Entre 1821 y 1822 se aprobó una división provincial de España que, concedió personalidad jurídica a la comarca de El Bierzo, reconociéndola como provincia independiente del resto de León.
Fernando VII había abolido la Constitución de Cádiz, de 1812, cuando volvió a España en 1814. Estableció un gobierno absolutista que duró hasta 1820. El 1 de enero de ese año el teniente coronel Riego, que estaba al mando de una fuerza expedicionaria destinada a sofocar los levantamientos independentistas en Latinoamérica, realizó un pronunciamiento militar que forzó al rey a reinstaurar la Constitución de 1812.
Surgió así el “Trienio Liberal” (1820-1823), en el que Fernando VII era el Jefe del Estado con grandes poderes, aunque compartidos con las Cortes. Estas en su primer periodo ordinario, de marzo a mayo de 1820, plantearon con carácter de urgencia la necesidad de una división provincial de todo el Estado. En estas primeras sesiones se comenzó a hablar de la conveniencia de crear una provincia berciana, usando como precedente la división fiscal de León en tres “provincias” (Asturias, León y Ponferrada) que había funcionado durante casi toda la Edad Moderna.
El 17 de octubre de 1820 las Cortes pidieron a Felipe Bauzá y a Agustín de Larramendi la confección de una nueva “carta geográfica de España” para tener una base cartográfica para la realización de la división provincial. A la vez incluyeron la descripción de su propuesta de división provincial. Reapareció la provincia de Zamora, por lo que la provincia leonesa perdía ese territorio al norte del Duero, si bien mantenía lo perteneciente ahora a Palencia, que seguía sin existir. El proyecto se presentó a las Cortes el 4 de marzo de 1821.
Hubo una fuerte controversia entre Ponferrada y Villafranca del Bierzo por la capitalidad de la nueva provincia. Ponferrada había sido la capital durante el Antiguo Régimen (siglos XVI al XVIII). Villafranca contaba con el apoyo de los diputados religiosos de la ciudad y otros diputados leoneses que se mostraron favorables a ello por la posibilidad de que esta ciudad fuera a erigirse en seda episcopal según las bases presentadas por la comisión eclesiástica. Las dos poblaciones bercianas, candidatas a la capitalidad provincial, elaboraron sus respectivas estrategias políticas que defendieron ante las Cortes a principios del siglo XIX.
La villa de Ponferrada nombró una comisión, formada por su alcalde Antonio Marcías Florez y un abogado constitucionalista: José Fernández Carús. Como no podía ser de otro modo, el debate político sobre la nueva capitalidad se extendió a todos los ayuntamientos que formaban parte de la provincia. En la sesión de las Cortes, de 30 de septiembre, Ponferrada presentó un escrito:
“solicitando que no se apruebe el dictamen de la comisión en la parte que designa a Villafranca para capital de aquella provincia, por carecer de todas las ventajas que reúne Ponferrada”.
La provincia de Villafranca del Bierzo fue aprobada por Decreto de las Cortes de 27 de enero de 1822. En esta misma normativa se nombraba capital a Villafranca. El 30 de noviembre de 1833 se asigna una nueva división territorial creada por Javier de Burgos, en la que no existe ya ninguna provincia berciana. La antigua provincia del Bierzo, es dividida en tres: la mayor parte forma parte de la provincia de León mientras 11 pueblos pertenecientes al Bierzo Oeste se otorgan a la provincia de Lugo y gran parte de lo que hoy es la comarca de Valdeorras pasa a formar parte de la provincia de Orense.
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