.
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