viernes, 26 de septiembre de 2014

HACIA ASTORGA

20. CAMINO DE ASTORGA

Salida de Villadangos del Páramo. Canal y tierras de regadío. Carretera de Orense. San Martín del Camino. Puente de Órbigo. El "Passo honroso" y Suero de Quiñones. Hospital de Órbigo. Hacia Villares de Órbigo. Santibañez de Valdeiglesias. Un día de mucho calor. Subida hasta el crucero de Santo Toribio. Vista de Astorga. Bajada a San Justo de la Vega. Camino de Astorga. Entrada en Astorga.


Salimos temprano de Villadangos del Páramo. Acababa de amanecer y todavía hacía algo de frío. Nos desviamos de la carretera hacia la derecha para cruzar el pueblo por calles que iban hacia las antiguas eras, donde se trillaban las mieses en otro tiempo no muy lejano. Dejamos también a la derecha el camino hacia Celadilla del Páramo y Santa María del Rey, localidades que están ligeramente al norte del Camino de Santiago, y tomamos otro camino que discu­rre paralelamente a la carretera de Orense, por el medio de una exuberante chope­ra, en los alrededores del Canal del Páramo, que ha transfor­mado estas tierras yermas en las actuales huertas y cultivos de regadío.

Una hora después de de salir de Villadangos llegamos a San Martín del Camino, donde desayunamos lo mejor que pode­mos en un bar que está abierto a esa temprana hora de la mañana. San Martín del Camino es un pequeño pueblo, que tiene una iglesia dedicada a San Martín, patrón de los peregrinos, que fue obispo de Tours, ciudad que se encuentra en el Camino de Santiago, en una de sus variantes en territorio fran­cés. Cuenta la leyenda que se le apareció Jesucristo con aspec­to de peregrino, solicitándole ayuda y cobijo. Martín cortó su capa con la espada y dio la mitad al supuesto pere­grino. En la iglesia de San Martín hay también imágenes de San Miguel, San Roque y San Antonio Abad. En el siglo XVII hubo en el pueblo un hospital para acoger a los peregrinos pobres, con algunas camas específicas para mujeres y sacerdotes que cami­naban hasta Compostela.


Cerca de Puente Órbigo

Recorremos más de seis kilómetros entre campos de cereales, especialmente maíz, y cultivos de remolacha azucare­ra, que van aumentando según nos acercamos al río Órbigo. Muy cerca de Puente de Órbigo nos desviamos de la carretera, por un camino, para entrar en el pueblo. Por la calle principal lo atrave­samos hasta llegar al puente del célebre "Passo Honro­so". En este lugar hubo una batalla entre los suevos y los visigodos en el año 452. Las tropas de Alfonso III el Magno detuvieron a los ejércitos cordobeses en el año 900, pero el aconte­cimiento que produjo mayor fama a la localidad fue el torneo medieval organizado por Suero de Quiñones en el año 1434.

Suero de Quiñones era un caballero leonés, hijo de Diego Fernández de Quiñones, Señor de Luna y Merino Mayor de Asturias, uno de los nobles castellano-leoneses de mayor poder, al servicio de Don Fernando de Antequera, tío del rey Juan II de Castilla. La familia de los Quiñones había pleitea­do con la Corona por el derecho a ser enterrados en la Cole­giata de San Isidoro de León, panteón real de los antiguos monarcas leoneses. Suero de Quiñones fue amigo del poderoso Condestable Don Alvaro de Luna, y al final de su vida protago­nizó con otros miembros de su familia la rebelión de la noble­za castellana que llevó al patíbulo al odiado Alvaro de Luna.

El "Passo Honro­so" constituyó un acontecimiento sin igual en el Camino de Santiago. Suero de Quiñones y nueve caballeros "mantenedores" más, solicitaron al rey Juan II autorización para establecer unas "justas" con todos los caba­lleros que pasaran por el puente sobre el río Órbigo durante treinta días, desde el diez de julio al nueve de agosto, hasta romper trescientas lanzas por el amor de Doña Leonor de Tovar, dama de la que estaba enamorado, según las reglas del "amor cortés", y con la que se casó posteriormente. Suero de Quiño­nes y los demás caballeros peregrinaron a Compostela después del torneo para dar gracias al Apóstol y dejar en prenda el brazalete de oro de su dama.



Puente del "Passo Honroso"

Pasado el puente del "Passo Honroso", de elegante y sólida estructura arquitectónica, llegamos a Hospital de Órbigo, localidad mayor que Puente de Órbigo, separada de ésta única­mente por el río, las amplias riberas arboladas y el largo puente. Hospital de Órbigo recibe su nombre del antiguo hospi­tal de peregrinos de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, Orden de Caballería de la época de las Cruzadas, que se asentaron en la zona en el siglo XII. La Orden Hospita­laria tuvo jurisdicción civil y eclesiástica sobre Puente de Órbigo y sus alrededores, hasta Astorga y hasta la misma ciudad de León, y derechos de portazgo, por el paso por el puente, de uso del agua y de la pesca del río Órbigo, y de los diezmos de todos los habitantes de su territorio. Pertenecie­ron a la Orden las iglesias de San Juan de Montealegre, San Román, Santa Ana, San Feliz de las Lavanderas y Riofrío de Órbigo. En todas ellas, además de la de San Juan de Hospital de Órbigo, tenían el derecho de propuesta de nombramiento de párrocos y vicarios.  
 

Hospital de Órbigo

Tomamos un refrigerio frente a la iglesia de San Juan, que tiene un pórtico con tres arcos, una torre campana­rio y un claustro posterior a la fachada principal. En el interior hay un retablo mayor, el coro y la puerta de la sacristía con cierto valor artístico. Fue construída inicial­mente en el siglo XII y restaurada en el siglo XVIII. La mañana no es muy calurosa todavía a la sombra de los árboles que hay frente a la iglesia. Varios peregrinos realizan el ritual de limpieza de las heridas de los pies y el imprescin­dible cambio de calcetines para evitarlas. Vamos a sellar el carnet de peregrinos a la casa el cura, en una localidad tan emblematica como ésta en todo el Camino de Santiago. Nos recibe con la mayor amabilidad y nos pone el sello y la fecha de nuestro paso por Hospital de Órbigo.

Salimos del pueblo con Toni y su mujer camino de Villares de Órbigo, por la derecha de la carretera de Astorga. Hace ya demasiado calor cuando empezamos a subir unas pequeñas rampas entre matorrales y encinas. El camino tras varias subidas y bajadas se aproxima a Villares de Órbigo por una pista asfaltada. En las inmediaciones del pueblo Teresa se siente indispuesta por el exceso de calor y una bajada del nivel de glucosa en sangre, típica dificultad del caminante, por lo que pasamos un buen rato en un bar de la localidad reponiendo las fuerzas antes de continuar caminando.

Desde Villares de Órbigo vamos a Santibáñez de Valdeiglesias, en poco más de media hora. Allí hay una iglesia llamada de la Trinidad, en la se pueden ver unas tallas de San Roque Peregrino y Santiago Matamoros. Evitamos el camino que continúa la subida al Monte de la Colomba y salimos de nuevo a la carretera de Astorga, en donde paramos a la sombra de los árboles, durante las horas de máximo calor, cerca del desvío a Estebánez de la Calzada.


           

Crucero de Santo Toribio

Seguimos paralelamente a la carretera general por una pista asfaltada, restos de la antigua carretera, en una subida suave, de varios kilómetros, hasta el alto de Santo Toribio, nombre de uno de los más célebres obispos de Astorga, de la época visigoda. En la parte más alta hay un crucero desde cuyas inmediaciones puede verse Astorga, con las torres de la Catedral y del Palacio Episcopal recortándose sobre las cumbres de la Cordillera Cantábrica.

Desde el crucero de Santo Toribio se inicia el descenso hasta San Justo de la Vega, por un camino escarpado, llamado Camino de la Cañada, algo más corto que la carretera. El calor ha remitido un poco porque el Sol se ha escondido entre una ligera bruma que cubre hasta donde se divisa el horizonte, más allá de la ciudad de Astorga. Se entra en San Justo por la calle del Hospital. Tomamos otro café, a media tarde, en el pueblo, mientras vemos pasar a muchos peregrinos que se dirigen hacia Astorga.

Por la calle de los Vientos salimos de San Justo de la Vega, buscando la carretera para pasar el río Tuerto por el puente. Algunos jóvenes se están bañando y tomando el sol en la ribera del río. Continuamos caminando durante tres kilóme­tros por un camino paralelo a la carretera, hasta la vía del ferrocarril. Por un puente romano nos aproximamos a las prime­ras casas de Astorga. La zona monumental céntrica se encuentra en el alto donde se construyó la ciudad romana y medieval. Siguiendo las flechas amarillas y las indicaciones sobre el albergue del Camino de Santiago nos disponemos a subir por una empinada cuesta hacia la Puerta del Sol, sobre la antigua muralla. Por esta puerta pasaron César Augusto, Teodorico y el propio Napoleón, comandando sus ejércitos.


Entrada a Astorga

Buscamos el albergue que está en la zona próxima a la calle de San Francisco, pero cuando llegamos, con la tarde muy avanzada, está lleno y no se admiten más peregrinos. Nos sugieren las instalaciones del polideportivo municipal, que ha acondicio­nado el Ayuntamiento de la ciudad, durante todo el verano para dar cobijo a los caminantes a Santiago de Compos­tela, pero preferimos buscar un hostal, porque ha sido un día muy duro y no tenemos colchonetas ni sacos para dormir en las instalaciones del polideportivo. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario