MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE GRADEFES
Desde sus inicios, en 1177, las obras sufrieron varias interrupciones por motivos económicos, lo que hizo que el monasterio de Gradefes tenga varias etapas arquitectónicas. A la primera, de finales del siglo XII y principios del siglo XIII, corresponde la cabecera de la iglesia, la sala capitular y parte del claustro; en el siglo XIV se realizó un amplio transepto que preveía una estructura de tres naves para el cuerpo de la iglesia; en época moderna se construyeron dos nuevas naves: la sur y la central en la que en el siglo XVII se hizo el coro.
Entrada al Monasterio
Del monasterio primitivo sólo quedan la cabecera de la iglesia, parte de la estructura del claustro y la sala capitular. La iglesia de Gradefes es una excepción dentro de la estructura de los edificios cistercienses femeninos por la presencia de una girola. En España la tienen cuatro monasterios, todos ellos masculinos: Moreruela, Veruela, Fitero y Poblet, que fue un modelo a imitar posteriormente. A éstos podrían añadirse los gallegos de Osera y Melón. La iglesia de Gradefes no necesitaba un número excesivo de capillas por lo que éstas se redujeron a tres.
Ábsides
El claustro mantiene la estructura primitiva: arquerías de medio punto sobre pilares. De las dependencias monásticas medievales sólo se conserva la sala capitular en la que destaca, por su originalidad, una entrada constituida por siete vanos, mayor el central, con arcos ligeramente apuntados y apoyados alternativamente en dos o tres columnas. Su construcción debe ser coetánea a la de la cabecera y es quizá la parte del monasterio que tiene mayor unidad.
CARACTERÍSTICAS DE LA VIDA MONÁSTICA EN GRADEFES
Todas las Iglesias de la Congregación Cisterciense
de San Bernardo y todas las monjas de estas congregaciones están consagradas a la Virgen
María. Al final de la jornada la comunidad cantará la Salve a la Virgen
La vida monástica en la Congregación Cisterciense se manifiesta en la unión fraterna, en la
soledad y en el silencio, en la oración, en el trabajo y en la disciplina de vida.
Vida monástica
Las monjas cistercienses siguen a Cristo bajo una Regla, en una comunidad estable, que es escuela de caridad fraterna.
Siete
veces al día la comunidad se reúne en el coro para cantar las alabanzas al
Señor, en las referidas horas de: Vigilias, Laudes, Tertia, Sexta,
Nona, Vísperas y Completas.
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El fin espiritual de la comunidad se manifiesta
especialmente en esta celebración litúrgica.
La soledad es necesaria para la interiorización del
propio ser. Favorece el trato con el Señor.
Estatua de la Virgen
El silencio se considera como uno de los valores
monásticos más peculiares de la
Congregación : asegura a la hermana la soledad en la
comunidad; favorece el recuerdo de Dios y la comunión fraterna; abre la mente a
las inspiraciones del Espíritu Santo y estimula la atención del corazón y la
oración solitaria con Dios.
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