sábado, 20 de febrero de 2016

DE NOIA A COMPOSTELA


Desde Noia seguimos de nuevo la ruta del Camino de Santiago que pasa por la zona. La nueva autovía nos acerca a la sede del Apostol. Noia era puerto de Compostela y hay datos de que el Obispo Gelmírez ordeno construír un albergue para los peregrinos que hacían este trayecto.


Hay actualmente una reivindicación en la zona del paso del Camino de Santiago por la ría de Muros-Noia camino de Compostela. La asociación de turismo comarcal ha organizado un foro, y  una caminata simbólica hasta Santiago.

El "Portus Apostoli", es un proyecto que ha nacido hace unos años para reivindicar Noia como puerto del Apóstol y considerar la importancia de toda la ría Muros-Noia en las rutas jacobeas.

Seguimos la ruta hacia Compostela por San Justo, La Calle y Alqueidon, pequeños municipios antes de llegar a Bertamirans, el lugar más populoso de la ruta.

Un profesor e historiador de la zona, Pedro García Vidal, ha impartido una conferencia con un sugerente título: "Fundamentos históricos do Camiño de Santiago pola ría de Muros-Noia" en la que se ha hablado de la importancia económica de los caminos jacobeos.


Salimos de la autovía y pasamos por Bertamirans. Esta población se encuentra  en el valle de Amaía. Es la cabecera municipal del ayuntamiento de Ames, a sólo 9,8 km de Santiago de Compostela.

Por Bertamiráns pasa el río Sar, que nace en Santiago y desagua en el río Ulla, entre Padrón y Pontecesures. El Sar a su paso por Bertamiráns recibe los aportes de tres pequeños afluentes,

En  Bertamirans está el "Pazo da Peregrina", una casona propiedad del ayuntamiento de Ames, dedicado a exposiciones y actos sociales. En el conjunto aún se conserva la antigua capilla de la Peregrina.


La capilla de la Virgen Peregrina fue edificada por la cofradía del mismo nombre e inaugurada en 1997. 
 En  Bertamirans hay un bonito Paseo fluvial: Se trata del curso bajo del río de los Pasos justo antes de desembocar en el río Sar. También hay Surtidores de fuentes con buen trabajo artístico y Cruceiros, como el de Cantalarrana.

Llegamos a Compostela y concluimos este largo peregrinaje que nunca olvidaremos.





domingo, 10 de enero de 2016

HACIA MUROS Y NOIA


Salimos de Finisterre y volvemos a Cee por la carretera del Interior. Desde esta localidad tomamos la carretera de Muros, por la costa, hacia el sur, camino de Ezaro, en la desembocadura del río Xallas.

Ézaro es uno de los lugares mágicos de Galicia, en un rincón de la “Costa da Morte”. Es un pequeño pueblo costero junto el famoso Monte Pindo, donde podremos disfrutar del famoso Mirador y de la Cascada del río Xallas y su magnífica playa. 

Desde el mirador podremos observar un pequeño embalse de la central hidroeléctrica, el pueblo del Pindo y su pequeña ría.  Al frente, a la derecha, todavía puede verse en la lejanía, el Cabo Fisterra (Finisterre).


La subida al mirador tiene bastante pendiente. Podemos encontrarnos después de una curva muy cerrada un desnivel de 28 o 30 % durante unos 200 metros. Muchos coches se han quedado "calados" y cuesta mucho arrancar con esa pendiente. Al bajar hay que tener mucho cuidado porque la carretera es estrecha y con muchísima pendiente.

Desde Fervenza de Ezaro, al nivel del mar, continuamos hacia el sur hasta Carnota, con su larga playa de más de 7 Km. de longitud, considerada la más larga de Galicia. Tiene una zona de marismas y dunas, que da cobijo a gran variedad de aves migratorias.

Siguendo la costa se entra en la ría de Muros y Noia. Muros se encuentra al norte de la ría, escondido al pié del monte Louro, y Noia al este y al final de la ría. Los orígenes de Muros e Noia se remontan a la Edad Media. Ambas conservan un casco histórico que habla de un pasado señorial ligado al mar y a la piedra: casas blasonadas, rúas porticadas, iglesias y plazuelas.


Llegamos a Muros a media mañana y toda la carretera, junto a la playa está invadida por un mercadillo. Creemos que no podremos aparcar, aunque la suerte nos depara un pequeño lugar casi al final de la ciudad. Retrocedemos entre las tiendas y nos acercamos a la zona céntrica de la localidad.

Muros es una inesperada mezcla de arquitectura popular y señorial. En sus plazas, calles, arcos y soportales, conviven antiguas casas de pescadores con palacetes góticos. Esta original estructura urbana y el interés arqueológico de su patrimonio le valieron en 1970 la declaración de Conjunto Monumental Histórico-Artístico.

Destacan los soportales marineros típicos de sus viviendas, bajo los cuales antiguamente se arreglaban los aparejos de pesca y se salaba el pescado. Existen casas de este tipo por toda la zona histórica. Construidas con grandes sillares de piedra, cuentan con amplias galerías porticadas en la parte baja y con balcones corridos en las plantas superiores.

En las dos plazas más singulares del pueblo entre las calles Real, Axesta y el Paseo de la Marina: Santa Rosa, con su bello crucero del año 1789, y  Pescadería Vieja, en donde se encuentra una curiosa fuente de cantería y numerosas tabernas.

Entre sus monumentos destacan la Casa Consistorial, el Mercado de Abastos y el Arco de Don Diego. Además, hay otros sitios de Muros que también merecen una visita como, por ejemplo, el Santuario de la Virgen del Camino o la antigua Colegiata de Santa María, cuyo nombre actual es la Iglesia de San Pedro.

Tomamos unas tapas en una de las tabernas típicas, en cualquiera de las calles que salen a la playa y continuamos hasta Noia, que cuenta con diversos monumentos de un peculiar estilo gótico. Su casco histórico está declarado Bien de Interés Cultural.

Noia se encuentra a 36 kilómetros de la ciudad de Santiago de Compostela. La zona antigua es uno de sus principales atractivos. En ellla encontramos tres construcciones religiosas que destacan entre las demás: La iglesia de San Martiño, la de Santa María a Nova y el convento de San Francisco.


La iglesia de San Martiño es un ejemplo del llamado gótico marinero, de los siglos XV y XVI, de nave única con contrafuertes, cabecera sobre bóveda de crucería y fachada con rosetón. Tiene dos torres, una de dos cuerpos con remate piramidal y la otra de un solo cuerpo decorada con un reloj. También tiene retablos con tallas obra de Ferreiro y Fabeiro, e imágenes policromadas en el interior.

La iglesia de Santa María a Nova, del siglo XIV, pertenece también al gótico marinero. Es uno de los monumentos religiosos e históricos más representativos da villa de Noia. Está construída sobre otra más antigua, del siglo XII. Fue declarada monumento histórico artístico en 1973, y está actualmente dedicada a Museo.

El convento de San Francisco es gótico-renacentista, de principios del siglo XVI.
realizado gracias a las donaciones de las familias de Noia. Sus escudos pueden verse tanto en el exterior y en el interior del convento. En el antiguo solar del convento se ha levantado en el siglo XX el Palacio Municipal, aprovechando piezas de otras construcciones antiguas.

En la parte más elevada de Noia se encuentran los restos de la Fortaleza de Tapal y las antiguas murallas medievales. Junto a ellas está el Pazo de los Churruchaos, una de las numerosas casonas solariegas o pazos de origen gótico con los que cuenta la villa, como la “Casa da Xouva” o el Pazo Dacosta, entre otros.

viernes, 11 de diciembre de 2015

EL CABO Y EL FARO DE FINISTERRE

Los romanos consideraban que éste era el punto más occidental del mundo conocido (Europa). El origen de la localidad de Finisterre se pierde en el principio de la Historia, pero se la menciona en documentos que datan del siglo I, donde se habla de cómo el sol se precipitaba en el mar mientras una llamarada salía de las aguas.

Se creyó que el sol se apagaba, y que más allá no había nada (non plus ultra), excepto monstruos y oscuridad; allí los romanos encontraron el Ara Solis, un altar donde los antiguos pobladores adoraban al sol.


Cabo Finisterre es actualmente el destino de muchos peregrinos del Camino de Santiago. Está a una distancia de 90 km de Santiago de Compostela. El Camino de Santiago a Finisterre  es también conocido como Prolongación Jacobea al Camino a Santiago. Este camino histórico ya está descrito en las crónicas del siglo XII.

Algunos caminantes a Santiago no se resisten a la tentación de visitar el "Campo de las Estrellas" dirigiéndose hacia Finisterre (Fisterra). Este fue un lugar de magia y de ritos ancestrales, de fusión de lo divino y lo pagano, que alcanzó en este "Final de la Tierra" una magnitud que llegó a ser perceptible por los sentidos.

El faro fue construido en 1853. La torre, de piedra, tiene una base octogonal, que termina en una repisa sobre la que descansa un balcón. Arriba hay una cúpula con una linterna poligonal. La torre mide 17 metros y la luz del faro, por su situación a 143 metros sobre el nivel del mar, llega a más de 30 millas náuticas.


El faro de Finisterre es el lugar más visitado de Galicia después de la Catedral de Santiago. Podría decirse que Finisterre marca el confín d e la “Costa da Morte”, y que a partir de aquí empiezan las “Rías Baixas”.

Esta costa fue el escenario de grandes naufragios, como el de 1870 cuando un barco con 482 personas se hundió. Fue el caso más triste de esta “Costa da Morte”.

Desde la localidad de “Fisterra” es muy sencillo llegar hasta el faro: hay que seguir una carretera interior, paralelamente al mar, hacia el sur, durante unos dos kilómetros (podemos ir siguiendo a los peregrinos que se encaminan hacia allí). No es imprescindible ir en coche desde el pueblo, es incluso más recomendable dar un paseo para poder disfrutar de los espectaculares paisajes. 

Después de pasar mil tenderetes que venden recuerdos del faro, del Camino de Santiago y de Galicia, en general, unos metros antes de llegar al faro nos encontramos con el singular edificio llamado “El Semáforo”, construido en 1879, que es un pequeño hotel de turismo rural. No hemos tenido ocasión de alojarnos allí, a pesar de lo encantador que tiene que ser dormir tan cerca del mar, y con esas espectaculares vistas.

Desde el faro y mirando hacia el oeste podemos observar la “Pedra do Centulo”, enorme roca, casi un islote, cerca de la cual se hundieron muchos buques. 


Según la tradición, en el llamado “finis terrae”  se  realizaban ciertos ritos para llegar a la purificación espiritual: se quemaban las ropas para deshacerse de todo lo material que nos lastraría en el comienzo de una nueva vida. Es costumbre hacerlo al lado de una bota de bronce situada detrás del faro; y ver la puesta de sol como símbolo de la resurrección del alma.

Junto al Faro, en las rocas que asoman al mar, se pueden observar indicios de pequeñas hogueras con restos de ropa y calzado carbonizados. Incluso, si vais al atardecer, es muy probable que coincidáis con algún peregrino que se encuentre en ese mismo momento reduciendo a cenizas sus pertenencias.

El rito se realiza  como símbolo de la renovación interior que todo peregrino sufre en el Camino de Santiago. Se quema lo viejo para dar entrada a lo nuevo. Finisterre es un lugar de finales, pero también de comienzos.

viernes, 6 de noviembre de 2015

DE CORCUBIÓN A FISTERRA


La salida de Corcubión se realiza junto a la iglesia de San Marcos.  Tomamos las escaleras de la derecha y por la calle de las Mercedes vamos hacia el campo del Rollo, que tiene un parque infantil. En este punto ascendemos por una calzada, siguiendo un riachuelo que fluye entre las rocas y que nos gratifica con unas bonitas vistas de Corcubión y Cee.

La ruta asciende una loma y hay que emplearse a fondo para superar la corta pero exigente rampa que sube hasta el campo de San Roque, donde se encuentra un albergue, y la aldea de Vilar. Más adelante, tras cruzar la carretera, tomamos un camino que desciende nuevamente hasta la AC-445.

Caminando casi siempre por el arcén pasamos Amarela y después Estorde. A la entrada de Sardiñeiro dejamos un trecho la carretera para regresar después a ella, y la abandonamos a la altura de la rúa Nova. En Sardiñeiro se acaba volviendo a recuperar las vistas del mar.



Sardiñeiro tiene una playa en un entorno urbanizado, con un paseo marítimo reciente, construido en madera, y con un pequeño y cuidado parque. La playa tiene forma de concha, con base de arena de color blanco. Hay servicio de vigilancia de la Cruz Roja durante el verano, y presencia de Policía que patrulla la playa.

Nos despedimos de esta localidad por un agradable tramo, que fue Camino Real. Finaliza este tramo en un mirador sobre Fisterra y el Cabo de Finisterre. Tras cruzar de nuevo la carretera descendemos súbitamente para rodear la cala del Talón. Otro breve tramo de carretera conduce hasta Calcoba, donde brota el extenso arenal de Langosteira.

En Calcoba muchos peregrinos deciden recorrer este camino a pie de playa, un recorrido más auténtico, aunque el camino oficial avanza tras las dunas. Recorrer la playa de la Langosteira se convierte en un último trámite suave y agradable. En verano es sumamente difícil evitar la tentación de tenderse en la playa, tomar el sol y jugar con otros compañeros peregrinos...

La playa de Langosteira,  de casi 3 km. de longitud, es la playa más turística del municipio de Finisterre, y sin duda la más visitada de la Costa de la Muerte. Cuenta con multitud de servicios: paseo marítimo, accesos para minusválidos, y una riqueza marisquera y natural de gran importancia “el longueirón”. 


En su honor se celebra “La Fiesta del Longueirón”, con casi veinte años de historia. Esta fiesta gastronómica, que se ha colocado entre las más importantes de Galicia, sirve para hacer propaganda de la joya culinaria del municipio, este molusco parecido a la navaja y que se recoge en las playas del fin del mundo.  Se celebra la fiesta el primer fin de semana del mes de agosto.

Al pie de la playa encontramos la casa que perteneció y fue lugar de veraneo de Camilo José Cela. Muchos peregrinos del camino en Santiago atraviesan esta playa para llegar hasta el final de su peregrinación, el cabo Finisterre.

Según la tradición, los peregrinos completan realmente el camino cuando llegan al cabo y queman la ropa que utilizaron durante el trayecto, ritual que simboliza el inicio de una nueva vida. Se cree que su origen enraiza con una costumbre pagana, previa a la cristianización, que llevaba a contemplar la puesta de sol donde acababa la tierra, el “Finis Terrae” romano.

Acabada la playa de la Langosteira se llega ya a la población de Fisterra. Se accede a ella por el barrio de San Roque y se pasa junto a la cruz de Baixar, un crucero de granito del siglo XVI. En el anverso está representado Cristo crucificado y en el reverso María Inmaculada con el niño Jesús. Por la calle Santa Catalina se llega a la calle Real, donde está el albergue público y donde nos darán la Fisterrana.


Son pocos ya los metros que nos quedan hasta el albergue, que se encuentra céntrico, justo al lado del puerto, de llamativo color azul claro, el albergue de la Xunta está regentado por Begoña, la hospitalera. Hay muchos otros albergues privados también.

Tras el albergue pasaremos junto a la capilla de Nuestra Señora del Buen Suceso, iglesia barroca de 1743, situada en la plaza de “Ara Solis”. El crucero de esta iglesia muestra a Cristo crucificado y a la Virgen del Socorro.

lunes, 5 de octubre de 2015

CEE Y LA RÍA DE CORCUBIÓN


Cee se halla en el lugar donde se une la carretera de A Coruña a Fisterra con la de Cee a Tui, que recorre toda la costa occidental gallega sin apartarse del litoral, hasta A Guarda y Tui. 


La ciudad
       
La población, de 7.197 habitantes, se ocupa principalmente en la pesca, la industria, la agricultura y el comercio. Las industrias principales son la fábrica de Carburos Metálicos de Brens y la construcción de barcos de pequeño tonelaje.

La ría

A ambas orillas de la ría se van acortando distancias entre las villas de Cee y Corcubión, sobre todo después de la creación del barrio de A Seca, en terrenos ganados a la propia ría. El desarrollo demográfico lleva camino de trasformar el conjunto urbano en una pequeña ciudad.

La ría lleva el nombre de Corcubión por haber residido en esta villa desde tiempos históricos la capital de la jurisdicción, pero la mayor parte de su costa, en la orilla meridional, pertenece al municipio de Cee. Suelen designarse como límites la península de Quenxe, y O Pindo (Carnota).

Un poco de historia

Hay abundante documentación de Cee en el siglo XVI. Tenía una considerable importancia la pesca, especialmente la de cetáceos. Fue entonces cuando se construyó la iglesia, en estilo gótico tardío. La iglesia fue reconstruida después del destrozo provocado por los franceses, pero conserva algunas partes de aquella edificación primitiva.

Cultura y ocio

La villa de Cee, en claro momento de desarrollo y expansión, se ha convertido en el centro natural de la comarca, suplantando en este sentido a la histórica Corcubión. Ha sabido además conservar el encanto de las antiguas casas de piedra, de las estrechas calles de irregular trazado con hermosos y bien cuidados callejones. Sobresale, como nota típica, el hecho de mantener en pie muchos hórreos de piedra, dentro del núcleo urbano, cuando normalmente este elemento constructivo sólo se da en el ambiente rural.

Iglesia Parroquial

        
La iglesia parroquial fue reedificada en el siglo XIX, pero conserva la capilla mayor y su bóveda de arco apuntado de la primitiva construcción ojival, de supervivencia gótica, del siglo XVI. La fachada principal y las dos torres se construyeron en 1878. 

Castillo del Príncipe
   
En la parroquia de Ameixenda, emparejado con el castillo del Cardenal de Corcubión, se construyó en el siglo XVIII el castillo del Príncipe. Fue proyectado por el ingeniero Llovet y terminado por el francés Carlos Lemaur, con objeto de defender la ría, Estaba provisto de 88 hombres y 12 cañones. Perdido su valor estratégico, fue adquirido por particulares que lo convirtieron en residencia veraniega privada. El príncipe a que se refiere su nombre es el que luego sería rey de España con el nombre de Carlos IV (1788-1808).

Playa de Estorde
       

El municipio de Cee es irregular, sus límites son algo arbitrarios y no responden a una unidad geográfica definida. Pertenece a las tierras costeras del área fisterrana, aunque las altas lomas próximas lo protegen de las inclemencias provenientes de los vientos del mar abierto.

En sus alrededores está el pequeño enclave de Estorde, playa segura y tranquila, al abrigo del arco fisterrano. El clima de Cee es templado y húmedo, propio de la costa noroccidental gallega.

Corcubión

Corcubión está en la más alta de las Rías Baixas, posee las características de estas y anuncia las propias de la costa más al norte. Así, esta tierra de transición conjuga en perfecta armonía el sosiego y la calma de las Rías Baixas y la bravura y la naturaleza viva características de la Costa da Morte.

El Municipio de Corcubión es uno de los más pequeños de Galicia, en extensión, y tiene una población de unos 2000 habitantes. Está constituido por dos parroquias, San Marcos de Corcubión (zona urbana) y San Pedro de Redonda (zona rural).

Orígenes de Corcubión

Los orígenes de Corcubión son antiguos. La procedencia del nombre de la localidad indica que este territorio estuvo poblado desde época anterior a los romanos. Los restos de castros existentes, entre los que destaca el castro de Quenxe, son vestigios vivos de este pasado.

El puerto de Corcubión tenía importancia desde tiempos romanas. Los cronistas clásicos mencionan que la población pertenecía a la tribu celta de los nerios. Los romanos llegaron a Fisterra (Finis Terrae) donde se situaba el Ara Solis, y se asentaron en la zona. Numerosos de vestigios arqueológicos dan fe de la presencia romana en Corcubión.

Iglesia de San Marcos


El núcleo primitivo de Corcubión tuvo su origen más al interior de su ubicación actual. A partir del siglo XIII, cuando los piratas dejan de llegar a sus costas, la población comienza a instalarse al lado del mar y se construye la iglesia parroquial de San Marcos.

Últimos tiempos

A partir de la Edad Media comienza a conocerse bien la historia de Corcubión, cuando pasa a depender de los Condes de Trastámara. El antiguo pazo de los Condes es testigo de esta etapa. Posteriormente pasó a depender de la casa de Altamira.

A partir del siglo XVIII se instalan industrias de salazones con capital de familias nobles y burguesas catalanas, actividad que se consolidó en el siglo siguiente. En la ría de Corcubión está documentada su presencia desde el año 1755. Para defender la ría ante ataques del exterior se construyó en el siglo XVIII el Castillo del Cardenal, fortificación que formaba pareja con el Castillo del Príncipe, en Cee.

A principios del siglo XIX el pueblo de Corcubión luchó contra la ocupación francesa. En respuesta a esta resistencia, los ejércitos franceses incendiaron y saquearon la villa. En la segunda parte del siglo XIX y principios del XX Corcubión tiene un nuevo resurgir que se refleja en la contrucción de varios edificios modernistas.


En el siglo XX, Corcubión sufrió la emigración como el resto de Galicia, principalmente a Buenos Aires. Durante la época de la República y la Guerra Civil, Corcubión, junto a la vecina villa de Cee, fue uno de los núcleos máis activos de la zona debido al movimiento obrero que se organizó en torno a la fábrica de carburos, canalizado a través de la CNT y la UGT.

En la actualidad Corcubión es cabeza de partido judicial y concentra la mayoría de los servicios administrativos del extremo occidental galego, sigue viviendo de la pesca y del marisqueo pero también de la industria, la construcción y sobre todo del sector servicios que ocupa el 70% de la población activa.     

miércoles, 23 de septiembre de 2015

DE OLVEIROA A CEE


Descendemos la calle del albergue y giramos a la derecha para salir de Olveiroa por una pista asfaltada, junto a un lavadero. A la altura del mojón 34,558, se tuerce a la izquierda para cruzar un arroyo y tomar una senda que desemboca en otra pista que se dirige al embalse do Castrelo, en el río Xallas.

Tras una curva tomamos, por la derecha, un camino que sube hacia una línea de aerogeneradores. Más adelante dejamos este camino y avanzamos por la ladera de la montaña paralelamente al río Xallas, que fluye encajonado por una tupida vegetación. Hay unas vistas espectaculares del río desde este lugar. Bajamos hasta Vao de Ripas, donde cruzamos el “rego de Hospital” por un puente de piedra. Subimos una empinada cuesta y entramos en Logoso, aldea situada en las laderas del monte Castelo. 


Entramos en el albergue de Logoso y tomamos un café y unos bocadillos. Atravesamos esta localidad y abordamos una subida al Monte Sino, que nos conduce hasta la aldea de Hospital, donde existió un antiguo hospital de peregrinos que fue destruido por las tropas napoleónicas. Allí cogemos la carretera CP-3404. A los pocos metros de la carretera hay un bar a mano izquierda, donde también pueden avituallarse los caminantes. Pasado el bar acortamos un trecho por la carretera antigua para desembocar en la rotonda donde se encuentra el mojón que bifurca los caminos a Fisterra y Muxía .

Continuamos por la izquierda, en dirección a Fisterra. El camino de la derecha conduce a Dumbría y Muxia. Pasada una antigua fábrica de carburos de Ferroatlántica, que siempre echa humo por su chimenea, dejamos la carretera por la derecha para tomar una pista  en buen estado, rodeada de un paisaje de tojos, pinos y eucaliptos. El camino va por el alto de Buxantes, pasando al pie del petroglifo de “Pedra Ancha” donde, según la tradición, habitaba el “vaker” o monstruo que devoraba a los peregrinos.
 

Esta ruta nos conduce hasta el crucero de Marco do Couto, donde como en otros célebres lugares del Camino, los peregrinos suelen dejar una piedra cogida por los alrededores. 

Continuamos por un terreno similar hasta la ermita de Nuestra Señora de las Nieves. Allí hay un merendero donde podemos hacer un alto en el camino. Después recorremos el repoblado monte do Lousado por cómodas pistas hasta la ermita de San Pedro Mártir, en la parroquia de Pereiriña. Manuel Vilar cita que "la construcción puede estar relacionada con el monasterio de Santa Tasia". 


Prolongamos la caminata hasta el cruceiro da Armada, que podemos observar a mano derecha. Desde allí ya se puede ver el Cabo Fisterra bañado por el Atlántico.Tras el crucero sobreviene un empinado descenso, con vistas a la ría de Corcubión, que conduce hasta Camiños, Chans y Cee, lugares donde hay opción de finalizar la etapa gracias a la apertura de varios albergues privados.

El itinerario conduce por el Campo Sacramento y rúa Magdalena hasta el centro de Cee, donde se encuentra la iglesia de Santa María de Xunqueira, del siglo XVI y con capilla mayor de estilo gótico. Cee estuvo poblada en la antigüedad por los Nerios. Hacia el siglo XII fue una pequeña villa agrícola y en los tiempos actuales es el municipio más grande de la Costa da Morte con cerca de 8.000 habitantes.


sábado, 5 de septiembre de 2015

DE SANTA MARIÑA A OLVEIROA


Salimos de Santa Mariña y trescientos metros después del albergue dejamos la carretera general por la derecha y cogemos una pista vecinal asfaltada que sube poco a poco hasta Bo Xesús, pequeña aldea de dos casas, por donde pasó Domenico Laffi en 1673. Hasta aquí llegaron las tropas de Napoleón camino de Cee y Corcubion. De Bo Xesús el camino sigue hacia Gueima. Desde esta aldea superamos otro buen repecho hasta llegar a Vilar do Castro.

En esta zona el Camino ha sufrido una alteración debido a la propiedad de un terreno. En la actualidad ya no es posible subir al histórico Monte Aro por lo que éste se rodea por la derecha, ascendiendo su vertiente norte. En el posterior descenso, convertido en tranquilo paseo, se ve una bella panorámica de los valles del Xallas.

El Monte Aro es un punto emblemático en el Camino de Santiago a Finisterre porque domina estas tierras llanas que conforman la “Terra de Xallas”. Seguimos por el camino de la derecha y podemos ver en la lejanía el embalse de Fervenza, construido en la década de los 60 del siglo XX. Hoy es escenario de una multitudinaria fiesta veraniega.

El embalse de Fervenza es uno de los más grandes de Galicia por su extensión. Fue construído en 1966 y  abarca 1250 hectáreas, en  los concellos de Dumbría, Mazaricos, Vimianzo y Zas. La presa tiene una altura de 27 metros y una longitud de 127. El volumen de agua embalsada puede llegar hasta los 104 hectómetros cúbicos.

Su construcción cambió la vida de los habitantes de estas comarcas, anegó grandes valles y extensas áreas de cultivo.  El volumen de agua embalsado varió el clima de la comarca ligeramente, aumentando la humedad y formando grandes bancos de niebla con frecuencia. Entre el embalse y la desembocadura en el mar, en forma de cascada del río Xallas se encuentran tres presas hidroeléctricas: La de Puente Olveira, la de Castrelo y la de Santa Uxía.

No salimos de la carretera vecinal, aunque unas flechas nos indican el camino de Lago. Pasamos posteriormente por Campo Valado, Porteliñas y Abeleiroas. En este último lugar nos indican seguir hacia Corzón por la actual carretera o desviarnos a “A Picota”, capital del Concello, que está a 2 km, donde podemos encontrar todos los servicios que pueden precisar los caminantes.

Junto al desvío hacia el mirador de Corzón giramos a la izquierda y nos aproximamos hasta la iglesia parroquial de San Cristovo de Corzón, una sobria construcción rural con elementos que van desde el estilo arquitectónico románico hasta el neoclásico. En lugar de entrar en San Cristovo de Corzón giramos a la derecha para tomar una carretera más relevante y llegamos al puente sobre el río Xallas que divide los Concellos de Mazaricos y Dumbría.

Poco después de sobrepasar el puente el peregrino, ya sediento, localiza un  complejo con albergue y restaurante, “O Refuxio da Ponte”, con jardín y mesas exteriores, que sirve comidas y avituallamientos a lo largo de todo el día. Enfrente, al otro lado de la carretera, los caminantes disponen de mesas para comer al aire libre.

En este mismo lugar, en 1809, los labriegos gallegos intentaron sin éxito frenar el avance de las tropas francesas. Al otro lado se encuentra Ponte Olveira, donde hay una cafetería-restaurante con un albergue que dispone de un pequeño jardín donde poder acampar.

Hasta el final de la etapa quedan unos 25 minutos. Hay que seguir la carretera, ya sin pérdida, y desviarse hacia el centro de Olveiroa. A la entrada se encuentra el albergue privado Hórreo. En el centro de la localidad está el albergue  público. Este último está distribuido en varios edificios: las antiguas escuelas, casas particulares, varios hórreos, un merendero y el local de la recepción.

Olveiroa, es una aldea de hórreos centenarios que desde hace una década apostó por el Camino y por rehabilitar sus construcciones. En la actualidad es un núcleo renovado, con un patrimonio restaurado y enfocado a los peregrinos.