miércoles, 6 de mayo de 2015

EL OBISPO GELMIREZ

  
Fue el primer Arzobispo de Santiago de Compostela. Era hijo de un caballero gallego que sirvió como notario a los condes de Galicia: Raimundo de Borgoña y doña Urraca. Por influjo de éstos fue nombrado Obispo de Santiago al quedar la sede vacante en 1100, ejerciendo el episcopado hasta su muerte en 1140.



Había sido destinado a la carrera eclesiástica, e inició su educación en la escuela catedralicia de Santiago hasta que fue enviado por un tiempo a la corte del rey Alfonso VI. Obtuvo después una canonjía en la iglesia santiaguesa y estuvo, entre 1090 y 1093, al frente de la cancillería de Raimundo de Borgoña, yerno de Alfonso VI. Fue administrador de la diócesis compostelana entre 1093 y 1094, y entre 1096 y 1100, año en el que fue nombrado obispo.

Su política de entendimiento con Roma y con el rey leonés Alfonso VI le permitió engrandecer la diócesis y elevarla al rango arzobispal en 1120. Adquirió privilegios como el de acuñar moneda, que unido a la riqueza que las peregrinaciones aportaban a la diócesis compostelana, hizo de Santiago un centro político y religioso de gran importancia en la España medieval.

Desempeñó también un papel importante en la transición del reinado de Alfonso VI al de Alfonso VII: cuando la reina viuda, doña Urraca, casó con Alfonso I de Aragón, Gelmírez apoyó la proclamación de Alfonso VII como rey de Galicia, sometiendo a los nobles reticentes (1109-1111). Muerta la reina doña Urraca en 1126, colaboró con su hijo Alfonso VII, ya rey de León, en el sometimiento de la nobleza gallega y en las luchas contra Portugal.


Gelmírez llegó a ejercer como una especie de gobernador de Galicia, con amplios poderes eclesiásticos y temporales; reprimió varios intentos de rebelión de burgueses y nobles y armó barcos para defender las costas gallegas de las incursiones normandas y musulmanas.

Su buena relación con la Orden de Cluny y sobre todo el contacto estrecho y constante con Roma determinó el desarrollo de las peregrinaciones por el Camino de Santiago en toda la Europa cristiana de su tiempo.

Sin embargo, la ambición del rey Alfonso VII por apoderarse de las riquezas de la diócesis le llevó a apoyar una conspiración contra el obispo, en la que éste resultó herido en el año 1135. En los últimos años de su vida, viejo y aislado, Gelmírez vio declinar su poder y tuvo que entregar cuantiosos donativos al rey de León.


Aunque Gelmírez no inició la construcción de la Catedral de Santiago de Compostela, impulsó significativamente su continuación. Era una etapa de intensa actividad constructora en el mundo cristiano, que duró hasta las últimas décadas del siglo XII. La erección de la nueva basílica en Santiago concentró los máximos esfuerzos y justificó, por sí misma la caracterización de esta etapa. La obra estuvo directamente relacionada con la peregrinación a Compostela desde el año 1075.



Durante las dos primeras décadas del siglo XII continuaron las gestiones preparatorias para la construcción, hasta la colocación de la última piedra, que, según el “Códice Calixtino” debió tener lugar en el año 1122. 

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