2. HACIA TRES CANTOS Y COLMENAR VIEJO.
Salida de la Universidad Autónoma. La carretera de Alcobendas. El cuartel del Goloso. Un apeadero de RENFE. Camino de Tres Cantos. Tres Cantos Sur. Un café a media tarde. El Parque central de Tres Cantos. Tres Cantos Norte. La autovía de Colmenar. AT&T. Camino de Colmenar. Entrada en Colmenar. La iglesia de la Asunción. La plaza del Ayuntamiento. Historia de Colmenar. El Casco Antiguo. Vuelta a Madrid.
El viajero sale de la Universidad Autónoma por la zona de la Estación del ferrocarril, por los campos de deportes y por donde estuvo anteriormente la Facultad de Psicología. Al llegar a un túnel de la vía del ferrocarril, sube por la escarpada ladera hacia la carretera de Alcobendas. Piensa que si no está vallado puede adelantar un buen trozo, en vez de salir por la vía de servicio de la autovía de Colmenar, ya que tendría que volver atrás sobre sus pasos anteriores. Cuando llega arriba descubre que si está vallado, pero hay algunas zonas en que la valla está rota. Eso le permite salir definitivamente de las dependencias universitarias.
Sigue por la carretera de Alcobendas, camino a la autovía de Colmenar, junto a la tapia del cuartel de la Brigada Guadarrama, perteneciente a la División Acorazada del Ejército de Tierra. El viajero revive en su memoria algunos recuerdos antiguos en relación a esta institución castrense. El antiguo cuartel de Artillería de Campaña de Vicalvaro, donde hizo sus pácticas como suboficial de complemento, pertenecía a esta Brigada. Las salidas al campo para realizar ejercicios de tiro real se realizaban desde este cuartel del Goloso. También se reunieron aquí los oficiales y suboficiales de la División Acorazada durante la crisis del Sahara, todavía español, y la Marcha Verde marroquí. Estuvieron acuartelados todos los mandos de la División por si tenía que ser desplegada en forma urgente hacia el territorio africano.
Cuartel del Goloso
La tarde del intento de Golpe de Estado, el 23 de febrero de 1981, salieron del cuartel del Goloso varios contingentes militares decididos a tomar zonas estratégicas de Madrid. Algunos de sus oficiales eran proclives al pronunciamiento militar, como se pudo saber posteriormente en todos los medios de comunicación. El viajero vuelve a recordar aquella tarde. Hacía poco tiempo que vivía en Madrid y se marchó a casa abrumado como tanta gente. Los nombres del comandante Pardo Zancada, el coronel San Martín y el general Torres Rojas se quedaron grabados en su mente.
Frente al cuartel del Goloso hay algunas casas militares y una pequeña carretera que se desvía de la autovía hacia la tapia del Monte del Pardo. La puerta que hay en la tapia está cerrada ahora. Hace ya algunos años estaba abierta y permitía a la gente disfrutar de una parte del monte hasta una tapia más interior. Junto a la autovía hay un bar-restaurante con una agradable terraza, cada vez más concurrida de militares del cercano acuartelamiento y de otros transeúntes de la autovía de Colmenar, especialmente en las largas tardes del verano.
El viajero continúa por el el lado izquierdo de la autovía, junto a las casas militares y la tapia del Monte del Pardo. Un poco más adelante aparece la vía del tren y se divisa un pequeño apeadero. El camino que se dirige hacia el apeadero del Goloso se ensancha y está jalonado por unos postes amarillos de la conducción del gas. El viajero entra en el apeadero del ferrocarril, observa que hay unas máquinas de bebidas, y descansa un poco en una pequeña sala de espera.
Apeadero del Goloso
El camino hacia Tres Cantos discurre entre la vía del tren y la autovía de Colmenar, que tienen un trazado paralelo durante más de un kilómetro. El paisaje es casi una continuidad de los encinares del Monte del Pardo, que se ve detrás del vallado. Algunas veces en los claros del monte pastan unos tranquilos ciervos, que no temen la llegada del hombre. Hay también herbazales y retamas. El camino se hace largo entre pequeñas subidas y bajadas. A lo lejos se divisan las cumbres de la Sierra de Guadarrama y la torre de la iglesia de Colmenar Viejo. La Maliciosa, la Pedriza, La Cuerda Larga y el cerro de San Pedro forman parte de este panorama serrano.
Cuando se llega por fin a Tres Cantos el camino continúa por la izquierda de la autovía hasta las proximidades de la multinacional AT&T. El caminante prefiere entrar en la ciudad por un puente que cruza la autovía. Después de varios kilómetros a través del campo siente la llamada del asfalto de esta aglomeración urbana surgida de la nada en medio de la campiña colmenareña.
Son las primeras y calurosas horas de la tarde cuando el viajero accede a las urbanizaciones de la zona sur de la ciudad. Hay chalets individuales que alternan con algunos edificios de varios pisos. Busca una cafetería, pero no encuentra ninguna abierta, quizá porque no ha querido desviarse hacia la zona más urbanizada, ligeramente apartada de su camino. Por fin encuentra un pequeño bar donde se toma un café y un pastel, para compensar las muchas calorías consumidas desde que lleva andando. Pasa por un par de colegios y ve la indicación hacia la izquierda del Ayuntamiento y la Estación de ferrocarril, pero prefiere desviarse hacia la derecha y entrar en el Parque central.
El Parque se llama de Castilla y está ubicado entre la zona sur, la zona norte y el polígono industrial. Forma una pequeña depresión en el terreno entre los últimos chalets de la zona sur y el polideportivo municipal, unido a dos cooperativas sindicales de viviendas. El viajero entra en el Parque por una puerta de la zona sur y y se dirige hacia el Parterre y la Laguna Baja. El Parterre ocupa la parte superior del depósito de aguas de la ciudad. Junto al Parterre, por el lado norte, un mirador con grandes columnas permite contemplar la Laguna, una superficie de agua, con patos y barcas, para el recreo de los habitantes de la ciudad. En la Laguna hay dos islas interiores unidas entre si y con los paseos que bordean la superficie del agua por un largo puente. En una colina que está junto a la Laguna emerge una alta torre, que domina todo el Parque.
Parque Central de Tres Cantos
El viajero sale del Parque por la zona norte, la más antigua de la ciudad. Pasa por la avenida de la Vega, junto a un instituto y una iglesia de moderna arquitectura, desde donde se ve la gran chimenea del Parque. Continúa por la derecha a través de otra gran avenida que se dirige a la salida hacia Colmenar. Cerca de aquí han construido hace poco un hotel, varios supermercados y unas salas de cine. El viajero conoce mejor esta zona de la ciudad por motivos profesionales. Aquí si hubiese encontrado con facilidad una cafetería, porque hay más que en la zona sur por donde pasó anteriormente.
Tres Cantos es una de las ciudades más modernas del País, y sin duda la última construida en la Comunidad de Madrid. Se proyectó durante los años setenta. El Plan parcial de configuración de la ciudad se diseñó en 1971. Las expropiaciones de los terrenos y la construcción de las viviendas se fueron haciendo poco a poco hasta el inicio de la década de los ochenta. En 1986 la emblemática internacional de la informática AT&T puso la primera piedra de sus futuras instalaciones. El polígono industrial fue haciéndose cada vez mayor durante el resto de los años ochenta y en los últimos años Tres Cantos fue tomando el aspecto actual y completando sus zonas domésticas e industriales.
Urbanización (Tres Cantos)
Tres Cantos perteneció al municipio de Colmenar Viejo hasta el año 1991. Desde sus comienzos como ciudad tuvo un fuerte movimiento ciudadano, con grandes reivindicaciones ante el Gobierno de la Nación, el Gobierno autonómico y el Ayuntamiento de Colmenar Viejo. Desde 1982 se fue gestando la segregación en los movimientos vecinales y políticos. Ramón Tamames en este año apoyó desde su posición política en el Partido Comunista la segregación. La culminación del proceso se produjo con la elección de los primeros concejales tricantinos para el Ayuntamiento de Colmenar en las elecciones municipales de 1987. Desde estas fechas hasta 1991, con resistencias y sucesiva aceptación se fue preparando la definitiva separación municipal de Tres Cantos y Colmenar Viejo.
El viajero sale de Tres Cantos por la zona norte de la ciudad, cruza la autovía de Colmenar y se dirige por Tres Cantos Oeste, según los carteles de señalización de la autovía, hacia las instalaciones de la multinacional AT&T. Desde la vía de servicio toma una pista no asfaltada, que pasa por detrás de la empresa informática, dejándola a la derecha del camino. La ruta continúa cruzando por un pequeño puente un arroyo y una vaguada. Después de ocho kilómetros por esta vía de paso de ganado, que atraviesa una chopera y un arroyo llamado Tejada, varias veces, se entra en Colmenar. En esta zona se han encontrado restos de una necrópolis mozárabe, de la época del Califato de Córdoba.
La entrada en Colmenar se hace por la ermita de Santa Ana, una pequeña iglesia del siglo XVI. A la derecha está el polígono industrial de la Mina y el Instituto de Formación Profesional. Se pasa por el Polideportivo Lorenzo Rico y por la calle Santa Ana. Se sube a través de una ligera cuesta hasta la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora. El peregrino necesita que le sellen en la parroquia la credencial del Camino de Santiago. Cuando penetra en la iglesia están celebrando la misa de la tarde y tiene que esperar a que termine.
Ermita de Santa Ana
Se sienta en los bancos de atrás de la iglesia, debajo del coro, y observa las características arquitectónicas del interior del templo. Tiene una nave central con bóveda de crucería, dos naves laterales y un pequeño crucero. Desde donde está sentado puede verse la escalera de subida al coro y la pila bautismal. La iglesia se construyó en la época de los Reyes Católicos, a finales del siglo XV y principios del XVI, y fue diseñada por Juan Guas, arquitecto de los Mendoza, señores del Real de Manzanares, al que pertenecía Colmenar. Además del gótico tardío, propio de las nervaduras de sus bóvedas, tiene otros elementos renacentistas y barrocos. Destaca el retablo del Altar Mayor, sus pinturas y esculturas, entre las que hay un Cristo crucificado, de Gregorio Fernández, y una Inmaculada de un escultor de la misma escuela.
Cuando termina la misa se acerca a la sacristía y solicita hablar con el párroco, que se está desvistiendo de sus hábitos litúrgicos. Le dice que está empezando a recorrer el Camino a Santiago de Compostela desde Madrid y su deseo de que le selle la credencial de peregrino. El sacerdote le comenta que hace dos años un grupo de jóvenes feligreses peregrinó a Compostela. Le sella la credencial y le desea un buen camino.
Al salir de la iglesia es casi de noche. La cuadrada torre se perfila en las últimas claridades del crepúsculo. Es de piedra de sillería labrada. Tiene más de cincuenta metros de altura y en su parte superior hay cuatro grandes campanas. Ha salido por la puerta que da al sur, que se llama Puerta del Sol. La iglesia tiene otras dos puertas artísticamente más elaboradas, una hacia la parte de atrás, y otra, la de mayor importancia, hacia el norte, con varios arcos rematados por un alfiz de reminiscencias musulmanas.
Desde la iglesia, por la calle Isabel la Católica, en la que hay un colegio con su mismo nombre, el viajero se dirige a la Plaza Mayor del pueblo, donde está el Ayuntamiento. La Plaza Mayor es una plaza moderna, peatonal en su mayor parte, con varios bares y oficinas bancarias. Frente al Ayuntamiento rememora la historia de Colmenar Viejo. Fue repoblado por los segovianos, como toda esta zona serrana, entre los reinados de Alfonso VI y Fernando III el Santo. Dependió políticamente de la casa de los Mendoza, señores del Real de Manzanares, hasta la época de los Reyes Católicos, que le concedieron el privilegio de "villazgo".
Con la conquista de América la zona de Colmenar sufrió una gran despoblación, que se fue mitigando en los siglos posteriores. Llegó a tener 4232 habitantes en el censo de Aranda de 1786. desde finales del siglo XVIII hubo una gran actividad ganadera en la región, especialmente de toros bravos, que alcanzó fama en todo el país. El apogeo y esplendor de Colmenar Viejo se produjo durante el reinado de Carlos III. Personajes relevantes de la villa fueron Juan Rubio, arzobispo de Méjico, Juan de Colmenar, beato franciscano, y Pedro Collado Gómez, confidente de Fernando VII.
Ayuntamiento (Colmenar)
En Colmenar se produjo el apresamiento del general Diego de León, famoso actualmente por una de las calles de Madrid, que lleva su nombre. Diego de León, con O'Donnnel y Narvaez realizaron un pronunciamiento militar, en 1841, contra la Regencia del general Espartero, durante la minoría de edad de la Reina Isabel II. En los últimos años del siglo XIX se fundó un colegio de Latín y Humanidades, en el que estudió Antonio Cánovas del Castillo, posteriormente Presidente del Gobierno durante la Restauración borbónica en la persona de Alfonso XII.
El viajero recorre las calles del Casco antiguo de la ciudad con las primeras sombras de la noche: la calle del Viento, la calle del Reloj, la plaza del Maestro Almeida,...Decide volver a Madrid en autobús y dormir en su casa, y volver al día siguiente para continuar por los caminos de la Sierra madrileña.