jueves, 27 de noviembre de 2014

LOS TEMPLARIOS

En el año 1118, el caballero francés llamado Hugo de Payens y el caballero flamenco Godofredo de Saint-Adhemar, decidieron impulsar la fundación de una orden monástica para la custodia de los peligrosos caminos que conducían a los lugares de Peregrinación. La denominaron Orden de los Pobres Soldados de Cristo, pero ha pasado a la historia comoLa Orden del Templo”.

Hugo de Payens

“En un principio, quienes tomaron esta decisión eran solamente nueve y durante nueve años sirvieron con ropas de seglar y se vistieron con lo que los fieles les dieron de limosna. El Rey y sus caballeros se compadecieron de aquellos nobles hombres que habían abandonado todo por Cristo y les concedieron algunas propiedades y beneficios para atender sus necesidades”.

La Orden del Templo fue aprobada oficialmente por la Iglesia, durante el Concilio de Troyes:

El 14 de enero de 1128, en la Catedral de Troyes, se encendieron los cirios y pronto fueron llegando los convocados:
  • El Cardenal Mateo de Albano, como presidente del Concilio.                                     
  • Los Arzobispos de Reims y Sens.                                                                                      
  • 10 Obispos.                                                                                                                               
  • Los maestros escolasticos Foucher y Auberi                                                                 
  • Esteban Harding, abad de Citaux. Esteban fue el autor de la Regla reformada de los cistercienses.                                                                                                                     
  • Bernardo de Claraval. El autentico cerebro de Concilio. Descendiente de la nobleza, se granjeó la confianza de la Iglesia.                                                                  
  • En contra de las tesis de Bernardo de Claraval, se alzó la voz del Obispo de Orleans Juan II, que gozaba del favor del Rey Luis VI.                                                   
  • En cuanto a la nobleza, participaron: Teobaldo de Champagne (sobrino de Hugo de Champagne), Andrés de Baudemant y el Conde Nevers, entre otros.                  
  • Hugo de Payens y los caballeros que le acompañaban.                                                
En el Concilio Hugo de Payens expuso las características de la Orden, que seguía la regla de San Agustin. Del Concilio salió una nueva Regla, muy influenciada por Bernardo de Claraval, de corte cisterciense, formada de 72 artículos.”

La Orden del Templo creció rápidamente en tamaño y poder. Balduino, rey de Jerusalén, se había asentado en la zona arrebatada a los musulmanes en Tierra Santa, tras la Primera Cruzada. Su palacio era una antigua Mezquita, que se había construido sobre la ruinas del Templo de Salomón y los “Pobres Soldados de Cristo” ocupaban un patio contiguo.




Balduino de Jerusalén

En 1119, Balduino, cambió su residencia a la Torre de David y los Pobres Soldados de Cristo”, pasaron a ocupar toda la mezquita que se levantaba sobre las ruinas del templo de Salomón, Por ello se denominaron posteriormente La Orden del Templo y a sus miembros los Caballeros Templarios.


Los privilegios de la orden fueron confirmados por las bulas papales de 1139, 1144 y 1145. En ellas se daba a los caballeros templarios una autonomía formal respecto de los obispos, una dependencia de la autoridad papal y se les excluía de la jurisdicción civil y eclesiástica. Estas bulas papales les daban derecho sobre las conquistas en Tierra Santa y les concedían atribuciones para construir fortalezas e iglesias propias, lo que les dio gran independencia y poder.
Cincuenta años después de su fundación, los caballeros de la Orden del Templo se extendían ya por tierras de Francia, Alemania, Inglaterra, España y Portugal. Esta expansión territorial contribuyó al enorme incremento de su riqueza, que fue mayor que la de todos los reinos de Europa.
Los templarios tuvieron una destacada participación en la Segunda Cruzada, en la que protegieron al rey Luis VII de Francia tras las derrotas que sufrió con  los turcos. Tres grandes maestres cayeron presos en combate desde 1157 a 1187. En este año, en la batalla de los Cuernos de Hattin, que tuvo lugar al oeste del mar de Galilea, el ejército cruzado, formado por contingentes templarios y hospitalarios  se enfrentó a las tropas de Saladino.


Batalla de los Cuernos de Hattin

Este les infligió una gran derrota, en la que perecieron muchos caballeros templarios. Saladino tomó posesión de Jerusalén y terminó con este reino cristiano. Sin embargo, la presión de la  Tercera Cruzada y las gestiones de Ricardo I de Inglaterra, Corazón de León, lograron un acuerdo con Saladino para convertir Jerusalén en una ciudad libre para el peregrinaje cristiano y musulmán.
En 1244  cayó definitivamente Jerusalén. Los templarios se vieron obligados a cambiar sus cuarteles generales a San Juan de Acre, junto con otras dos grandes órdenes monástico-militares: los hospitalarios y los teutónicos. En 1291 se produjo la caída de Acre, con los últimos templarios luchando junto al resto del ejército cristiano, lo que constituyó el fin de la presencia cruzada en Tierra Santa. Los Templarios pasaron a Chipre, isla de su propiedad tras comprarla a Ricardo Corazón de León.
En la Península Ibérica los Templarios comienzan su implantación en la década de 1130. En 1131, el conde de Barcelona Ramón Berenguer III pide su entrada en la orden. Ramón Berenguer IV  llegó a un acuerdo con los templarios para que colaboraran en la Reconquista en 1143, por la que recibieron los castillos de Monzón, Mongay, Chalamera, Barberá, Remolins y Corbins, favoreciéndoles con donaciones de tierras, así como con derechos sobre las conquistas.


Castillo de Monzón

En Castilla y León los templarios ayudaron a la repoblación de zonas conquistadas por los cristianos, creando asentamientos en los que edificaban ermitas bajo la advocación de mártires cristianos. Ante la invasión almohade, los templarios lucharon en el ejército cristiano, venciendoles junto a los ejércitos de Alfonso VIII de Castilla, en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212). En 1265, colaboraron en la conquista de Murcia, que se había levantado en armas, recibiendo en recompensa Jerez de los Caballeros, Fregenal de la Sierra y Caravaca de la Cruz.
Los templarios entran en Portugal en tiempos de la condesa Teresa de León, de la que reciben el castillo de Soure en 1127 a cambio de su colaboración en la Reconquista. En 1145 reciben el castillo de Longroiva  por su ayuda a Alfonso Henriques en la toma de Santarém. En 1147 reciben el castillo de Cera, cerca de Tomar, que se convertiría en su sede regional. Los templarios serían una orden bien asentada en Portugal.


Jacques de Molay

 

El último gran maestre templario Jacques de Molay
se negó a aceptar el proyecto de fusión de las órdenes militares bajo una única dirección. El 6 de junio de 1306 fue llamado a Poitiers por el papa Clemente V para un último intento, tras cuyo fracaso, el destino de la orden quedó decidido. Felipe IV de Francia, ante las deudas que había adquirido su país con los Templarios, y su deseo de un Estado fuerte, con el rey concentrando todo el poder frente a la Iglesia y las diversas órdenes religiosas, convenció al Papa Clemente V,  de que iniciase un proceso contra los templarios acusándolos de sacrilegio, herejía, sodomía  y adoración a ídolos paganos.
Felipe IV de Francia despachó correos a todos los lugares de su reino con órdenes estrictas de que nadie los abriera hasta un día concreto de octubre de 1307. En esos pliegos se ordenaba la captura de todos los templarios y la requisa de sus bienes. De esta manera, en Francia, Jacques de Molay, último gran maestre de la orden, y ciento cuarenta templarios fueron encarcelados y seguidamente sometidos a torturas, método para conseguir que la mayoría de los acusados se declararan culpables de los cargos.


El Papa Clemente V


El Papa reservó para su propio arbitrio la causa del gran maestre y de sus tres primeros dignatarios. Ellos habían confesado su culpabilidad y sólo quedaba reconciliarlos con la Iglesia una vez que hubiesen atestiguado su arrepentimiento con la solemnidad acostumbrada delante de la catedral Notre Dame de París. Molay no aceptó el planteamiento, recuperó su coraje y proclamó la inocencia de los templarios y la falsedad de sus propias confesiones. Fue arrestado como herético reincidente y quemado vivo atado a  una estaca frente a las puertas de Notre Dame, en l'Ille de France en marzo de 1314.
Antes de ser consumido por las llamas, Jacques de Molay convocó al Rey y al Papa ante el tribunal de Dios para antes de que transcurriera un año, con las palabras:
"Dios conoce que se nos ha traído al umbral de la muerte con gran injusticia. No tardará en venir una inmensa calamidad para aquellos que nos han condenado sin respetar la auténtica justicia. Dios se encargará de tomar represalias por nuestra muerte. Yo pereceré con esta seguridad".



Antes de un año, tal y como aseguró el maestre templario antes de morir, fallecieron tanto Felipe IV como Clemente V. El primero que murió fue el Papa, a los 37 días. Ya estaba enfermo, pero una noche fue presa de "un dolor insufrible que le mordía el vientre". Sus galenos comunicaron que había muerto "a merced de unos horribles sufrimientos". El rey francés murió el 29 de noviembre, al chocar con la rama de un árbol mientras montaba a caballo por el bosque de Fontainebleau. El golpe fue tan grave que el monarca pereció de una parálisis general, con gran padecimiento hasta su minuto final. ¿Se había cumplido la amenaza de De Molay? Lo cierto es que de esta forma, los Templarios salieron de la Historia y entraron en la Leyenda.

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