El núcleo urbano de Ponte Maceira es uno de los más inmortalizados por los relatos de los peregrinos del Camino de Fisterra. Se halla dividido por el río Tambre, que sirve de separación entre los ayuntamientos de Ames y Negreira.
El viajero pasa en su caminar junto a casas cuidadas, presididas por la que fue la más importante, con un reloj de sol en su fachada. Deja a su derecha el restaurante Ponte Maceira, rehabilitado sobre un antiguo molino, desde cuya terraza se podrá apreciar la belleza del conjunto que conforman la piedra y el agua en sus alrededores.
A continuación atraviesa el “Ponte Vella”, el conocido puente, que antaño fue el único paso del río Tambre en bastantes kilómetros. De ahí su importancia, ya que durante la Edad Media permitía salvar el río y enfilar desde Santiago hacia la Costa da Morte.
Pasado el río Tambre, el viajero puede apreciar la belleza del poblado de época medieval, restaurado con buen gusto y apropiadas intervenciones arquitectónicas en viviendas, algunas de las cuales cuentan con escudos renacentistas.
En el lugar se localizan la capilla de San Blas, del siglo XVIII, dos molinos de agua rehabilitados, algún pombal de planta circular, hórreos y, a mano derecha, el imponente pazo de Baladrón, de propiedad particular, construido entre 1945 y 1955, con aspecto modernista que se adapta a la armonía del lugar.
El peregrino se encamina ahora hacia la comarca de “A Barcala”, de gran producción láctea y de carne de vacuno, ubicada a dos kilómetros de Ponte Maceira. Primero por un camino asfaltado y luego por un sendero de tierra, que avanza paralelamente a la ribera del río Tambre, entre una “carballeira”, el caminante pasa por debajo del arco de “Ponte Nova”, y poco después, bajo el viaducto de la carretera AC-450, que tiene intenso tráfico.
Poco después, en Outeiros, el caminante debe afrontar un tramo por la carretera AC-450, que le conduce hasta Barca. En este lugar atravesará el pequeño núcleo urbano y después volverá a cruzar la carretera para afrontar, en ascenso, la llegada hasta Chancela. La diversidad de anuncios de albergues y servicios para caminantes ya desvelan la llegada a Negreira y el inminente fin de etapa.
En lo alto se deja a mano izquierda el “Pazo da Chancela”, llamado también “Casa do Capitán”, de propiedad privada, que tiene una torre almenada del siglo XIV. Toda la finca está rodeada de una muralla de piedra. Pocos metros después, se produce el desvío hacia la aldea de Logrosa, un lugar con castro y con albergue privado para peregrinos.
El Camino de Santiago, la vía milenaria, continúa de frente hasta desembocar en la avenida de Santiago de Negreira, donde se concentran la mayor parte de los servicios y alojamientos para caminantes. Para llegar al albergue público hay que continuar aún un pequeño tramo del recorrido, ya que se encuentra a la salida del núcleo urbano.
Se sigue por esta calle y se gira hacia la izquierda para continuar por la carretera de San Mauro, pasando por debajo de uno de los arcos del “Pazo de Cotón”. Hay que cruzar un puente sobre el río Barcala y aproximarse hasta el albergue por una carretera en ascenso.
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