POR LOS MONTES DE LEÓN
Salida de Rabanal del Camino. Ascensión al Monte
Irago. Foncebadón. La "Cruz de Hierro". Descenso a Manjarín. El
Monte Teleno. Un curioso refugio de peregrinos. Por los senderos de Manjarín.
Base militar. Descenso a El Acebo. Compludo. Riego de Ambrós. Camino de
Molinaseca. El río Meruelo. Descanso en Molinaseca. Camino de Ponferrada.
El viajero se levanta temprano y con las primeras luces del día,
después de tomar café con otros peregrinos, sale de Rabanal del Camino por la
calle Mayor del pueblo. Pasadas las últimas casas encuentra a unas extrañas
peregrinas, dos niñas pequeñas, acompañadas de su madre, que lleva un gato
atado con una cuerda larga. El viajero piensa que no podrán llegar muy lejos,
en una etapa tan difícil por los Montes de León, pero quizá se equivoca.
El camino sale a la carretera a setecientos metros del pueblo, e
inicia una subida, cada vez más pendiente, entre retamas y brezos. El viajero,
mientras camina, va pensando en las numerosas leyendas sobre el Camino de
Santiago, que ha leído últimamente, y en la historia del monje Gaucelmo, que
vivió en estos parajes inhóspitos. Le impresionan estas soledades y siente la
preocupación y el miedo de los asaltos a los peregrinos por los bandoleros de
antaño. La mañana está todavía fresca. Sigue subiendo a buen paso, y no
encuentra ningún caminante en todo el trayecto.
Las casas de Foncebadón aparecen en un desvío de la carretera. El
camino discurre por el centro del deshabitado pueblo, entre las ruinas de las
casas, con las techumbres hundidas y las ventanas destartaladas. En una pequeña
plaza hay un crucero y una iglesia, de la que se conservan las campanas
colgadas de la espadaña. Foncebadón fue una localidad importante, en el Camino
de Santiago, durante la
Edad Media. A finales del siglo XI el monje Gaucelmo fundó un
hospital y un albergue para los peregrinos que cruzaban por estos parajes.
Alfonso VI concedió el señorio del lugar a Gaucelmo, hasta el año 1106 en que
fue traspasado al obispado de Astorga. Hubo aquí una comunidad de ermitaños y
dos iglesias, una dedicada a Santa María Magdalena, y otra a San Salvador de
Irago. Foncebadón era el último pueblo de la Maragatería en el
Camino de Santiago, antes de entrar en los valles del Bierzo.
El peregrino encuentra a la salida de Foncebadón a cuatro caminantes
madrileñas, y continúa subiendo con ellas hasta la "Cruz de Hierro",
que se encuentra en la linea divisoria de las aguas del Monte Irago, en el
collado de las Encruciadas, llamado también Puerto de Foncebadón. La "Cruz
de Hierro" está colocada sobre un montón de piedras de cinco metros de
altura. Se cree que fue el propio Gaucelmo el que puso la cruz para que
sirviera de indicador del camino durante los nevados inviernos. Hay una tradición
por la que cada peregrino deja allí una piedra traída desde algún lugar anterior
del camino. Los segadores gallegos que venían antiguamente a Castilla para las
labores agrícolas del verano también tenían costumbre de dejar una piedra en
este lugar. En la época romana había aquí un altar al dios Mercurio, protector
de los caminanes.
En la explanada de la "Cruz de Hierro" hay unos tenderetes
ambulantes con piedras de cierto valor geológico, y collares y baratijas,
además de otros enseres típicos de los peregrinos a Santiago de Compostela,
como "bordones" y "bieiras". El caminante se para un poco
para descansar después de la subida y para tomar un pequeño desayuno sólido.
Las chicas madrileñas están sacando fotografías y se quedan en la explanada un
buen rato mientras él continúa hacia Manjarín en un descenso prolongado. El
Monte Teleno se divisa hacia la izquierda de la carretera, nevado, incluso en
esta época del año. Mas allá están los Montes Aquilanos, que llegan, en sus
últimas estribaciones hasta Ponferrada.
En Manjarín hay unas pocas casas habitadas. Son vaquerizas con
establos adosados a las casas. Un curioso refugio, junto a la carretera, da
hospitalidad a los peregrinos. Se puede tomar un café, contenido en unos
termos grandes, y sentarse un poco a la sombra de un emparrado. Un cartel
sugiere una aportación económica voluntaria para poder seguir atendiendo a
otros caminantes. El "hospitalero", buen conocedor de de la zona,
sugiere al viajero continuar el camino por unos senderos que bordean la
carretera, entre fincas con empalizadas para impedir la salida del ganado
vacuno que pasta libre por las praderías. Hay una fuente con agua muy fresca, a
los dos lados de la valla, mitad en el camino y mitad en la finca, para poder
abrevar las vacas.
Unos kilómetros más adelante se inicia de nuevo el ascenso hasta un
collado, que es el "techo" del Camino de Santiago desde Roncesvalles.
Un desvío a la derecha lleva a una Base Militar, en la parte más alta de la
montaña. La carretera y el camino bordean por la izquierda la zona montañosa y
comienzan el descenso hacia el valle del río Carracedo, donde se encuentra la
bella localidad de El Acebo. El caminante baja por unas sendas sinuosas
acompañado por otros peregrinos a caballo, que tienen muchas dificultades en
los últimos tramos de la bajada al pueblo.
El Acebo tiene unas pintorescas casas con la típica arquitectura del
Bierzo, con solanas, escaleras exteriores y tejados de pizarra. En el mesón,
del mismo nombre que el pueblo, se ofrece a los caminantes tapas, raciones y
platos de la región a un precio asequible, aunque han subido mucho los precios
en este año compostelano. A la salida de la localidad hay una ermita de aspecto
rústico, junto al cementerio, y un monumento erigido en honor de Henrich
Krause, peregrino alemán muerto en este lugar. Se despeñó en los abismos de la
zona cuando circulaba en bicicleta por esta carretera. El monumento está
formado por una bicicleta, un bordón y una calabaza sobre un pedestal de
piedra. El viajero se cruza con unos peregrinos holandeses, a los que no
entiende más que su deseo de pernoctar en El Acebo, y que le preguntan por un
albergue o por otro alojamiento.
En otro tiempo, los habitantes de El Acebo quedaron liberados de pagar
tributos a la Hacienda
Real por el servicio de colocar estacas de madera que
permitieran ver el camino, en los días nevados del invierno, a los peregrinos
que pasaran por aquí. En la iglesia parroquial de San Miguel hay una talla de
Santiago Peregrino, en piedra polícroma, que no tiene algunos de los atributos
tradicionales jacobeos, aunque lleva una hermosa túnica decorada con
"flores de lis", que también relaciona el "Codex
Calistinus" con los símbolos de Santiago.
Bajando hacia Riego de Ambrós, a la izquierda de la carretera hay un
desvío muy empinado, hacia el fondo del valle, donde cinco kilómetros más abajo
se encuentra Compludo. En este lugar fundó San Fructuoso, en el siglo VII, un
monasterio consagrado a los Santos Justo y Pastor, naturales de Alcalá de
Henares, la antigua "Complutum" romana. Fue una de los primeros
cenobios de la época visigoda, que produjo en esta zona del Bierzo un gran
desarrollo de la vida eremita y monacal. Muy cerca del pueblo está la famosa
"ferrería" medieval, accionada por agua del río Carracedo. La Herrería de Compludo es
Monumento Nacional. Se conserva en buen estado y en funcionamiento por el
antiguo procedimiento de martinete hidráulico.
El viajero llega a Riego de Ambrós por un camino que se desvía de la
carretera por su lado izquierdo. Es un pueblo de aspecto fuertemente rural, que
tiene una iglesia dedicada a la
Magdalena y una pequeña ermita bajo la advocación de San
Fabián. A la entrada del pueblo está la fuente de San Sebastián, donde el
viajero bebe un poco de agua. Desde la plaza se baja hacia el valle del arroyo
Prado Mangas, que está rodeado de árboles de agradable sombra, en estas horas
calurosas del mediodía. Junto al arroyo hay un antiguo y enorme castaño, y poco
más adelante, cerca del río Meruelo, en el que desagua el arroyo Prado Mangas,
una curiosa casa hexagonal.
Poco más adelante se encuentra de nuevo la carretera, que puede cruzarse,
y seguir por el valle hasta tres kilómetros más abajo. Se pasa por un camino
bien indicado entre encinas, chopos, jaras y otros restos de monte bajo, que
han perecido por efecto de un fuego reciente. El viajero alcanza en este
descenso hacia el río de la
Pretadura a otros peregrinos que llevan caminando desde las
cinco de la mañana. Continúa adelante y sale finalmente a la carretera muy
cerca de Molinaseca.
Aparecen las primeras casas de Molinaseca, localidad del bajo Bierzo,
que se encuentra junto al río Meruelo. Al principio del pueblo está la capilla
de la Virgen
de las Angustias, de estilo barroco, adosada a la ladera del monte. Al llegar
al río pasamos por un puente románico, llamado "Puente de los
Peregrinos", que conduce a la calle Real, donde se concentra la actividad
comercial y de servicios del pueblo. Desde el puente se ve un hermoso panorama
del conjunto urbano. En la ribera del río algunos peregrinos se lavan los pies
y se meten en las frescas aguas. Ha sido un camino muy duro y hace calor a esa
hora del mediodía. En el césped de una pequeña plaza próxima al río hay mucha
gente tumbada. Se respira un ambiente veraniego que invita al descanso.
W. Starkie ha definido Molinaseca como: "un pequeño oasis en un
viaje temible". El viajero se quedaría en Molinaseca a pasar la tarde si
no le esperasen en Ponferrada. Entra en un bar para tomar una bebida y no se
queda más que el tiempo imprescindible. Al salir encuentra a Kristen Jacqueline
que está en una de las terrazas de la plaza con otros peregrinos de su país.
Continúa por la calle Real, llamada también "Calle de los
Peregrinos", en la que hay casas con tejados de pizarra y solanas de
madera, con muchas flores. Hay casonas barrocas, con blasones y torreones
adosados. Todavía puede verse el antiguo hospital de los peregrinos frente el
conocido crucero de granito. Algunos bares y hostales completan la calle Real.
Molinaseca tiene el templo de San Nicolás, de estilo neoclásico, con
una talla de San Roque Peregrino, y un moderno albergue en el comienzo de la
carretera de Ponferrada. En esta zona debió estar ubicada "Interamnium
Flavium", ciudad romana construida en honor del emperador Vespasiano, que
se encontraba en la ruta de Astorga a Braga, antes de pasar al actual territorio
de Portugal.
El viajero toma la carretera de Ponferrada, que está en obras de
asfaltado, lo que produce un fuerte calor a estas horas de la tarde. Al pasar
por primera vez el río Boeza, que rodea Ponferrada antes de confluir en el Sil,
se ve este nudo fabril, capital industrial del Bierzo. Desde esta zona se
observa el vapor de agua de la central térmica de Compostilla, muy cercana a
Ponferrada. El viajero sigue las instrucciones gráficas del Camino de Santiago
y se desvía hacia Campo de Ponferrada, localidad próxima al río Boeza. Pasa por
una fuente y por la ermita de San Roque y desciende hacia el "Puente
Mascarón", cruzando de nuevo el río Boeza y entrando en Ponferrada por la
carretera de Orense, en la zona sur de la ciudad. Por las calles del Hospital
y de Salinas llega a la plaza del Temple, y por la calle del Comendador a la
basílica de Nuestra Señora de la
Encina , patrona del Bierzo, muy cerca del Castillo de los
Templarios y de la zona más céntrica de la ciudad, donde se encuentra el
antiguo albergue de peregrinos.
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