Salimos de Finisterre y volvemos a Cee por la carretera del Interior. Desde esta localidad tomamos la carretera de Muros, por la costa, hacia el sur, camino de Ezaro, en la desembocadura del río Xallas.
Ézaro es uno de los lugares mágicos de Galicia, en un rincón de la “Costa da Morte”. Es un pequeño pueblo costero junto el famoso Monte Pindo, donde podremos disfrutar del famoso Mirador y de la Cascada del río Xallas y su magnífica playa.
Desde el mirador podremos observar un pequeño embalse de la central hidroeléctrica, el pueblo del Pindo y su pequeña ría. Al frente, a la derecha, todavía puede verse en la lejanía, el Cabo Fisterra (Finisterre).
La subida al mirador tiene bastante pendiente. Podemos encontrarnos después de una curva muy cerrada un desnivel de 28 o 30 % durante unos 200 metros. Muchos coches se han quedado "calados" y cuesta mucho arrancar con esa pendiente. Al bajar hay que tener mucho cuidado porque la carretera es estrecha y con muchísima pendiente.
Desde Fervenza de Ezaro, al nivel del mar, continuamos hacia el sur hasta Carnota, con su larga playa de más de 7 Km. de longitud, considerada la más larga de Galicia. Tiene una zona de marismas y dunas, que da cobijo a gran variedad de aves migratorias.
Siguendo la costa se entra en la ría de Muros y Noia. Muros se encuentra al norte de la ría, escondido al pié del monte Louro, y Noia al este y al final de la ría. Los orígenes de Muros e Noia se remontan a la Edad Media. Ambas conservan un casco histórico que habla de un pasado señorial ligado al mar y a la piedra: casas blasonadas, rúas porticadas, iglesias y plazuelas.
Llegamos a Muros a media mañana y toda la carretera, junto a la playa está invadida por un mercadillo. Creemos que no podremos aparcar, aunque la suerte nos depara un pequeño lugar casi al final de la ciudad. Retrocedemos entre las tiendas y nos acercamos a la zona céntrica de la localidad.
Muros es una inesperada mezcla de arquitectura popular y señorial. En sus plazas, calles, arcos y soportales, conviven antiguas casas de pescadores con palacetes góticos. Esta original estructura urbana y el interés arqueológico de su patrimonio le valieron en 1970 la declaración de Conjunto Monumental Histórico-Artístico.
Destacan los soportales marineros típicos de sus viviendas, bajo los cuales antiguamente se arreglaban los aparejos de pesca y se salaba el pescado. Existen casas de este tipo por toda la zona histórica. Construidas con grandes sillares de piedra, cuentan con amplias galerías porticadas en la parte baja y con balcones corridos en las plantas superiores.
En las dos plazas más singulares del pueblo entre las calles Real, Axesta y el Paseo de la Marina: Santa Rosa, con su bello crucero del año 1789, y Pescadería Vieja, en donde se encuentra una curiosa fuente de cantería y numerosas tabernas.
Entre sus monumentos destacan la Casa Consistorial, el Mercado de Abastos y el Arco de Don Diego. Además, hay otros sitios de Muros que también merecen una visita como, por ejemplo, el Santuario de la Virgen del Camino o la antigua Colegiata de Santa María, cuyo nombre actual es la Iglesia de San Pedro.
Tomamos unas tapas en una de las tabernas típicas, en cualquiera de las calles que salen a la playa y continuamos hasta Noia, que cuenta con diversos monumentos de un peculiar estilo gótico. Su casco histórico está declarado Bien de Interés Cultural.
Noia se encuentra a 36 kilómetros de la ciudad de Santiago de Compostela. La zona antigua es uno de sus principales atractivos. En ellla encontramos tres construcciones religiosas que destacan entre las demás: La iglesia de San Martiño, la de Santa María a Nova y el convento de San Francisco.
La iglesia de San Martiño es un ejemplo del llamado gótico marinero, de los siglos XV y XVI, de nave única con contrafuertes, cabecera sobre bóveda de crucería y fachada con rosetón. Tiene dos torres, una de dos cuerpos con remate piramidal y la otra de un solo cuerpo decorada con un reloj. También tiene retablos con tallas obra de Ferreiro y Fabeiro, e imágenes policromadas en el interior.
La iglesia de Santa María a Nova, del siglo XIV, pertenece también al gótico marinero. Es uno de los monumentos religiosos e históricos más representativos da villa de Noia. Está construída sobre otra más antigua, del siglo XII. Fue declarada monumento histórico artístico en 1973, y está actualmente dedicada a Museo.
El convento de San Francisco es gótico-renacentista, de principios del siglo XVI.
realizado gracias a las donaciones de las familias de Noia. Sus escudos pueden verse tanto en el exterior y en el interior del convento. En el antiguo solar del convento se ha levantado en el siglo XX el Palacio Municipal, aprovechando piezas de otras construcciones antiguas.
En la parte más elevada de Noia se encuentran los restos de la Fortaleza de Tapal y las antiguas murallas medievales. Junto a ellas está el Pazo de los Churruchaos, una de las numerosas casonas solariegas o pazos de origen gótico con los que cuenta la villa, como la “Casa da Xouva” o el Pazo Dacosta, entre otros.