domingo, 27 de abril de 2014

TRES CANTOS Y COLMENAR

2. HACIA TRES CANTOS Y COLMENAR VIEJO.

 Salida de la Universidad Autónoma. La carretera de Alcobendas. El cuartel del Goloso. Un  apeadero de RENFE. Camino de Tres Cantos. Tres Cantos Sur. Un café a media tarde. El Parque  central de Tres Cantos. Tres Cantos Norte. La autovía de Colmenar. AT&T. Camino de  Colmenar. Entrada en Col­me­nar. La iglesia de la Asun­ción. La plaza del Ayu­ntamien­to. Historia  de Colmenar. El Casco Antiguo. Vuelta a Ma­drid.


El viajero sale de la Universidad Autónoma por la zona de la Estación del ferrocarril, por los campos de depor­tes y por donde estuvo anteriormente la Facultad de Psicolo­gía. Al llegar a un túnel de la vía del ferrocarril, sube por la escarpada ladera hacia la carretera de Alcobendas. Piensa que si no está vallado puede adelantar un buen trozo, en vez de salir por la vía de servicio de la autovía de Colmenar, ya que tendría que volver atrás sobre sus pasos anteriores. Cuan­do llega arriba descu­bre que si está vallado, pero hay algunas zonas en que la va­lla está rota. Eso le permite salir defini­tivamente de las depen­dencias universitarias.


Sigue por la carretera de Alcobendas, camino a la autovía de Colmenar, junto a la tapia del cuartel de la Briga­da Guadarrama, perteneciente a la División Acorazada del Ejér­cito de Tierra. El viajero revive en su memoria algunos re­cuerdos antiguos en relación a esta institución castrense. El antiguo cuartel de Artillería de Campaña de Vicalvaro, donde hizo sus pácticas como suboficial de complemento, pertenecía a esta Brigada. Las salidas al campo para realizar ejercicios de tiro real se realizaban desde este cuartel del Goloso. También se reunieron aquí los oficiales y suboficiales de la División Acorazada durante la crisis del Sahara, todavía español, y la Marcha Verde marroquí. Estuvieron acuartelados todos los man­dos de la División por si tenía que ser desplegada en forma urgente hacia el territorio africano. 


Cuartel del Goloso

La tarde del intento de Golpe de Estado, el 23 de febrero de 1981, salieron del cuartel del Goloso varios con­tingentes militares decididos a tomar zonas estratégicas de Madrid. Algunos de sus oficiales eran proclives al pronuncia­miento militar, como se pudo saber posteriormente en todos los medios de comunicación. El viajero vuelve a recordar aquella tarde. Hacía poco tiempo que vivía en Madrid y se marchó a casa abrumado como tanta gente. Los nombres del comandante Pardo Zancada, el coronel San Martín y el general Torres Rojas se quedaron grabados en su mente.



Frente al cuartel del Goloso hay algunas casas mili­tares y una pequeña carretera que se desvía de la autovía ha­cia la tapia del Monte del Pardo. La puerta que hay en la ta­pia está cerrada ahora. Hace ya algu­nos años estaba abi­erta y permi­tía a la gente disfrutar de una parte del monte hasta una ta­pia más interior. Junto a la auto­vía hay un bar-restau­rante con una agradable terraza, cada vez más concurrida de milita­res del cercano acuartelamiento y de otros transeún­tes de la autovía de Colmenar, especialmente en las largas tardes del verano.


El viajero continúa por el el lado izquierdo de la autovía, junto a las casas militares y la tapia del Monte del Pardo. Un poco más adelante aparece la vía del tren y se divi­sa un pequeño apeadero. El camino que se dirige hacia el apea­dero del Goloso se ensancha y está jalonado por unos postes amarillos de la conducción del gas. El viajero entra en el apeadero del ferrocarril, observa que hay unas máquinas de bebidas, y descansa un poco en una pequeña sala de espera. 



Apeadero del Goloso

El camino hacia Tres Cantos discurre entre la vía del tren y la autovía de Colmenar, que tienen un trazado para­lelo durante más de un kilómetro. El paisaje es casi una continuidad de los encinares del Monte del Pardo, que se ve de­trás del vallado. Algunas veces en los claros del monte pastan unos tranquilos ciervos, que no temen la llegada del hombre. Hay también herbazales y retamas. El camino se hace largo en­tre pequeñas subidas y bajadas. A lo lejos se divisan las cum­bres de la Sierra de Guadarrama y la torre de la iglesia de Colme­nar Viejo. La Maliciosa, la Pedriza, La Cuerda Larga y el ce­rro de San Pedro forman parte de este panorama serrano.


Cuando se llega por fin a Tres Cantos el camino con­tinúa por la izquierda de la autovía hasta las proximidades de la multinacional AT&T. El caminante prefiere entrar en la ciu­dad por un puente que cruza la autovía. Después de varios ki­lómetros a través del campo siente la llamada del asfalto de esta aglomeración urbana surgida de la nada en medio de la campiña colmenareña.



Son las primeras y calurosas horas de la tarde cuan­do el viajero accede a las urbanizaciones de la zona sur de la ciudad. Hay chalets individuales que alternan con algunos edi­ficios de varios pisos. Busca una cafetería, pero no encuentra ninguna abierta, quizá porque no ha querido desviarse hacia la zona más urbanizada, ligeramente apartada de su camino. Por fin encuentra un pequeño bar donde se toma un café y un pas­tel, para compensar las muchas calorías consumidas desde que lleva andando. Pasa por un par de colegios y ve la indicación hacia la izquierda del Ayuntamiento y la Estación de ferroca­rril, pero prefiere desviarse hacia la derecha y entrar en el Parque central.


El Parque se llama de Castilla y está ubicado entre la zona sur, la zona norte y el polígono industrial. Forma una pequeña depresión en el terreno entre los últimos chalets de la zona sur y el polideportivo municipal, unido a dos coope­ra­tivas sindicales de viviendas. El viajero entra en el Parque por una puerta de la zona sur y y se dirige hacia el Parterre y la Laguna Baja. El Parterre ocupa la parte superior del de­pósito de aguas  de la ciudad. Junto al Parterre, por el lado norte, un mirador con grandes columnas permite contemplar la Laguna, una superficie de agua, con patos y barcas, para el recreo de los habitantes de la ciudad. En la Laguna hay dos islas interiores unidas entre si y con los paseos que bordean la superficie del agua por un largo puente. En una colina que está junto a la Laguna emerge una alta torre, que domina todo el Parque. 





Parque Central de Tres Cantos

El viajero sale del Parque por la zona norte, la más antigua de la ciudad. Pasa por la avenida de la Vega, junto a un instituto y una iglesia de moderna arquitectura, desde don­de se ve la gran chimenea del Parque. Continúa por la derecha a través de otra gran avenida que se dirige a la salida hacia Colmenar. Cerca de aquí han construido hace poco un hotel, varios supermercados y unas salas de cine. El viajero conoce mejor esta zona de la ciudad por motivos profesionales. Aquí si hubiese encontrado con facilidad una cafetería, porque hay más que en la zona sur por donde pasó anteriormente.

Tres Cantos es una de las ciudades más modernas del País, y sin duda la última construida en la Comunidad de Ma­drid. Se proyectó durante los años setenta. El Plan parcial de configuración de la ciudad se diseñó en 1971. Las expropiacio­nes de los terrenos y la construcción de las viviendas se fue­ron haciendo poco a poco hasta el inicio de la década de los ochenta. En 1986 la emblemática internacional de la informáti­ca AT&T puso la primera piedra de sus futuras instalaciones. El polígono industrial fue haciéndose cada vez mayor durante el resto de los años ochenta y en los últimos años Tres Cantos fue tomando el aspecto actual y completando sus zonas domésti­cas e industriales. 

                                                         Urbanización (Tres Cantos)


Tres Cantos perteneció al municipio de Colmenar Vie­jo hasta el año 1991. Desde sus comienzos como ciudad tuvo un fuerte movimiento ciudadano, con grandes reivindicaciones ante el Gobierno de la Nación, el Gobierno autonómico y el Ayunta­miento de Colmenar Viejo. Desde 1982 se fue gestando la segre­ga­ción en los movimientos vecinales y políticos. Ramón Tamames en este año apoyó desde su posición política en el Partido Comu­nista la segregación. La culminación del proceso se produ­jo con la elección de los primeros concejales tricantinos para el Ayuntamiento de Colmenar en las elecciones municipales de 1987. Desde estas fechas hasta 1991, con resistencias y suce­siva aceptación se fue preparando la definitiva separación municipal de Tres Cantos y Colmenar Viejo.


El viajero sale de Tres Cantos por la zona norte de la ciudad, cruza la autovía de Colmenar y se dirige por Tres Cantos Oeste, según los carteles de señalización de la auto­vía, hacia las instalaciones de la multinacional AT&T. Desde la vía de servicio toma una pista no asfaltada, que pasa por detrás de la empresa informática, dejándola a la derecha del camino. La ruta continúa cruzando por un pequeño puente un arroyo y una vaguada. Después de ocho kilómetros por esta vía de paso de ganado, que atraviesa una chopera y un arroyo lla­mado Teja­da, varias veces, se entra en Colmenar. En esta zona se han encontrado restos de una necrópolis mozárabe, de la época del Califato de Córdoba.


La entrada en Colmenar se hace por la ermita de San­ta Ana, una pequeña iglesia del siglo XVI. A la derecha está el polígono industrial de la Mina y el Instituto de Formación Profesional. Se pasa por el Polideportivo Lorenzo Rico y por la calle Santa Ana. Se sube a través de una ligera cuesta has­ta la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora. El peregrino necesita que le sellen en la parroquia la creden­cial del Camino de Santiago. Cuando penetra en la iglesia es­tán celebrando la misa de la tarde y tiene que esperar a que ter­mine.


Ermita de Santa Ana

Se sienta en los bancos de atrás de la iglesia, de­ba­jo del coro, y observa las características arquitectónicas del inte­rior del templo. Tiene una nave central con bóveda de cru­ce­ría, dos naves laterales y un pequeño crucero. Desde don­de está sentado puede verse la escalera de subida al coro y la pila bautismal. La iglesia se construyó en la época de los Reyes Católicos, a finales del siglo XV y principios del XVI, y fue diseñada por Juan Guas, arquitecto de los Mendoza, seño­res del Real de Manzanares, al que pertenecía Colmenar. Además del gótico tardío, propio de las nervaduras de sus bóvedas, tiene otros elementos renacentistas y barrocos. Destaca el retablo del Altar Mayor, sus pinturas y esculturas, entre las que hay un Cristo crucificado, de Gregorio Fernández, y una Inmaculada de un escultor de la misma escuela.


Cuando termina la misa se acerca a la sacristía y solicita hablar con el párroco, que se está desvistiendo de sus hábitos litúrgicos. Le dice que está empezando a recorrer el Camino a Santiago de Compostela desde Madrid y su deseo de que le selle la credencial de peregrino. El sacerdote le co­menta que hace dos años un grupo de jóvenes feligreses pere­gri­nó a Compostela. Le sella la credencial y le desea un buen camino.


Al salir de la iglesia es casi de noche. La cuadrada torre se perfila en las últimas claridades del crepúsculo. Es de piedra de sillería labrada. Tiene más de cincuenta metros de altura y en su parte superior hay cuatro grandes campanas. Ha salido por la puerta que da al sur, que se llama Puerta del Sol. La iglesia tiene otras dos puertas artísticamente más elaboradas, una hacia la parte de atrás, y otra, la de mayor importancia, hacia el norte, con varios arcos rematados por un alfiz de reminiscencias musulmanas.


Desde la iglesia, por la calle Isabel la Católica, en la que hay un colegio con su mismo nombre, el viajero se dirige a la Plaza Mayor del pueblo, donde está el Ayuntamien­to. La Plaza Mayor es una plaza moderna, peatonal en su mayor parte, con varios bares y oficinas bancarias. Frente al Ayun­tamiento rememora la historia de Colmenar Viejo. Fue repoblado por los segovianos, como toda esta zona serrana, entre los reinados de Alfonso VI y Fernando III el Santo. Dependió polí­ticamente de la casa de los Mendoza, señores del Real de Man­zanares, hasta la época de los Reyes Católicos, que le conce­dieron el privilegio de "villazgo".


Con la conquista de América la zona de Colmenar su­frió una gran despoblación, que se fue mitigando en los siglos posteriores. Llegó a tener 4232 habitantes en el censo de Ara­nda de 1786. desde finales del siglo XVIII hubo una gran acti­vidad ganadera en la región, especialmente de toros bravos, que alcanzó fama en todo el país. El apogeo y esplendor de Colmenar Viejo se produjo durante el reinado de Carlos III. Personajes relevantes de la villa fueron Juan Rubio, arzobispo de Méjico, Juan de Colmenar, beato franciscano, y Pedro Colla­do Gómez, confidente de Fernando VII.


Ayuntamiento (Colmenar)
  
En Colmenar se produjo el apresamiento del general Diego de León, famoso actualmente por una de las calles de Madrid, que lleva su nombre. Diego de León, con O'Donnnel y Narvaez realizaron un pronunciamiento militar, en 1841, contra la Regencia del general Espartero, durante la minoría de edad de la Reina Isabel II. En los últimos años del siglo XIX se fundó un colegio de Latín y Humanidades, en el que estudió Antonio Cánovas del Castillo, posteriormente Presidente del Gobierno durante la Restauración borbónica en la persona de Alfonso XII.


El viajero recorre las calles del Casco antiguo de la ciudad con las primeras sombras de la noche: la calle del Vie­nto, la calle del Reloj, la plaza del Maestro Almeida,...Decide volver a Madrid en autobús y dormir en su casa, y vol­ver al día siguiente para continuar por los caminos de la Sie­rra madrileña.










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